Amaia Domínguez García
León, Guanajuato, México
Él volvió a besarme apasionadamente y el beso en cuestión de segundos, detonó una chispa entre los dos, que causó que siguiéramos perdiendo el control, mientras su lengua invadía mi boca y su mano se introdujo debajo de mi vestido. Él comenzó a tocarme cerca de la ingle y yo, estaba teniendo estremecimientos involuntarios de placer, me estaba volviendo loca y esto era solo el principio, pensé.
–Amaia, ¿Estás bien, cariño? – Creo que nunca pensó que con lo que acababa de hacer, le bastaría para ponerme así – Dime, si quieres que me detenga.
Yo no podía articular ninguna palabra, sólo quería que siguiera haciendo lo que sea que me estaba haciendo. En ese punto yo ya no sabía nada. Sólo sabía que él y todo él, me volvía loca y que si por mí fuera, si me quisiera hacer suya en ese mismo momento, yo aceptaría encantada. No le respondí nada y sólo volvimos a besarnos.
Nos perdimos en el beso nuevamente y ahora la desesperada fui yo, que torpemente luché hasta que fue el mismo quién se desabrochó la camisa y procedí a acariciarlo como hace rato lo había hecho, sin dejar de besarnos ni por un momento. Acaricie su cuerpo y los músculos de su abdomen y pecho, eran duros y se sentían calientes al tacto. Sentía que no tenía bastante de su piel.
Él se desesperó por completo y me comenzó a besar en el cuello, con mucha intensidad y pasión. Estábamos volviéndonos locos, los dos y entre beso y beso yo no pude evitar gemir, por lo que me estaba haciendo sentir. El notó lo mal que empezábamos a estar ambos y terminó con ternura el beso que nos estábamos dando y después me acomodó recargándome en su pecho, hasta que nuestras respiraciones, se normalizaron.
–Amaia, tenemos que calmarnos, cariño – Decía mientras, me acariciaba con ternura mi cabello – Tenemos que tomar las cosas, con calma y seguimos estando en la vía pública, yo no quiero exhibirte así. No te lo mereces.
Eso no me importaba porque nadie podía parar lo que él despertaba en mi cuerpo, quería que se consumara aquí y ahora eso que me estaban prometiendo sus besos y sus caricias.
–Tal vez no me lo merezca, pero sí lo quiero y lo he deseado por años, cómo no tienes idea – Le expliqué – Llevo toda mi vida, soñando contigo, Axel.
–No me digas eso, cariño. Por favor. – Dijo suplicante.
–Sí te lo digo, porque es la verdad. Desde que mi papá te llevó por primera vez al despacho y yo hacía mi tarea, cuando te vi lo primero que pensé fue que estabas muy guapo.
Solo era una chiquilla y ya sabía diferenciar entre una persona guapa y otra que no lo era y a él lo veía como un hombre guapo, alto y muy elegante.
–Amaia, en ese tiempo tenías como 8 años. No te lo puedo creer. – Dijo con incredulidad.
–Pues debes de creérmelo y es la verdad, luego cuando crecí un poco más empecé a soñarte y hasta escribí una novela de 10 cuartillas sobre nosotros. – Le confesé.
– ¡Dios mío! – Exclamó él – Razón de más por la que tenemos que hablar las cosas en condiciones.
–Por ahora no Axel, esa reunión estuvo del asco y apenas empiezo a relajarme. Gracias, por sacarme de ese sitio de tercera clase. – Dije como de costumbre.
Me miró como si me hubieran salido tres cabezas, su mirada era rara y esperaba que no se hubiera enojado con lo que había dicho del lugar.
–Punto número 1, cariño – Declaró él – Que bueno que, has hecho ese comentario despectivo de las clases, porque definiremos antes de empezar con lo que sea que vaya a ser esto, unas cuestiones, lo que no nos guste a ninguno de los dos ¿Está bien para ti?
