Tengo un nudo en el estómago, desconozco si es por los nervios o por las expectativas de
esta noche. Sí, es totalmente por eso. Lo confirmo, son las expectativas que nublan mimente.Estaciona frente a un gran edificio.Me surge la intriga por saber si se trata de algún hotel suyo.—Hemos llegado —me informa en voz baja.Su mirada se intensifica; la mitad en la oscuridad de la noche y la otra mitad iluminadapor las luces del tablero del coche y las luces de la calle. Se desabrocha el cinturón y yo loimito. Estoy nerviosa. Él me intriga muchísimo.Apaga el coche, sale de él, no sin antes dedicarme sonrisa cálida, y lo rodea con unagran elegancia. Abre mi puerta, me coge de la mano y me ayuda a salir de él. Todo uncaballero.La acera está mojada debido a la lluvia de hace unas horas, las palmeras que estánposicionadas en medio de la calle se agitan un poco y las luces de la entrada al gran edificiome sacan de toda oscuridad.Se levantNo sé cuál es el detonante para que mi identidad salga a la luz en plena cita con un tipo quees capaz de mojar mis bragas con tan solo ponerme los ojos encima.La única iluminación es la chimenea chispeante, que imana su calor de una formaagradable. Estoy a la luz del fuego. Una iluminación divina, pero cruelmente dolorosaporque recordé quién soy.Culpo al fuego, y no sé por qué.—Soy una joven que fue criada por dos ancianos luego de ser abandonada en ungranero por mi madre biológica, la diosa Artemisa. Apenas mis abuelos fallecieron, unamujer llamada Beatriz, hija de estos, me convenció con un juego de palabras que ella era mimadre biológica terrenal. Fue fácil hacerle creer a una niña de nueve o diez años eso,porque, claro, ¿cómo defenderme diciendo que yo era hija de una persona que no existía enesta tierra? Fue tanta su insistencia que falsificó unos papeles de ADN para tenerme a sumerced y para que el estado le abalara mi tutela. Qu
Tener sexo toda la noche con Matt me llevó a plantearme si realmente es la primera vezque experimento tener relaciones. No me duele nada. Imaginé que ocurriría como en laspelículas y los libros: dolor, incluso sangrado. Pero nada de eso ocurrió. No es que estépreocupada por eso en particular, sino que lo que más me inquieta es la idea de que quizáno era virgen. Temo no recordar mi primera vez, si es que la tuve.Al borde de no dormir y ver el amanecer resplandecer desde el ventanal gigantesco de lahabitación, me encuentro despejada en la cama del enigmático Matt Voelklein. Giro el rostropara verlo; está sereno. Duerme con el rostro pegado a su almohada de un tono verdeoscuro, por debajo de ella tiene su brazo y el otro me abraza por encima del vientre. Comoestá de cara a mí, tengo la oportunidad de examinarlo bien por primera vez en mi vida. Su hermoso rostro parece más joven y relajado, como si no hubiera conciliado el sueño haceya tie
¿Qué pasaría por tu mente si de la noche a la mañana te enteras de que tienes un maridoguapísimo y una vida que no recuerdas?Porque yo, si soy franca, soy un manojo de nervios con un manuscrito contra mi pecho.Estoy ante un hombre hermoso con signos de llanto que está agachado frente a mí con sus rodillas flexionadas y con sus manos en mi regazo. Me observa con tristeza y granpreocupación.Solo he visto la faceta fría y calculadora de Matt, y hoy, ante mí, tengo a un hombrevulnerable con una desesperación que me ablanda el corazón.—Dime, por favor, que me crees, Amy —me suplica en un susurro.No soy capaz de decir nada. Lloro asustada con toda esta situación abrumadora.—Sí. Debo ir a trabajar —logro excusarme en voz baja.Cierra los ojos con gran pesar y asiente con la cabeza.Me levanto de la silla con la intención de salir del despacho. Necesito espacio. No puedodejar de llorar.¿Por qué fueron tan crueles los dioses como para
