El sonido de su teléfono interrumpió nuestra siesta. Habíamos pasado todo el día en la cama, su rostro lucía más relajado, las ojeras empezaban a desaparecer. Aun me preocupaba lo delgado de su cuerpo, pero con unos días de cuidados intensivos volvería a sentirse mejor.Mientras ella se levantaba para responder, recordé que no le había hablado del investigador que contraté. Durante la cena, compartiría con ella la información que él me había dado. Quizás ella podría aclarar algunas cosas. ¿Quién sabe? Tal vez entre tanta confusión se ocultaba algún tesoro que nos ayudara a descubrir la identidad del desconocido.Segundos después, ella cambió su expresión facial y comenzó a gritar órdenes por teléfono mientras buscaba su ropa y se vestía apresuradamente. La desesperación en sus ojos me motivó a vestirme rápidamente para seguirla a donde fuera.Al colgar, el teléfono se le resbaló de las manos y cayó de rodillas, tomando su rostro entre las manos mientras sollozaba con fuerza. La abracé
“Se podría decir que estoy jodida desde hace el día que nací” pensé burlándome de mi misma, mientras apuraba otro trago.Cuando era niña, soñaba con ser una gran doctora que curara el mal en el mundo. Recuerdo que vendaba las patitas del perrito que teníamos en casa, cosía los brazos y piernas de viejos peluches prometiéndoles que sanarían si guardaban reposo.Al cerrar los ojos por las noches, ese anhelo me llevaba a un mundo sin sufrimiento, sin lágrimas. Así, cuando él entraba a mi habitación por las noches, yo fingía ser otra persona, mientras mi mente exploraba escenarios imaginarios. Dejaba de ser Mica, la niña de diez años que sufría violaciones al menos una vez al mes, y me convertía en la doctora Mica, la salvadora.Nací en un pueblo pequeño, pero como dice el dicho "pueblo chico, infierno grande". Mi madre era la maestra del lugar, y mi padre el comisario. Éramos la familia ideal a los ojos de todos. Recuerdo vacaciones montando a caballo y nadando en el río juntos, siendo f
Por primera vez vi a mamá sonreír, estaba feliz. Iban a bailar, al cine, empezamos a planear juntas las próximas vacaciones. Todo marchaba tan bien que poco después, él se mudó con nosotros. Era cariñoso conmigo, me regalaba muñecas, me consolaba cuando lloraba y le contaba lo que nos hacía mi padre.En mi décimo cumpleaños, recibí un gran paquete: un maletín de doctora, el mejor regalo que me hicieron. Pensé que la vida no podría ser mejor, pero la realidad siempre muestra su verdadero rostro.Días después, una amiga de mi madre celebraba su aniversario de casada con una gran fiesta, pero Josh no se sentía bien, así que asistió sola. Él no quería que se perdiera la celebración por su culpa. Le dijo que cenaríamos algo ligero e iríamos a dormir.Esa noche fui violada por primera vez. Aún recuerdo estar acostada entre sueños cuando sentí un gran peso presionándome contra el colchón y una mano tapando mi boca. "Es hora de pagar por todos los regalos", me dijo con jadeos animales.No pod
Todavía recuerdo la primera vez que su mirada se encontró con la mía, penetrando completamente mi alma. "Annon", el hombre que me hizo confiar para luego traicionarme.Cuando los Kross me adoptaron, pusieron a mi disposición un gabinete de psicólogos y psiquiatras para ayudar a minimizar las consecuencias de lo que ellos llamaban "trauma". La palabra violación era demasiado dura para los pobres viejos. Eran de otra época.Los especialistas repetían constantemente el pasado, mientras yo anhelaba olvidarlo. No quería que lo sucedido dominara mi vida ni definiera la persona que quería ser, aunque sabía que la mancha sobre mí nunca desaparecería.La socialización fue muy difícil para mí. En mi juventud, me resistía a hacer amigos y mucho menos a salir con ellos. A menudo caminaba sola por el parque durante horas en busca de sentirme viva, pero rara vez lo lograba.En la universidad, varios hombres me invitaron a salir, pocas veces accedí desafiándome a mí misma. Aceptaba ir al cine o a ba