–Sí, está bien para mí. Pero ya que te has quejado de lo que dije, aun sabiendo que es verdad, pues no me has rescatado de una zona que sea VIP sino de los arrabales – Lo hice reír – Así que te concedo, el derecho de que me digas, tú punto número 1.
–No hablarás, ni te expresarás mal de nadie, al menos no estando yo presente y no comentarios despectivos, clasistas, ni de discriminación con relación a nadie. – Ya veía por donde iba la cosa.
Esto iba a ser difícil, pensé dentro de mí. Yo misma, me he considerado siempre como una víbora de cascabel que cuando habla, la mayor parte de las veces, solo escupo veneno y ahora, tendría que gobernarme. Bien, lo tenía que intentar, por lo menos, pero no le podía asegurar nada.
–De acuerdo, Axel. Va mi punto número 1, a partir de ahora seremos amantes y como tal, quiero que tengamos al menos tres encuentros por semana, en condiciones. – No me pondría exigente, pero tres me parecía un número razonable.
–Eso me agrada, cariño, pero serán más de tres encuentros a la semana. Los fines de semana de viernes a domingo, serán solo nuestros y esos días quiero que no tengas nada, que te impida que estemos juntos, sería mi punto número 2, que se complementa a la perfección con el tuyo.
–Yo encantada y dalo por hecho Axel, punto número 2 de mi parte, tenemos que buscar un lugar para esos encuentros, no te puedo meter en la casa de Alejandra por nada del mundo y tú no me meterás a la casa dónde vives con Cecilia, a un hotel no podemos ir porque todo el mundo conoce a Prudencia y ella le puede decir a mi papá. – Eso lo tenía seguro.
–Hecho, hoy mismo llamo a mi corredor inmobiliario para que nos consiga un lugar que vamos a escoger juntos, para que sea al completo gusto de los dos. Mi punto número 3 es que no quiero, que hagas berrinches de ningún tipo Amaia, eso lo detesto y no se lo he soportado a nadie, ni a mis hermanas, ni a mi madre, ni a Cecilia.
Era un punto que había visto con mis propios ojos, así que desde ese mismo día me di cuenta que eso no era muy de su agrado y mejor evitarlo a toda costa.
–Eso me consta, cuando la dejaste sola en la plaza, y ya que tocas eso me debes esa todavía, ya que fui yo quien tuve que darle un raid por tu culpa y casi no llego a clases. – Ese día se enojó mucho.
–Pues ya no puedo hacer nada por eso. – Se encogió de hombros.
–Punto número 3 mío, no te enamores de mí y así cómo estarás tú con Cecilia, yo puedo estar con alguien más y eso no está a discusión. – Debía ser equitativo.
–Objeción cariño, eso sí que no – Sus ojos se encendieron intimidándome – Te concedo que puedas salir y ver amigos, pero en la intimidad, quiero que seas solo mía y si no puedes o no quieres aceptar este punto que es inapelable, entonces es mejor hacer de cuenta que no ha pasado nada y dejarlo aquí.
Cuando él dijo eso, me quedé helada y petrificada como si fuera una estatua. No veía justo, que estando él casado me pidiera la cláusula de intimidad exclusiva con él y al mismo tiempo, no podía dejar pasar esta oportunidad. Tenía que volteársela, pero ¿Cómo?
De alguna manera tendría que poner las cosas iguales, al parejo, pues él iba a salir ganando y yo solo me tenía que quedar a esperar a que estuviera libre, no se me hacía justo.
