Valentín continuó hablando:—Este proyecto es subsidiado por el gobierno. Con el escándalo del Grupo Martínez, tienen todo el derecho de recuperarlo. El proceso para reasignarlo llevará algún tiempo, así que puedes tomártelo con calma.—Pero, ¿de verdad podré hacerlo sola? Una nueva empresa podría no generar la confianza necesaria.—Eso no es algo de lo que debas preocuparte. Lo único que necesitas es formar un equipo lo más rápido posible. ¿Puedes hacerlo?De repente, Diana sintió en ese momento una nueva confianza en su interior.—Sí, no hay ningún problema.La noche cayó.Las luces seguían encendidas en el edificio del Grupo Martínez.Un fuerte estruendo resonó cuando un portafolios fue arrojado con violencia sobre la mesa, y su contenido se desparramó.Manuel apretaba con fuerza los puños, con el rostro oscuro y sombrío.—¿Tantas personas y no pueden idear una solución? Entonces ¿Para qué los tengo aquí?—Señor Manuel, dado que esto se atribuye al comportamiento personal de María,
—Señorita Diana, la administración de este edificio de oficinas es, sin duda alguna, una de las mejores en el DF. Cualquier problema se resuelve las veinticuatro horas del día, y la seguridad es impecable.El agente inmobiliario abrió muy atento las persianas de la oficina, dejando que la luz de la tarde inundara el espacio por completo.Aunque aún había muchos trastos abandonados que aún no se habían recogido, no lograban ocultar que este era un lugar ideal para trabajar. La oficina estaba orientada de norte a sur, con un gran centro comercial justo abajo, en una ubicación muy privilegiada.—Señorita Diana, mire, hacia el este se ve el edificio de comercio, y hacia el oeste, el centro de exposiciones. La ubicación en realidad es excelente.—Sí, realmente lo es.Diana se quedó de pie junto a la ventana, imaginando el ambiente armonioso y acogedor que reinaría en este precioso lugar una vez que la nueva empresa abriera sus puertas.Sin embargo, la realidad exigía una evaluación más cuid
Justo cuando seguía enojada, el teléfono volvió de nuevo a sonar.—¡Ya te lo dije! ¡No lo busques más! No sirve de nada que me llames... ¿Es que de verdad quieres obligarme a romper nuestra relación?Hubo unos segundos de silencio al otro lado, y luego se escuchó una voz femenina, muy cálida y suave:—¿Señorita Diana?Diana se quedó atónita, miró sorprendida la pantalla del teléfono y vio un número desconocido. Solo entonces recobró la compostura.—Disculpe... ¿Quién es usted?—Hola, soy Elsa, la madre de Valentín.Diana apretó de manera inconsciente el teléfono, su expresión se tornó más seria.—¿Qué desea?—Señorita Diana, ¿tiene tiempo ahora? ¿Por qué no nos encontramos para hablar?...En la cafetería, Diana miraba fijamente a la mujer de mediana edad que tenía enfrente y, con cortesía, le preguntó:—¿Para qué quería verme?La mujer, que se había cuidado muy bien, tenía un maquillaje impecable y muy discreto, vestía de manera bastante sencilla pero elegante. Excepto por los pendien
—¿De qué pendejada te ríes? —Elsa furiosa al ver la sonrisa en el rostro de Diana.Diana recuperó la compostura de inmediato.—Tengo curiosidad... ¿Con qué autoridad me pides que me vaya de la vida de Valentín a cambio de dinero? ¿Acaso eres la madre de Valentín? Hasta donde sé, su madre está en el extranjero.El rostro de Elsa se endureció.Diana continuó preguntando:—¿Él sabe que viniste a buscarme?—Fue Sonia quien me envió. ¿Sabes quién es Sonia? La abuela de Valentín, la matriarca de la familia Palacios.—¿Y eso qué tiene que ver conmigo? —respondió Diana con serenidad. —Primero, que me pidas condiciones... Con tu estatus, dudo que tengas la autoridad suficiente para hacerlo. Si pido mucho, ¿podrías pagarlo? ¿Te dio Sonia ese derecho?—¡Tú...!—Segundo, gracias por recordarme lo del edificio de oficinas en la zona comercial. Ya lo he rentado.—¿Qué? —Elsa se enfureció al instante.Diana no le dio oportunidad de responder y, delante de ella, hizo una llamada.—Lo he decidido. Rent
