Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoLo que dijo Amaia, me cayó como balde de agua helada, por supuesto, que yo no iba a querer eso jamás. Amaba a esa mujer, con todas las fuerzas de mi corazón, con todo mi ser, con toda mi vida y con toda mi alma y nunca quisiera separarme de ella, ¿Cómo podía si quiera pensarlo? Era un tonto, por decirle lo que le dije, por hacerla llorar así, cuando ella, me ha demostrado, por todos los medios, lo mucho que me ama. La besé en sus labios y en sus mejillas, en repetidas ocasiones y después la recosté en mi pecho y la calmaba, como siempre lo hacía, acariciando su cabello con mis manos.–Te amo, cariño, no lo dudes ¿Puedes perdonarme, por favor? – Le pedí – Nunca, debí decir lo que te dije, pero como puedes entender, yo que viví de cerca, tú historia de amor con David, ¿Qué querías que pensara? lo vi con mis propios ojos, y creí que lo seguirías amando.Me había equivocado, pues llegué a pensar que su llanto se debía a que se quería ir a buscarl
Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, MéxicoPasado ese hermoso fin de semana, en el que celebramos nuestro primer año juntos, Axel y yo, salimos el lunes por la mañana muy temprano de la nueva casa de Martha, pues ambos, queríamos ver a Elisa, antes de irnos a nuestras respectivas obligaciones. Llegamos a casa de Elisa y ahí seguían Martha y Lore, ambas al vernos llegar, nos dieron la bienvenida.–Hola, chicos – Nos saludaron las dos – Se ven felices y muy descansados y nos da mucho gusto.Por supuesto que estábamos felices por esa celebración por nuestro primer año juntos y esperaba que pudiéramos celebrar muchos más, pues yo lo amaba demasiado y no quería que lo nuestro nunca acabara.–Hola – Saludamos Axel y yo.–Llegan justo a tiempo, para desayunar – Nos dijo Lore – Pasen y siéntense. Hemos hecho molletes.Era un desayuno que siempre me había gustado y estaba lista para hacerlo, solo que aquí me faltaba alguien, de seguro seguía acostada, siempre había de dejarla dormir lo qu
Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, México–Sí Amaia, está haciendo unas palomitas de maíz, para que puedan ver películas. Yo ya me despedí de ella, te la encargo mucho y no te preocupes, al rato ya vendrá mi hermano Axel, a cuidarlas y a consentirlas a las dos – Me aseguró Lore – Y quiero detalles después del fin de semana.Ella era la única que siempre me pedía que le contara lo que hacíamos Axel y yo, pero eso de contarle los detalles, no iba ser posible, solo lo que nos había gustado lo que ellas habían organizado y por supuesto lo bien que la habíamos pasado, pues ella sabía todo lo que teníamos que hacer para poder estar unos días juntos.–Claro Lore – Me reí – Vete con cuidado.Lore se fue, para ir a atender a su cita y yo, entré a casa de Elisa. Dejé mis cosas del Tec, en un sillón de la sala y fui a la cocina con Elisa, que estaba feliz preparando palomitas, en la estufa, para que nos pusiéramos a ver películas. Yo tenía mucha tarea, pero podía ver una película con ella
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoAl día siguiente de que Amaia y yo, nos habíamos quedado a dormir con mi hermana Elisa, nos fuimos temprano a nuestras actividades y mientras yo estaba ocupado con algo en el despacho junto con Ale, nuestro colega Bin Laden, irrumpió en la oficina, cómo si estuviera pasando, algo demasiado delicado, estaba muy misterioso y teníamos que saber qué era lo que lo había puesto así.–Colegas, siento mucho irrumpir así, sé que odian que se les moleste cuando se encuentran ocupados – Nos dijo Bin Laden – Pero, Cecilia está afuera y está cómo loca, Axel.Lo tomé con toda la tranquilidad del asunto, al estar Cecilia en esas condiciones, yo ya sabía el porqué de su estado, pues no me había acercado a la casa en mucho tiempo, no me interesaba tener contacto con nada de ahí.–Gracias por avisarnos, Bin Laden – Respondí – Ahora mismo salgo, hazla pasar a mi oficina, por favor.–Claro que sí, Axel.–Muchas gracias.Bin Laden salió de la oficina de Ale, dónd
