-Maldición An, ella viajó a ver a ese maldito sin escucharme primero, ni decirme lo que haría- expresé molesto al enterarme del viaje que Misha hizo junto a Mica.La semana pasada fue una pesadilla total. Cuando les pedí que se reunieran para hablar, sabía que Misha se enojaría mucho, pero ella no entendía los problemas que había evitado con la decisión que tomé. Los principales accionistas querían retirarse del proyecto, ya que ninguna empresa quería estar asociada a un fracaso que involucrara a niños y pudiera resultar en demandas legales. Sin tiempo para explicarme, no pude decirle que estuve casi cuatro horas convenciendo a la junta de retrasar cualquier decisión drástica hasta que resolvamos los problemas y podamos revisar los informes.Los desacuerdos con Mica y David durante la reunión, junto con su mirada fría al pedirme que me fuera, me hicieron comprender que era inútil intentar hablar con ella en ese momento. Pensé en darle tiempo para que su ira desapareciera, pero no fue
Conduje durante treinta minutos pensando en qué estaría pasando con Misha, ¿qué habría hablado con aquel hombre? ¿Por qué no querría decirme que estaba investigando? Las dudas no me dejaban en paz, entendía su enojo, pero nos habíamos prometido ser mejores y por lo visto los dos fallamos miserablemente.Estacioné el coche frente a un viejo bar apartado, uno de los pocos abiertos las veinticuatro horas. Al entrar, el humo denso de cigarrillos me rodeó. Hice gestos a una de las camareras para que nos sirviera dos whiskys y me dirigí a una mesa en un rincón donde un hombre me hacía señas. Era Gund, un ex policía retirado que ahora trabajaba en el sector privado y solía ayudarme en situaciones extrañas o complicadas.- Khal, ¿Cómo estás? Ha pasado un tiempo - dijo saludándome.- Bien, Gund - contesté ansioso, tomando asiento - he pedido whisky para los dos.- Gracias, debo decir que cuando me pediste que buscara información sobre el pasado de la doctora y las posibles amenazas a su alrede
- ¿Qué haces aquí? He estado buscándote por todas partes - gritó Khal al verme parada en la puerta de su casa.Habíamos aterrizado hacía unas pocas horas cuando Alan me informó de la muerte de Tim. A pesar de las cosas horribles que había hecho en el pasado, en un momento fue importante en mi vida. No sabía cómo reaccionar y sentirme al respecto. Además me consumía la culpa de saber que lo habían matado por la visita que realicé.La historia absurda sobre el suicidio habría sido creíble si no lo hubiera conocido. Él nunca se habría quitado la vida. Estaba segura de eso. Su ego no lo habría permitido. Todo era una maldita mentira. Una vez más recordé sus últimas palabras y un escalofrío me recorrió el cuerpo.David nos recogió en el aeropuerto y al cargar las maletas, me dijo que Khal me había estado buscando. Me sentí mal por no avisarle que me ausentaría unos días. Quizás era momento de aclarar lo que estaba pasando entre nosotros.Sin saber qué hacer, me puse a caminar sin rumbo por
Lo que ocurrió a continuación fue una explosión de pasión y desesperación. Él dejó caer mi chaqueta al suelo mientras me besaba con intensidad, comenzó a deslizar suavemente los tirantes del vestido hasta que se deslizó por mi cuerpo y quedó como un charco a mis pies, así que di un paso adelante para salir de él rozando su cuerpo con el mío. Sin haberlo planeado o quizás con la esperanza de una posible reconciliación, llevaba puesto un sujetador y bragas de encaje negro. -Tenía razón cuando dije que eres perfecta, cielo, pero con encaje, me dejas sin aliento- dijo jadeando mientras besaba mi cuello. - Eres tan sexy hablando de ese modo, que creo que te prefiero en silencio - bromeé, arqueando mi cuello para darle más espacio a sus besos. Comencé a desabrochar su camisa rápidamente, mientras continuábamos caminando sin dejar de tocarnos por el pasillo hasta llegar a su dormitorio. Me arrojó sobre la cama sin cuidado mientras terminaba de quitarse la camisa. Extendí las piernas, abrié
