Esa mañana Clarisse despertó en una de las tantas habitaciones que la mansión tenía. No es que hubiera tenido problema para regresar a la habitación con Soren, pero considerando que ya era muy tarde y no quiso despertarlo en caso de que ya estuviera dormido. Aunque la verdad oculta se trataba de que aún no se sentía segura de verlo.
Luego de asearse y vestirse bajó al comedor en donde estaban todos tomando su desayuno tranquilamente, y al verla la saludaron con un buen ánimo.
—¿Cómo dormiste, linda? —preguntó su madre.
—Me costó un poco conciliar el sueño, pero al final pude dormir bien —miró a todos con buena cara, pero eso se desvaneció al ver el asiento vacío a la cabeza de la mesa—. ¿Dónde está Soren?
—Salió temprano a finiquitar la de la inauguración para la nueva cede de la empresa —respondió Liza—. ¿No te lo dijo?
La chica movió la cabeza de un lado a otro en negación y bebió de su jugo de naranja bajo la atenta mirada de sus amigos.
—¿Cómo se encuentra? ¿Logró dormir bien desp