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoNo me interesaba estar más en su vida, no me provocaba ni el más mínimo sentimiento, solo arrepentimiento.–No, lo nuestro no se puede recomponer y, ya que estamos hablando las cosas, te pido de la manera más atenta y cordial, que hagas el favor de firmar los documentos, Cecilia – Le pedí – No puedo, por ningún motivo, seguir a tu lado.Quería tener una vida tranquila, sin tantos pleitos, con la mujer que en realidad amaba, Cecilia, no estaba ni siquiera en mi lista de personas gratas, y se lo había ganado a pulso, su actitud de prepotencia siempre me había desagradado, como si ella fuera la que mandara en mi vida.–Pues, te vas a tener que fregar, querido – Dijo soltándome de inmediato – No te dejaré libre, para que sigan riéndose de mí, Alejandra y tú y por más que me digas, sé que andas con ella, no, pues si tonto nunca has sido. Tienes ese defecto, de querer andar con mujeres exitosas o ya se te olvidó, ¿cómo empezamos tú y yo?Lo dicho p
Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, MéxicoMe quedé un poco triste, cuando Axel no pudo pasar por mí al Tec y me estuve un rato más en la biblioteca, no tenía caso en absoluto que dejara mis tareas, para el último momento, sí de cualquier modo, no iba a ver a Axel. El tiempo en la biblioteca, se me pasó volando y cuando vi la hora, ya era un poco tarde. Tomé mis cosas y me fui del Tec y cuando iba a bordo del taxi, recibí una llamada de Axel y no sé por qué, desde antes de tomarla, presentí que algo pasaba con mi hombre perfecto.–Hola, mi amor ¿Estás bien? – Pregunté al tiempo de tomar la llamada – Pensé, que estarías en tu casa, por eso no te molesté, llamando o mandándote mensajes.No me había atrevido a dejar ni siquiera un mensaje, no quería que tuviera más problemas con Cecilia, si se daba cuenta de que era yo.–Amaia, cariño, no vuelvas a decirme eso, tú jamás podrás molestarme. Yo te amo y mucho, mi amor – Axel me tranquilizó – Pero, contestando tu pregunta, no estoy bien
Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, MéxicoLo que dijo Axel, despertó un poco de miedo en mí, pues yo estaba demasiado preocupada y temí por un momento, que me fuera a decir, que no quería seguir conmigo, eso iba a matarme y yo, no quería eso, sería lo peor que me podría pasar. Axel volvió a mi lado, trayendo con él, las dos tazas de café y las colocó en la mesa de la sala, luego de eso, tomó mis dos manos y me miró a los ojos, con mucho amor. Estaba segura, que entonces, me iba a decir lo que estaba pasando.–Amaia, lo que sucede es que, yo le pegué a Cecilia – Me confesó – Ahora, sé que ella, va a querer denunciarme y tengo que platicar de esto, con tu papá y con Ale.Lo que me dijo, me sorprendió lo que escuchaba de su propia boca, no lo podía creer, nunca se me hubiera pasado por la cabeza, el que llegara a salirse de control, y pegado a Cecilia.–Axel, mi rey, pero ¿Cómo que le pegaste? – Pregunté muy impresionada y a la vez asustada – Yo, sinceramente, no creí que tú, fuera
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoYo estaba demasiado preocupado por mi hermosa Amaia, pues todo el camino mientras íbamos con rumbo al hospital, ella estaba en un estado de shock y yo, quería hacerla reaccionar a como diera lugar, pero urgía, primeramente, entrar ahí en el hospital. Eso era de vital importancia, pues conociendo a Amaia, no iba a estar tranquila, hasta ver tanto a Ale como a sus sobrinas, fuera de peligro. Llegando al hospital, me estacioné en una zona un poco lejana, para tener un momento con Amaia, con la esperanza que ella pudiera reaccionar.–Amaia, cariño – Desabroché mi cinturón de seguridad e hice lo mismo con el suyo para poder atenderla – Por favor mi amor, reacciona y dime algo. Necesito que lo hagas, necesito que me digas algo.Ella abrió los ojos y eso me regresó el alma al cuerpo, me había dado un susto tremendo, ella no se podía poner mal, no sé qué haría si le pasaba algo, pues fue una tremenda impresión la que recibió.–Axel – Apenas si me pud