Si se trata de una fiesta en plena noche y el clima está bastante fresco, es mejor elegir unvestido de manga larga blanco con cuello de encaje del mismo tono en corte V y un cinturóndorado ajustado en mi cintura. La parte de la falda está compuesta por volados biendefinidos. Aunque es algo corta, estiliza mis piernas. Lo conseguí en una tienda. Me saliócarísimo, pero vale la pena si Matt me llevará a una fiesta. Además, tengo la intuición deque es algo importante.Quiero estar bonita y presentable.Mientras me alisto colocándome una gargantilla y unos zapatos que hacen juego con elvestido, observo el manuscrito sobre mi escritorio junto a la computadora.Se me instala un nudo en el estómago.¿Yo escribía con Matt en mi tiempo libre? ¿Por qué se tomó la molestia de imprimirlo?¿Acaso fui yo la que lo hizo en algún tiempo atrás? Dios, me da pavor pensar que él ya leyómis escritos.Me dejo caer en la cama bocarriba. Mi techo está tan blanco
No sé por qué se me ha cruzado por la cabeza decirle al hermano de Matt que es mi novio.Creo que fue por la desesperación de la ocasión. Jamás creí que diría que un hombre tanguapo como Matt es mi pareja.Me siento nerviosa.¿Cómo me he atrevido a decir algo así? Sé qué él es mi esposo en algún recuerdolejano, pero por el momento me siento una completa desconocida, incluso me sientoofendidísima porque él no me ha dicho que aquella es su fiesta de cumpleaños. Dios mío,no le he dado un regalo. Me siento mal y culpable. Quiero regañarlo por no avisarme.—Cariño —se acerca un poco y posa su mano en mi espalda—, iré a charlar un rato conMax. No me tardo. —Me da un beso en la mejilla.Max se despide de su mujer con un tierno beso.Ambos hombres se marchan y se pierden entre la multitud.La belleza masculina de los hermanos Voelklein me deja fascinada.—Disculpa el descaro de mi pregunta, pero ¿tú eres la hija de Afrodita? Eres bellísima—me
Me río a carcajadas con cada voltereta que Matt me da en el baile. Es un vals. La mayoríade las parejas bailan su compás. Un, dos, tres. Un, dos, tres.Matt es un tronco haciéndolo, pero puedo guiarlo a la perfección con mis manossujetadas a las suyas con los brazos algo extendidos. Dios, que hombre tan serio, apenasse mueve.—Matt, es la cuarta vez que me pisas —lo regaño entre risas.—Soy un asco para estas cosas —masculla molesto consigo mismo y mira a sualrededor—. Se me dan mejor otras cosas.—¿Acaso un hombre poderoso no puede bailar un simple vals? Que injusta es la vida.—No, pero puedo hacer que una chica sea mi novia sin siquiera pedírselo —contrataca yagacha la mirada para observarme a la cara.Trago con fuerza y aparto los ojos.«Mierda».—Me he precipitado, no se ilusione. Yo debería saber la fecha de cumpleaños de lapersona a la que estoy conociendo, ¿no cree? Digo, no me lo ha dicho. Pude haberlecomprado un regalo. A
—Siglos atrás, Perséfone, la hija de Zeus y Deméter, estaba recogiendo flores en unprado cuando Hades irrumpió por sorpresa y la raptó con su carro para que fuese su reinaen el Inframundo. Hermes actúa como psicopompo con la función de conducir las almas delos difuntos. Un psicopompo es un ser que en las mitologías o religiones tiene el papel deconducir las almas de los difuntos hacia la ultratumba, cielo o infierno. Hades, tras muchotiempo en su palacio, se sentía solo, puesto que ninguna mortal ni diosa quería vivir en unlugar tan oscuro y triste. Por ello, un buen día, o malo, según se mire, Hades empezó abuscar candidatas a reinas del Inframundo. Por supuesto, sin contar con su opinión. Así sefijó en una bella joven de nombre Perséfone, hija de su hermana, Deméter, diosa de laagricultura, entre otras cosas. Las fortalezas de Hades incluyen su riqueza de la tierra,especialmente los metales preciosos, persistencia y determinación. Sus debili
Enterraré a mi gata en medio de un bosque al final de Santa Mónica. La llevo dentro de unacaja blanca de cartón junto a una pala que me prestó Patrick y un crayón rosa para escribir“Ronny, te quiero” en la tapa.Lo hago mientras lloro.Estoy en estado de shock. La ira también está presente.No puedo creer que me despido de mi gatita, la cual le prometí que juntas tendríamosuna casa enorme cuando triunfara como escritora. Todos nuestros sueños hechos añicos,separadas por un maldito imbécil egoísta.Un cerdo egoísta al cual quiero bajo tierra, donde pertenece.El viento otoñal es molesto. Enfría las lágrimas espesas que manchan mis mejillas.Clavo la pala en la tierra con rencor.Una mano me la quita antes de clavarla de nuevo.—Permíteme, Amy —me dice Patrick con cariño.Le cedo el mango.Empieza a cavar un pozo lo suficientemente profundo como para enterrar a Ronny, miRonny.Recuesto mi espalda en uno de los árboles.—¿Un paro