Capítulo 878
¡Joan se sintió golpeado con una fuerza fuerte en su corazón y mente!

¿Era necesario herirlo tan profundamente?

Felipe parpadeó y dijo: —¿Por qué no vas también? Después de comer podemos volver a terminar el trabajo.

—¡Lárgate! —Joan no iba a buscar más dolor.

¿Sería él el único sobrante en la mesa?

¿No sería eso extremadamente incómodo?

Felipe sugirió: —Date prisa en encontrar una mujer, así no estarás soltero.

Joan respondió: —¡El señor Lozano tampoco tiene más hermana!

Rodrigo se giró y lo miró con una mirada fría y distante, mezclada con un toque de frialdad: —¿Qué estás diciendo?

Joan rápidamente sonrió: —No dije nada.

Y se fue corriendo.

En ese momento, se abrió la puerta del ascensor.

Rodrigo entró, seguido por Felipe.

De pie en el ascensor, Rodrigo dijo: —Deberías molestar menos a Joan.

Felipe pensó que no había hecho mucho.

¿No era todo lo que decía la verdad?

—Tiene la cabeza dura, no lo vuelvas loco.

Felipe se quedó sin palabras.

¿Se moriría Joan de rabia si escuchara eso?

F
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