Capítulo 885
Rodrigo se quedó atónito.

Le dio unas palmaditas suaves en la espalda y le dijo: —Estás ebria, no hables tonterías, tranquila, te llevaré a casa.

—No.

Gabriela se aferró a su cintura sin soltar, enterrando su rostro en su pecho: —No entiendes.

Rodrigo le preguntó, mirándola fijamente: —¿Qué es lo que no entiendo?

—No me atrevo a decírtelo —su voz sonaba amortiguada y algo ronca.

Rodrigo se volvió hacia Águila y le dijo: —Entra a la casa primero.

Águila respondió: —Sí.

Y se dirigió hacia el interior.

—Me siento mal —dijo Gabriela, abrazándolo aún más fuerte.

Rodrigo le preguntó suavemente: —¿Quieres vomitar?

Gabriela negó con la cabeza en su abrazo: —Me siento mal en el corazón.

Rodrigo, percibiendo que ella tenía algo en mente, preguntó en voz baja: —¿Por qué?

De repente, Gabriela levantó la cabeza.

Lo miró fijamente.

—Uh...

De repente, su estómago revuelto.

Rodrigo no tuvo tiempo de sacarla.

Fue cubierto por su vómito.

Ese olor...

Rodrigo, resignado, se llevó la mano a la frente.

Debe
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