Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, México–Sí Amaia, está haciendo unas palomitas de maíz, para que puedan ver películas. Yo ya me despedí de ella, te la encargo mucho y no te preocupes, al rato ya vendrá mi hermano Axel, a cuidarlas y a consentirlas a las dos – Me aseguró Lore – Y quiero detalles después del fin de semana.Ella era la única que siempre me pedía que le contara lo que hacíamos Axel y yo, pero eso de contarle los detalles, no iba ser posible, solo lo que nos había gustado lo que ellas habían organizado y por supuesto lo bien que la habíamos pasado, pues ella sabía todo lo que teníamos que hacer para poder estar unos días juntos.–Claro Lore – Me reí – Vete con cuidado.Lore se fue, para ir a atender a su cita y yo, entré a casa de Elisa. Dejé mis cosas del Tec, en un sillón de la sala y fui a la cocina con Elisa, que estaba feliz preparando palomitas, en la estufa, para que nos pusiéramos a ver películas. Yo tenía mucha tarea, pero podía ver una película con ella
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoAl día siguiente de que Amaia y yo, nos habíamos quedado a dormir con mi hermana Elisa, nos fuimos temprano a nuestras actividades y mientras yo estaba ocupado con algo en el despacho junto con Ale, nuestro colega Bin Laden, irrumpió en la oficina, cómo si estuviera pasando, algo demasiado delicado, estaba muy misterioso y teníamos que saber qué era lo que lo había puesto así.–Colegas, siento mucho irrumpir así, sé que odian que se les moleste cuando se encuentran ocupados – Nos dijo Bin Laden – Pero, Cecilia está afuera y está cómo loca, Axel.Lo tomé con toda la tranquilidad del asunto, al estar Cecilia en esas condiciones, yo ya sabía el porqué de su estado, pues no me había acercado a la casa en mucho tiempo, no me interesaba tener contacto con nada de ahí.–Gracias por avisarnos, Bin Laden – Respondí – Ahora mismo salgo, hazla pasar a mi oficina, por favor.–Claro que sí, Axel.–Muchas gracias.Bin Laden salió de la oficina de Ale, dónd
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoNo me interesaba estar más en su vida, no me provocaba ni el más mínimo sentimiento, solo arrepentimiento.–No, lo nuestro no se puede recomponer y, ya que estamos hablando las cosas, te pido de la manera más atenta y cordial, que hagas el favor de firmar los documentos, Cecilia – Le pedí – No puedo, por ningún motivo, seguir a tu lado.Quería tener una vida tranquila, sin tantos pleitos, con la mujer que en realidad amaba, Cecilia, no estaba ni siquiera en mi lista de personas gratas, y se lo había ganado a pulso, su actitud de prepotencia siempre me había desagradado, como si ella fuera la que mandara en mi vida.–Pues, te vas a tener que fregar, querido – Dijo soltándome de inmediato – No te dejaré libre, para que sigan riéndose de mí, Alejandra y tú y por más que me digas, sé que andas con ella, no, pues si tonto nunca has sido. Tienes ese defecto, de querer andar con mujeres exitosas o ya se te olvidó, ¿cómo empezamos tú y yo?Lo dicho p
Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, MéxicoMe quedé un poco triste, cuando Axel no pudo pasar por mí al Tec y me estuve un rato más en la biblioteca, no tenía caso en absoluto que dejara mis tareas, para el último momento, sí de cualquier modo, no iba a ver a Axel. El tiempo en la biblioteca, se me pasó volando y cuando vi la hora, ya era un poco tarde. Tomé mis cosas y me fui del Tec y cuando iba a bordo del taxi, recibí una llamada de Axel y no sé por qué, desde antes de tomarla, presentí que algo pasaba con mi hombre perfecto.–Hola, mi amor ¿Estás bien? – Pregunté al tiempo de tomar la llamada – Pensé, que estarías en tu casa, por eso no te molesté, llamando o mandándote mensajes.No me había atrevido a dejar ni siquiera un mensaje, no quería que tuviera más problemas con Cecilia, si se daba cuenta de que era yo.–Amaia, cariño, no vuelvas a decirme eso, tú jamás podrás molestarme. Yo te amo y mucho, mi amor – Axel me tranquilizó – Pero, contestando tu pregunta, no estoy bien
Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, MéxicoLo que dijo Axel, despertó un poco de miedo en mí, pues yo estaba demasiado preocupada y temí por un momento, que me fuera a decir, que no quería seguir conmigo, eso iba a matarme y yo, no quería eso, sería lo peor que me podría pasar. Axel volvió a mi lado, trayendo con él, las dos tazas de café y las colocó en la mesa de la sala, luego de eso, tomó mis dos manos y me miró a los ojos, con mucho amor. Estaba segura, que entonces, me iba a decir lo que estaba pasando.–Amaia, lo que sucede es que, yo le pegué a Cecilia – Me confesó – Ahora, sé que ella, va a querer denunciarme y tengo que platicar de esto, con tu papá y con Ale.Lo que me dijo, me sorprendió lo que escuchaba de su propia boca, no lo podía creer, nunca se me hubiera pasado por la cabeza, el que llegara a salirse de control, y pegado a Cecilia.–Axel, mi rey, pero ¿Cómo que le pegaste? – Pregunté muy impresionada y a la vez asustada – Yo, sinceramente, no creí que tú, fuera
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, MéxicoYo estaba demasiado preocupado por mi hermosa Amaia, pues todo el camino mientras íbamos con rumbo al hospital, ella estaba en un estado de shock y yo, quería hacerla reaccionar a como diera lugar, pero urgía, primeramente, entrar ahí en el hospital. Eso era de vital importancia, pues conociendo a Amaia, no iba a estar tranquila, hasta ver tanto a Ale como a sus sobrinas, fuera de peligro. Llegando al hospital, me estacioné en una zona un poco lejana, para tener un momento con Amaia, con la esperanza que ella pudiera reaccionar.–Amaia, cariño – Desabroché mi cinturón de seguridad e hice lo mismo con el suyo para poder atenderla – Por favor mi amor, reacciona y dime algo. Necesito que lo hagas, necesito que me digas algo.Ella abrió los ojos y eso me regresó el alma al cuerpo, me había dado un susto tremendo, ella no se podía poner mal, no sé qué haría si le pasaba algo, pues fue una tremenda impresión la que recibió.–Axel – Apenas si me pud
Axel Vega LazcanoLeón, Guanajuato, México–Tiene muy inflamado el cráneo, en los estudios realizados afortunadamente, no tiene hemorragia cerebral, pero para evitar que eso pase, tenemos que desinflamar y para eso, tenemos que meter a la paciente en un coma inducido, para evitar un daño en el cerebro – Informó el doctor – Para eso, necesito que usted, venga conmigo para que firme la autorización médica para hacer eso.Amaia, se llevó las manos a la boca y estaba seguro de que esto la iba a poner muy mal, yo la conocía a la perfección, todo esto se iba a salir de control, pues a ella no le gustaban mucho los hospitales y con su sobrina grave iba a ser peor.–No, yo no quiero que le hagan eso a Hada – Amaia, entró en una crisis – Qué tal, si no vuelve nunca con nosotros, debe haber otra manera.–Lo siento, pero no la hay. Sí hubiera otra opción, se las estaríamos presentando – Respondió el doctor – Ahora, señora Domínguez, acompáñeme por favor.–Claro doctor – Dijo Ale.Ale, se fue cam
Amaia Domínguez GarcíaLeón, Guanajuato, MéxicoEscuchaba la voz de Axel, muy lejana. Era cómo sí lo hubiera estado soñando, era una sensación demasiado rara y difícil de explicar. Me dolía mucho la cabeza y mis ojos pesaban de una manera terrible. No sabía lo que pasaba conmigo, pero definitivamente, cuando abrí los ojos veía a Axel y lo veía de un modo muy borroso. Entonces supe, que no había sido un sueño, pues cuando enfoqué la vista un poco mejor, me di cuenta, que no estaba en un lugar que fuera conocido para mí y eso me sobresaltó.–Amaia, cariño – Axel, me miraba con sus hermosos ojos verdes cristalizados – Te amo, preciosa ¿Cómo te sientes?–Me siento mal, mi amor – Respondí muy aturdida – ¿Dónde estamos? No estamos en nuestro departamento y tampoco estamos en la casa de Ale.Me empecé a desesperar, porque no sabía dónde estaba, no reconocía el lugar, la cabeza quería volver a dar vueltas, pero me controlé. Debía haber una explicación para esto, tenía que haberla.–Preciosa,