AnyaIr a levantar más cuerpos se sentía como la más grande de las derrotas.No había otra forma de explicar la sensación que tenía al ver a la pareja joven dispuesta en el sueño como las parejas anteriores. Lo peor de aquello, era que la chica era muy parecida a mi hermana, tanto que me dio miedo imaginar encontrar el cadáver de Anne en el mismo estado.Algo dentro de mí se quebró lo suficiente como para querer llorar, pero había aprendido que mostrar debilidad y tristeza a la ligera era algo muy malo. Y las bestias jamás debían ser el público que lo viese.—Esto es…—Malo —respondí por Waira que se quedó petrificada al ver la situación—. Denle la vuelta a la chica para ver si todas las marcas coinciden.Con lo que estaba pasando, teníamos que asegurarnos de que todo encajaba exactamente igual con el mismo modus operandi. Aunque no me gustase la idea, teníamos que entender que había la mínima posibilidad de que algún imitador haya querido hacer las cosas divertidas para su cerebro re
KaelHabía estado demasiado distraído con todo lo sucedido y no me di cuenta de lo que estaba pasando hasta que escuché un grito de horror.—¿Qué rayos fue eso? —pregunté y Vagar frunció el ceño, hasta que se escuchó algo atrás.Agucé mis sentidos y pude dilucidar que eran sonidos claros de lucha y, por la forma de respirar, podía jurar que era Anya la que estaba en peligro.Bazir se puso en acción de inmediato y activó su hipersensibilidad; así fue como salí de la taberna con prisa. Un grupo de hombres me siguió, pero nos dimos cuenta de que el sonido no venía del frente de la taberna, sino de la parte trasera; entonces otro grito de ella se escuchó con mucha fuerza.—¡Anya! —grité y corrí rápido hasta los baños, que era donde se encontraba.Vi a un hombre encapuchado intentando huir con una cojera, mientras otro estaba tirado en el suelo unos pasos más allá de donde estaba Anya; sin embargo, lo que me dejó frío fue ver a Anya inconsciente, con sangre brotando de su pecho debido a que
KaelCinco días enteros pasaron con Anya inconsciente y mi lobo se estaba volviendo loco.No sabía explicar la clase de desesperación que Bazir tenía; era como si él supiera algo que yo no y eso me estaba alterando. Lo peor era que mi lobo era incapaz de hablar conmigo, de siquiera decirme algo.Fue mi hermana, quien medió con Merinus, la única loba que entró para entregarme algo de ropa y saber lo que sucedía con Anya.Waira también estimaba a Anya; no me había dado cuenta de qué tanto hasta ese día.—¿Por qué sigue inconsciente? —le pregunté a Merinus.—Su cuerpo se está regenerando solo —dijo la líder de las hechiceras y mi hermana alzó las cejas con sorpresa—. El arma sagrada hizo daño, el suficiente como para quedarse en su cuerpo en forma de sustancia y por eso su recuperación es lenta. De alguna forma, al anularse su poder sobrenatural, ella adaptó todo el mecanismo humano de su cuerpo para sobrevivir.—Todavía no puedo creer que esté viva —dijo Waira y Merinus asintió.Yo solo
Anya—Despierta, niña —dijo una mujer que no conocía y fruncí el ceño.Lo levanté y me di cuenta de que estaba en una especie de oasis, justamente dentro del agua, y una mujer alta, con el cabello blanco, estaba de espaldas a mí.—¿Quién eres? —pregunté con miedo.La mujer se giró y miré el rostro más hermoso que alguna vez había visto.Ella era la belleza hegemónica encarnada en la tierra; sin embargo, algo en esta mujer no era humano ni común. Se sentía como un sobrenatural y eso me puso en estado de alerta.—Tus trucos de cazadora no van a funcionar conmigo —dijo la mujer—. Y es triste que el sello ni siquiera te haya permitido acercarte a la verdad. No tienes idea de quién soy yo.Negué porque era verdad.No sabía quién era esa mujer ni dónde estaba yo.—¿Dónde estoy? —le pregunté de forma directa y ella sonrió.—Estás en mi oasis, en el lugar donde hago los bautismos especiales a las criaturas más increíbles que alguna vez he creado —dijo ella y yo fruncí el ceño.Miré el agua, el