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoEstudiando la expresión que acababa de ver en la cara de Amaia, me pude dar cuenta perfectamente que no le había parecido para nada en absoluto, la cláusula de intimidad exclusiva conmigo, ya que de inmediato ella quiso cambiarse a su lugar, pero no pudo hacerlo porque yo la tenía abrazada, no iba a dejar que se bajara de mi regazo.–Axel, es que en eso último no estoy de acuerdo – Admitió con desanimo – Porque yo, si me tendré que hacer a la idea, que en las noches estás teniendo eso con Cecilia y ¿Por qué no eres justo conmigo?No quería entrar en discusión por eso, ahora que la iba a tener no la compartiría con nadie, me consideraba muy egoísta para eso y si no iba a ser así, mejor que no empezáramos nada.– ¿Sabes, cariño? Es mejor, dejarlo aquí – Le dije, con todo el dolor de mi corazón – Veo que eso, va a afectarte mucho el que yo esté con Cecilia y perdóname, pero no puedo permitir que tú seas de nadie más. Vamos a recomponernos la rop
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoMe había dejado con ganas de más, sus labios eran tan dulces y me hubiera gustado que siguiera el beso por un tiempo más.–Axel, ya que luego no te voy a querer soltar – Sugirió ella – Pero a ti, te falta algo ¿Dónde cayó la corbata?No me había gustado el término del beso, pero como tenía ella razón en decir que después no me iba a soltar y yo tampoco la soltaría. –Debe de estar detrás del asiento cariño, ya la busco. Que buena observadora eres, se me fue por completo que no tenía puesta ya la corbata.–Tu camisa, está un poco arrugada, pero vas a sobrevivir mi señor perfección – Ella me sacó una sonrisa.Busqué la corbata y cuando la encontré me la puse, Amaia volvió a su lugar y proseguimos la marcha del auto, llegamos a casa de Ale, en cuestión de segundos, dado que estábamos literalmente atrás de su casa. Me estacioné y rodeé el auto, para abrir la puerta y ayudé a Amaia a bajar, caminamos juntos a la entrada y cuando ella iba a sacar
Amaia Domínguez García León, Guanajuato, MéxicoAxel volvió a besarme sin poder, ni querer soltarme hasta que aún sin ganas de hacerlo, nos tuvimos que soltar, para entrar de nuevo a la casa con Alejandra, no podíamos demorarnos más de la cuenta.–Ahora sí, los dejo trabajar – Le di un beso a Ale y otro a Axel – Que les sea leve, su noche de trabajo.Miré a Axel y me mordí el labio inferior, como me gustaría que no estuviera aquí mi hermana, desde que llegamos ya nos las hubiéramos montado a lo grande. Pero bueno, no era mi casa.–Buenas noches Amaia, ya duérmete que ya es tarde – Me ordenó Ale – Que descanses.Muchas veces mi hermana se comportaba como si fuera mi mamá, pero se lo agradecía, porque no tenía más a donde ir y ella se estaba ganando el cielo al permitir que viviera con ellos.–Buenas noches, Amaia que duermas bien y que sueñes bonito – Me dijo Axel haciendo que me temblaran las piernas – Nos vemos, mañana.Le tiré un beso a escondidas, luego se lo daría con creces, me
Amaia Domínguez García León, Guanajuato, MéxicoEl volvió a abrazarme y me atrajo a sus brazos, nos empezamos a besar lento y despacio, lo que provocó una mayor desesperación entre los dos, yo sentía que me derretía en sus brazos y que mientras me besaba todo el mundo dejaba de girar, para detenerse en ese momento en que sus labios y los míos se dejaban llevar por toda la pasión y el deseo que ese beso encerraba.Axel, sin pensar, me levantó en sus brazos y me sentó en la mesa del comedor y yo involuntariamente presa de la desesperación que me estaba haciendo sentir con solo besarme, abrí las piernas y él se colocó entre ellas, para después bajar su cabeza y besar mi cuello y haciendo que me quisiera hacer para atrás, su tacto me hacía ver estrellas.–Axel, hazme el amor aquí – Le dije muy agitada – Ya no aguanto más.No sabía que era lo que tenía Axel, que desataba en mí unas ganas intensas de que me poseyera en el lugar donde estuviéramos, me nublaba la razón y lo deseaba con locur
