Charlie esperó pacientemente durante quince minutos.

Al cabo de quince minutos, una limusina de clase S llegó por fin al estacionamiento de Punta Rio Perlas.

Tras la limusina de clase S iban dos minibuses que llevaban once pasajeros cada uno. Esos dos minibuses estaban llenos de pandilleros que empuñaban machetes.

Los vehículos venían por detrás de Charlie. Hebron, que estaba en la limusina, vio a Xavia. Entonces, él reconoció rápidamente que el hombre que estaba delante de Xavia, de espaldas a él y sentado en la bicicleta, debía ser aquel al que Xavia se refería como un tipo arrogante.

Hizo una mueca de desprecio: ‘¿Un perdedor en bicicleta se atreve a meterse conmigo?’.

Sin embargo, cuando recordó que Xavia había dicho que este perdedor había derrotado a sus seis hermanos, se volvió escéptico.

Pensó en secreto: ‘Y si este tipo puede realmente luchar y darme una paliza... ¿qué debo hacer?’.

Al pensar en esto, Hebron se apresuró a dirigirse a J