Anya Las alas que colgaban de mi espalda se sentían muy pesadas.No las pude levantar, sino que las arrastré con dolor y fue difícil para mí levantarme del suelo, por eso miré a Kael preguntándome qué era lo que me estaba sucediendo.—Sí es un hada, mira sus hermosas alas —dijo la niña y mi cerebro tuvo un colapso.Caí inconsciente y cuando desperté, no tenía alas, pero estaba acostada sobre una calma de hospital. Todo se veía blanco, antiséptico y lo único a lo que me aferraba con fuerza era a la mano de Kael.—Gracias a la Diosa que ya despertaste, Anya.—¿Tuve otro sueño? —le pregunté y él negó.—No, lo que sucedió fue muy real. No sabemos cómo es que puedes controlar tus alas, ni…—¿Me estás diciendo que yo soy un hada? —le pregunté con incredulidad y en ese momento entró Waira junto a una mujer elegante que tenía un porte fuerte.—No solo era un hada, eres un hada sagrada —dijo la mujer y me acercó un libro ilustrado que se veía viejo, pero bien conservado—. Estuvimos indagando
Anya—¿Qué te puso así? —preguntó Waira sin entender mi reacción y yo la miré con desconcierto—. ¿Es por la leyenda?Asentí con dificultad y ella me vio con sorpresa.—Soñé con la Diosa, o eso es lo que creo… Una mujer de extraordinaria belleza me dijo un par de cosas sobre mi poder, sobre las criaturas que ella había creado. Siento que ahora mismo estoy dentro de la pesadilla de la pesadilla de un sueño —admití luego de limpiarme la boca.—Si algo he aprendido sobre el destino, es que la Diosa nunca revela sus cartas a menos que sea necesario —dijo Waira con seriedad—. Si la Diosa te dio una bendición, debes descubrir qué clases de poderes tienes para que puedas explorarlo. Yo tengo la corazonada de que la serie de muertes va a ir en escala y, si nuestras sospechas son ciertas y están involucrados los elfos oscuros, nuestro mundo va a sufrir mucho. El hecho de que un hada sagrada esté ahora entre nosotros no es casualidad.—Yo no pedí ser un hada sagrada —dije a la defensiva.—No, te
KaelSaber que Anya era mi mate me había sacudido hasta los cimientos.Se sentía como una bendición propiamente dicha y por ello siempre le agradecería a la Diosa; sin embargo, el hecho de saber que era un hada sagrada se sentía como algo irreal, pero tener la certeza de que ella era capaz de robar magia y poder de cualquier sobrenatural era aterrador.No sabía cómo explicarlo y ella sintió ese miedo.Anya me vio con el ceño fruncido, confundida ante mi expresión desoladora.Yo tragué saliva por las implicaciones que eso conllevaba.—¿Me tienes miedo? —preguntó Anya con la voz entrecortada.—No —dije de inmediato—. No te tengo miedo a ti o a lo que eres, temo es por lo que pueda generar en los demás… Los despojadores son seres que todos temen. Me da miedo lo que otros puedan hacer con esa información.Mi admisión la hizo suspirar.—La Diosa me dotó con el conocimiento necesario para entender que mi poder es muy peligroso y que debo usarlo sabiamente —dijo Anya como si no creyese lo que
AnyaLa mirada de Kael era de temor.Sabía que me estaba ocultando algo, pero no entendía cuál era su miedo.Yo conocía los pormenores del apareamiento de los hombres lobo, pero tal vez lo que yo conocía como lo habitual no era la verdad.—Sé sincero conmigo —le dije con calma y él sacudió la cabeza.—Es complicado y no es el momento para…—Deja de decir tonterías —dije de inmediato para que no terminase la frase que estaba a punto de decir—. Kael, tienes que ser honesto conmigo. El sexo no es un tabú para mí, creo que en este punto lo sabes. Si hay algo extraño en el apareamiento de mates, solo debes decirlo para yo estar preparada.Kael suspiró y luego asintió.—En las noches de luna llena, cuando un lobo siente a su mate cerca, de inmediato siente un llamado de atracción muy fuerte, tan fuerte que sufre un frenesí de reclamo —dijo Kael y yo alcé las cejas—. El deseo de marcar a la pareja se vuelve la primera necesidad de un lobo… Es instintivo.Abrí y cerré la boca varias veces.Sa