Capítulo 330Axel Vega LazcanoMexicali, Baja California, MéxicoLo que dijo mi hermosa Amaia, me aceleró como nunca los latidos del corazón. Era hora ciertamente de reencontrarnos como la enamorada pareja que éramos y que nunca íbamos a dejar de ser, lo supe desde el momento en que hice mía a Amaia por primera vez. Había algo en su piel, en ella y en todo lo que teníamos juntos, que me tenía retenido, enamorado y cautivo y que no me dejaba ir de su lado y nunca dejaría que lo hiciera. Amaia se sentó en mis piernas como siempre hacía y empecé a besarla como siempre, con amor, con ternura, con deseo y con pasión y más que nada con todas las ganas reprimidas, pues desde el día que llegué a Mexicali, no la había podido hacer mía. Ella necesitaba espacio y necesitaba pensar las cosas y yo, le di ese tiempo hasta que ahora ha sido ella la que ha sugerido que nos reencontremos y yo, por supuesto, no me voy a resistir.–Mi rey, ¿Te podrás resistir a mis encantos? – Preguntó ella dulcemente,
Capítulo 331 EpílogoAmaia Domínguez GarcíaMexicali, Baja California, MéxicoMeses despuésMi vida con Axel era ideal, era como la que habíamos tenido en León y como la que yo hubiera deseado seguir teniendo, si él no me hubiera apartado de su vida, de la forma en que lo hizo. Ahora no quedaba más que disfrutar de esos fines de semana que empezaban un viernes en la noche y terminaban un lunes por la mañana y en los que nos amábamos como locos y nos disfrutábamos mutuamente, pero no había más.Eso era todo lo que teníamos y lo que tendríamos, por no sabíamos cuánto tiempo y eso hacía mucho ruido en mi mente y también en mi corazón que latía muy asustado cuando me ponía a pensar en que me iba a volver loca si la vida o el destino alguna vez me pudieran separar de mi Axel. Eso era algo que no iba a poder aguantar y él, como siempre, leía mi mente a la perfección, otra de las razones por las cuales lo amaba.–Amaia, cariño. Tienes que dejar de atormentarte – Axel me abrazó contra su pech
Capítulo 332 EpílogoAxel Vega LazcanoMexicali, Baja California, MéxicoEra difícil hacer que Amaia se sintiera segura de lo nuestro, más aún cuando yo mismo no sabía lo que podría pasar. Era cierto que Cecilia en un buen tiempo no me había seguido amenazando, pero eso no significaba que a pesar de haber logrado quitarme económicamente la mayor parte de mi patrimonio, ella no se iba a quedar en paz. Eso tenía yo en la mente y cierto o no, sabía que yo estaba mal, pero prefería tomar esas precauciones necesarias a exponer a mi bella Amaia a que esa loca la atacara. Eso era algo que yo no iba a permitir y mucho menos a concebir y ni hablar, no quedaba más que estar viviendo lo nuestro así de un modo incierto, algo que no me gustaba, pero que tampoco podíamos aspirar a nada más, al menos no de momento. Amaia tomó mi mano mientras caminábamos por las calles del centro de Mexicali, aquella noche de diciembre.–Axel, no quiero que sigas pensando tantas cosas – Me dijo con ternura – Me aleg
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato MéxicoCirculaba por una Avenida muy transitada de la ciudad, muy consiente que ya iba tarde a recoger a Amaia, la hija de Mauricio, mi socio del despacho. El denso transito vehicular, no me estaba ayudando a llegar a tiempo y cuando pensé que podía encontrar una salida, no la pude tomar y tuve que seguir en la fila de autos, que parecía ser interminable.Cerré los ojos un segundo, tenía que tener un poco de paciencia, estaba tratando de gobernarme a mí mismo y pidiendo a cuanto santo conocía, para que Amaia, me esperara ahí, ella era bastante desesperada y se suponía que yo, ya tendría que haber llegado por ella. Estaba pensando eso, cuando ella me llamó a mi celular.–Hola Amaia ¿Cómo estás? – La saludé al responder su llamada – Escúchame cariño, ya estoy cerca de llegar por ti, no te desesperes.–Hola Axel, ese “cerca”, me ha sonado a que estás bastante lejos, o que apenas vienes, o que se te ha olvidado pasar por mí – Respondió ella bastante enfa