Desperté poco después del amanecer sintiendo su aliento sobre mi pecho. Sonreí antes de abrir los ojos, su aroma impregnaba mis fosas nasales y mi piel hormigueaba de las ganas de tenerla más cerca, por lo que tensé mis brazos a su alrededor para traerla hacia mí.- Buenos días, bebé - susurró contra mi cuello, provocándome escalofríos. Era la segunda vez que utilizaba ese término cariñoso conmigo y me sentí nuevamente como un adolescente por las sensaciones que despertaba en mi cuerpo.- Buenos días, cielo ¿descansaste bien? - pregunté mientras peinaba su cabello y acomodaba los mechones fuera de lugar.Durante la madrugada me desperté sintiéndome sofocado y sudado, notando que ella se había dormido sobre mi cuerpo. Pequeños sonidos salían de sus labios, provocando una sonrisa en los míos. Con cuidado, la volteé suavemente para que no despertara. Las oscuras ojeras que escondía debajo del maquillaje indicaban que no estaba descansando adecuadamente. Sinceramente, yo tampoco pude pega
- No puede ser - dije sin entender nada - comienza desde el principio porque obviamente hay aspectos que desconozco.- Después de la mala noticia que nos diste en la reunión, comenzamos a investigar. Tenemos una rigurosidad extrema en cuanto a los empaques, por eso la situación era tan grave para nosotros- comenzó diciendo tranquilamente.- Disculpa Misha, tendría que haber sido más amable - dije acongojado- fui injusto con ustedes.- Está bien Khal, solo cumplías con tu trabajo- respondió suavemente sin dejar de acariciarme.- ¿Qué lograron averiguar?- pregunté nervioso.- En las grabaciones del circuito pudimos observar la sombra de una persona, esta ingresó con mi pase de acceso. Durante su estancia, alteró las claves de los implantes y realizó modificaciones microscópicas al diseño que, sumado a lo demás, causaron los desperfectos denunciados. El individuo sabía exactamente dónde ir y qué tocar.- ¿Pudieron identificarlo?- pregunté ansioso de saber los detalles.- ¿Qué crees? Es i
El sonido de su teléfono interrumpió nuestra siesta. Habíamos pasado todo el día en la cama, su rostro lucía más relajado, las ojeras empezaban a desaparecer. Aun me preocupaba lo delgado de su cuerpo, pero con unos días de cuidados intensivos volvería a sentirse mejor.Mientras ella se levantaba para responder, recordé que no le había hablado del investigador que contraté. Durante la cena, compartiría con ella la información que él me había dado. Quizás ella podría aclarar algunas cosas. ¿Quién sabe? Tal vez entre tanta confusión se ocultaba algún tesoro que nos ayudara a descubrir la identidad del desconocido.Segundos después, ella cambió su expresión facial y comenzó a gritar órdenes por teléfono mientras buscaba su ropa y se vestía apresuradamente. La desesperación en sus ojos me motivó a vestirme rápidamente para seguirla a donde fuera.Al colgar, el teléfono se le resbaló de las manos y cayó de rodillas, tomando su rostro entre las manos mientras sollozaba con fuerza. La abracé
“Se podría decir que estoy jodida desde hace el día que nací” pensé burlándome de mi misma, mientras apuraba otro trago.Cuando era niña, soñaba con ser una gran doctora que curara el mal en el mundo. Recuerdo que vendaba las patitas del perrito que teníamos en casa, cosía los brazos y piernas de viejos peluches prometiéndoles que sanarían si guardaban reposo.Al cerrar los ojos por las noches, ese anhelo me llevaba a un mundo sin sufrimiento, sin lágrimas. Así, cuando él entraba a mi habitación por las noches, yo fingía ser otra persona, mientras mi mente exploraba escenarios imaginarios. Dejaba de ser Mica, la niña de diez años que sufría violaciones al menos una vez al mes, y me convertía en la doctora Mica, la salvadora.Nací en un pueblo pequeño, pero como dice el dicho "pueblo chico, infierno grande". Mi madre era la maestra del lugar, y mi padre el comisario. Éramos la familia ideal a los ojos de todos. Recuerdo vacaciones montando a caballo y nadando en el río juntos, siendo f