Valentín no mostró ni un rastro de impaciencia.Luis, que estaba al lado, se quedó extremadamente sorprendido. Solo cuando el jefe le hizo una ligera señal con la mirada, recobró la compostura y salió en absoluto silencio.—Señora, tome agua.Valentín atento le sirvió un vaso de agua a Paola.—El clima no ha estado muy bueno estos días. ¿Por qué vino hasta acá?—Vine a traerte algo rico—dijo Paola, colocando con alegría el termo que había traído. —Mira, Valentín, preparé estos platillos especialmente para ti, junto con un poco de fruta. Todo está realmente delicioso. Trabajas tan duro que necesitas comer muy bien, estás demasiado delgado.Valentín sonrió con cierta suavidad.—Hacer todo este recorrido solo para esto... Se lo agradezco muchísimo.—No es nada. Es que mi Diana tiene un carácter demasiado reservado. Tú la has ayudado tanto y ella siempre con esa cara tan seria, sin agradecer. Como su madre, no puedo evitar preocuparme por ella, pero no te lo tomes a mal. Es solo su forma d
Cuando cayó la noche, las calles de Ciudad de México se llenaron poco a poco de luces de neón.Diana salió bastante furiosa del conjunto residencial y caminó sin rumbo fijo durante quién sabe cuánto tiempo. Finalmente, agotada, se detuvo al borde de la acera. Al recordar cómo la familia Palacios la había ridiculizado esa tarde, y que su madre, sin vergüenza alguna, había ido a buscar a Valentín, su enojo aumentó aún más. Ambas situaciones se mezclaban en su mente, haciéndola sentir cada vez más enfadada y confusa, hasta que, en un arrebato, le dio una feroz patada a un árbol cercano.No sabía cuántos problemas le había causado ya la imprudencia de su madre.De repente, un pito sonó a su lado. Al levantar la vista, vio un auto negro que se detenía lentamente junto a ella. La ventana trasera se bajó, revelando un rostro sombrío y serio.¿Valentín?Diana se quedó asombrada.Valentín la miró un instante y, con voz calmada y suave, dijo:—¿Qué pasa? ¿Qué haces aquí afuera a estas horas, des
Diana bajó del coche y, a través de la puerta, le agradeció muy amablemente a Valentín:—Gracias.—¿Me agradeces porque mi suegra me trajo comida?—No es por eso, es por lo del edificio de oficinas.Valentín frunció ligeramente el ceño.—Me voy.Diana se despidió con la cabeza hacia el interior del coche a modo de despedida y se dio la vuelta para entrar al conjunto habitacional.Valentín se recostó algo intranquilo en el respaldo de su asiento, reflexionando seriamente.—¿Lo del edificio de oficinas? ¿Cuándo se enteró de eso?Luis también estaba muy desconcertado.—Desde la agencia dijeron que la señorita Diana llamó esta tarde y aceptó firmar el contrato de forma apresurada. Estaba bastante sorprendida, considerando que apenas había visto el lugar.La mirada de Valentín se oscureció al instante.Cuando Diana regresó a casa, Paola ya se había ido.Vio en la mesa un plato con frutas cortadas, y debajo, una simple nota."Me fui ya. No olvides comer frutas; si las dejas mucho tiempo, se
A la mañana siguiente, Diana contactó a una empresa de remodelación para comenzar oficialmente con las respectivas obras en las oficinas del edificio.—Aparte de arreglar un poco las paredes, casi no hay que hacer grandes cambios. Las oficinas de este piso están en excelente estado; muchas cosas se pueden usar tal como están.—¿Cuánto tiempo llevará terminar?—Muy poco, tal vez en una semana estará listo.Diana estaba concentrada discutiendo los detalles pertinentes de la remodelación con los trabajadores cuando una voz masculina familiar resonó desde la puerta:—Diana.—¿José? —Diana reconoció a José de inmediato y, tras dar instrucciones a los trabajadores para que continuaran con sus tareas asignadas, se acercó muy atenta a recibirlo. —¿Qué haces aquí?José, vestido con un traje y llevando un maletín, tenía un aspecto elegante y profesional.—Tenía una reunión con un cliente cerca de aquí y aproveché para pasar a ver cómo iba todo... ¿La remodelación va muy bien?—Sí, todo va muy bi