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato MéxicoPor supuesto que a eso me refería, disfrutaríamos de un momento de relajación, sin que nadie nos molestara, necesitaba estar tranquilo con todos los problemas que me perseguían.–Sí, lo que tú quieras, vamos a comprarlo ahí – Le señalé una tienda de autoservicio, de las que funcionan las veinticuatro horas– Me voy a meter al estacionamiento.–Sí, me parece perfecto. – Aceptó, Amaia.Me estacioné y bajé para abrirle la puerta, como era mi costumbre hacer con todas las mujeres, fueran familia, clientas, colegas o amigas, siempre he sido un caballero. Pero Amaia, no me dejaba que la tratara como a la reina que era.–Axel, no es necesario que me abras la puerta para bajarme del auto, se pierde mucho tiempo ¿Sabes? Es el siglo XXI, ya no es el pasado – Me regaló una sonrisa preciosa – Pero bueno, ya vamos que tengo sed.–También yo, cariño. Necesito un trago con urgencia, me estoy muriendo de tanto estrés.No sé, qué me llevó a tomarla de la mano p
Amaia Domínguez García León, Guanajuato, MéxicoCon ese primer beso que Axel me había dado, yo confirmé lo que había intuido y sabido siempre, que él besaba de maravilla y no sólo eso, que fue tan intensa la sensación del beso que provocó que me corriera ahí, sin siquiera tocarme en el asiento del auto, me quedé en una especie de trance cuando nos separamos un poco para tomar aire y él que siempre me ha sabido leer a la perfección, lo notó.–Amaia, ¿Estás bien, cariño? – El me estudiaba con sus preciosos ojos, clavados en los míos – Quizás, no debió de pasar esto.Esto debió pasar desde hace tiempo, no se iba a retractar ahora, no lo dejaría porque ya había probado un poco de cómo podría ser, si se cumplían todos mis propósitos.–Estoy mejor que bien – Le sonreí – Axel, esto es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, espero que signifique un sí, que si me dejarás hacerte feliz.Se me encogió el estómago de solo imaginarme lo que podíamos llegar a hacer nosotros dos, si con ese sol
Amaia Domínguez García León, Guanajuato, MéxicoÉl volvió a besarme apasionadamente y el beso en cuestión de segundos, detonó una chispa entre los dos, que causó que siguiéramos perdiendo el control, mientras su lengua invadía mi boca y su mano se introdujo debajo de mi vestido. Él comenzó a tocarme cerca de la ingle y yo, estaba teniendo estremecimientos involuntarios de placer, me estaba volviendo loca y esto era solo el principio, pensé.–Amaia, ¿Estás bien, cariño? – Creo que nunca pensó que con lo que acababa de hacer, le bastaría para ponerme así – Dime, si quieres que me detenga.Yo no podía articular ninguna palabra, sólo quería que siguiera haciendo lo que sea que me estaba haciendo. En ese punto yo ya no sabía nada. Sólo sabía que él y todo él, me volvía loca y que si por mí fuera, si me quisiera hacer suya en ese mismo momento, yo aceptaría encantada. No le respondí nada y sólo volvimos a besarnos.Nos perdimos en el beso nuevamente y ahora la desesperada fui yo, que torpe
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoEstudiando la expresión que acababa de ver en la cara de Amaia, me pude dar cuenta perfectamente que no le había parecido para nada en absoluto, la cláusula de intimidad exclusiva conmigo, ya que de inmediato ella quiso cambiarse a su lugar, pero no pudo hacerlo porque yo la tenía abrazada, no iba a dejar que se bajara de mi regazo.–Axel, es que en eso último no estoy de acuerdo – Admitió con desanimo – Porque yo, si me tendré que hacer a la idea, que en las noches estás teniendo eso con Cecilia y ¿Por qué no eres justo conmigo?No quería entrar en discusión por eso, ahora que la iba a tener no la compartiría con nadie, me consideraba muy egoísta para eso y si no iba a ser así, mejor que no empezáramos nada.– ¿Sabes, cariño? Es mejor, dejarlo aquí – Le dije, con todo el dolor de mi corazón – Veo que eso, va a afectarte mucho el que yo esté con Cecilia y perdóname, pero no puedo permitir que tú seas de nadie más. Vamos a recomponernos la rop