Capítulo 888
Gabriela sonrió y dijo: —Gracias.

Agradecía sus buenos deseos.

Aunque vivir hasta cien años parecía mucho.

Aún así, deseaba envejecer junto a Rodrigo.

Santiago, viendo que Gabriela no estaba del todo cómoda, dijo a los familiares: —Ya la han visto, si no hay nada más, ¡deberíamos irnos!

—Está bien, está bien —respondieron los familiares. Al irse, no olvidaron decirle a Gabriela. —Eres la mejor médica que he conocido.

¿La mejor médica?

Esas palabras conmovieron a Gabriela.

Parecía que todo su esfuerzo valía la pena.

Después de que se fueran, Gabriela, mirando la pancarta en sus manos, preguntó a Rodrigo: —¿Qué hago con esto?

—Por supuesto que la colgaremos, es tu medalla de honor —dijo él.

Gabriela alzó la vista hacia él: —No estás burlándote de mí, ¿verdad?

—Claro que no —él la abrazó. —Estoy orgulloso.

—¿De verdad? —Gabriela no sabía que él podía sentirse orgulloso de ella.

Rodrigo frunció el ceño: —¿No crees lo que digo?

Gabriela se quedó sin palabras.

¿Podía decir que no creía?

Creo
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