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato MéxicoTan pronto dejé a Amaia en su escuela, me fui a los juzgados para alcanzar allá a Ale, antes que se fuera a poner peor de lo que ya estaba en la mañana. De camino para allá, sólo podía pensar en una cosa, en ella en mi Amaia. Así la veía y la sentía desde ayer y me tenía vuelto loco y eso que solo nos habíamos besado y acariciado.Era muy hermoso lo que me estaba pasando con ella, tanto que todo el tiempo sentía que no pisaba el suelo, permanecía en las nubes, me sentía como cuando me enamoré por primera vez hacía algunos ayeres. El sonido de mi celular, me sacó de mis pensamientos y era quién yo pensaba, Alejandra, mi colega.–Hola Ale, ¿Qué paso? Ya voy para los juzgados – Me justifiqué – Voy de regreso de dejar a Amaia en el Tec, siempre si la fui a llevar para no tardarme en pasarle carga, pero ya estoy llegando allá.Le tuve que explicar para que no dijera nada indeseable, y en verdad ya estaba por llegar, no iba a tener que esperarme dem
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato MéxicoCuando Mauricio terminó de decirme lo que le había pasado a mi dulce Amaia, estaba seguro que se me habían ido los colores del rostro, quise estar en ese momento en el Tec, no me la podía imaginar allá solita.–No te preocupes Mauricio, yo paso a buscar a Amaia y la llevaré a que la atiendan, desde luego ya que sepa lo que pasa con ella, te llamo para avisarte. Pierde cuidado.–Gracias Axel, quedo pendiente de tu llamada.–Por nada socio, buen día. – Le dije con premura.Al colgar con Mauricio, Ale se me quedó mirando como notando mi preocupación y sólo pude decirle a manera rápida el recado de su padre. No podía decirle otra cosa, pues era lo que sabía.Salí como loco a buscar el auto, mi corazón estaba latiendo como desesperado y de mis ojos salieron unas cuantas lágrimas de la impotencia, quería legar allá lo antes posible, me desesperé en el tráfico y no recuerdo ni cómo llegué al Tec tan rápido, hasta que me encontré en la enfermería, bus
Amaia Domínguez García León, Guanajuato, MéxicoAxel y yo nos acomodamos la ropa después de ese faje tan intenso que habíamos tenido en la casa de Elisa. Estuvimos con ella en su casa el resto del día, yo me fui sintiendo mucho mejor con el analgésico que me dieron y unos tés de hierbas. Por la noche cuando Axel me llevó a casa de Ale, se detuvo en la calle de atrás para que nos despidiéramos como siempre.–Amaia, cariño. Necesito que le digas a Ale que harás algo el fin de semana, preciosa – Axel me tomó de la mano – Te tengo una sorpresa y nos iremos mañana cuando salgas del Tec.–Sí mi amor, está bien. Yo veo que le digo a Ale, pero por favor sólo me dejas y te vas – Le pedí – No se te vaya a ocurrir decirle que me desmayé o no me dejará salir todo el fin de semana.–Tenemos que ir a que te hagan esos análisis que pidió la doctora el lunes temprano, ¿Me lo prometes, cariño?–Sí mi rey, te lo prometo.Axel me tomó entre sus brazos lo mejor que se pudo, pues estábamos dentro del aut
Amaia Domínguez García León, Guanajuato, MéxicoLa escenografía era aún más impresionante, había muchos ramos de girasoles por toda la suite y más pétalos, velas y peluches por todos lados. Hasta que vi la cama tan grande, espaciosa y hermosa, con un corazón hecho de rosas que tenía las iniciales “A & A”.–Axel, gracias por esto, es perfecto – Lo abracé y lo llené de besos – Me encanta, pero no era necesario que hicieras todo esto.–Nada es suficiente cariño, cuando se trata de ti ¿Quieres una copa de vino? – Me ofreció.–Claro que sí, por favor.Axel destapó una botella de vino tinto, Castillo Ygay, sirvió el vino en dos copas y me dio una. Yo levanté la vista y se me dispararon las pulsaciones en cuanto lo veo, es él y siempre ha sido él. Axel, conecta su mirada con la mía y nuestro contacto visual se establece, sin yo saber si sería capaz de romper esa conexión maravillosa. Yo solo quería seguir mirándolo a él y a sus hermosos ojos verdes.–Amaia, brindo por ti y por nuestro prime