Elevé la mirada al cielo con lágrimas en los ojos. Él no comprendía lo difícil que era para mí. Tal vez la normalidad no estaba hecha para personas manchadas como yo. Más tarde esa noche llamó para disculparse por haberme presionado. Sonreí, pero la presión en el pecho no disminuía.Lo invité a cenar al día siguiente. Cuando llegó se lo veía raro, como si no supiera qué hacer. Sin pensarlo, lo besé una vez y otra, y no me detuve. Su jadeo de sorpresa fue reemplazado por una pasión que mantenía oculta.No sabía si lograría llegar hasta el final, pero lo anhelaba tanto demostrarle lo que sentía. Nos dirigimos a mi habitación dejando ropa por todos lados mientras reíamos como niños. Él no entendía lo crucial que se había vuelto para mí.Él se dedicó a acariciar y besar cada parte de mi cuerpo, preparándolo y preguntándome si estaba bien. Al empezar a entrar en mí, recuerdos del pasado intentaron invadir mi mente, pero no lo permití. Tomé su rostro entre mis manos y lo miré a los ojos. Él
- ¿Qué demonios te pasa? - preguntó An con fastidio mientras se servía el segundo vaso de whisky - desde que llegamos a París has estado muy nervioso. ¿Hay algo sobre la exposición que deba saber?- No te preocupes, la exposición será un éxito. Todo está listo para la apertura - respondí frotándome la sien, que empezaba a molestarme. Parecía que en los últimos días se hubiera posado un peso sobre ella- Solo estoy cansado, y tú no deberías beber tanto, o mañana tendrás resaca y migrañas.- Deja de intentar cambiar el tema. Estamos en París, en un hotel cinco estrellas frente a la Torre Eiffel, bebiendo un whisky escocés de muchos años. Dime de una vez ¿por qué no estás disfrutando de este momento? - volvió a preguntar cruzándose de brazos.- Es solo que me siento algo inquieto, no lo sé, no puedo estar tranquilo aquí cuando mi mente está en Bangkok. Siento que no debí dejar a Misha en este momento - respondí sinceramente encogiéndome de hombros- está pasando por un momento tan vulnerab
"Qué testarudo", pensé. Llevaba así un tiempo. La semana antes del viaje, An estuvo insoportable. Actuó de forma inusual al ser grosero con el personal de la aerolínea al solicitar cambios en los asientos de primera clase. Además, no estaba contento con el hotel reservado, lo que me obligó a buscar uno que cumpliera con sus excentricidades. Esta vez, quería una habitación con vista al río, jacuzzi y servicio de habitaciones las 24 horas, entre otros requisitos. Ayer por la tarde, al llegar a la galería se quejó de la intensidad de las luces, del horario acordado de apertura de la exposición, y de la comida en el catering. Al regresar al hotel volvimos a discutir por las entrevistas escritas que se había comprometido a dar y ahora no quería hacerlas. La verdad es que si no lo conociera tanto, lo habría mandado al diablo. Solo me contenía el dolor que podía ver en sus ojos cuando pensaba que no lo observaba. Solo una vez había visto esta expresión en su rostro y fue cuando murió su her
- Misha, ¿qué haremos? Estamos en números rojos, y aunque recibamos dinero de las aseguradoras, no podremos mantener la productividad - dijo Mica, frotándose la sien ante una posible migraña - tenemos deudas con los proveedores, y quién sabe cuánto dinero querrán las fundaciones para no demandarnos.- Lo sé Mica, estoy esperando los informes de Houston para ver cuántas bases de productos quedaron allí - contesté cansada sintiendo la misma desesperación - ¿Sabes qué? Por hoy ya no podemos hacer nada más. Dejemos esto aquí y vayamos a comer algo. No recuerdo cuándo fue la última vez que comí algo.- Aún restan informes por leer, mails por contestar y papeles por rellenar. Hay mucho trabajo por delante - protestó señalando las cajas por desarmar y la pila de carpetas.- Las cuestiones pendientes no desaparecerán, tomémonos un tiempo ¿de acuerdo? - le dije tratando de convencerla, no me gustaba su apariencia - te veo pálida y tus ojeras son terribles. ¿No estás descansando bien?Después d