PDV. Hassam.
– ¡Me atrapaste! Si me gusta desde la primera vez que la vi y ahora que la conozco, me gusta mucho más, pero bueno tu mejor que nadie sabes la situación, sigue casada. Y no me quiero arriesgar a perder su amistad si se entera de esto.
– Me gusta que pienses así, y tienes razón, si te lanzas ahora la puedes asustar, pero muéstrale un poco de interés hombre, hace mucho que mi hermana no se siente amada, mi ex cuñado se encargó hace mucho de reducirla solo a ser mamá, para luego serle infiel, el muy canalla.
– Voy hacer lo que pueda Luz, yo no sé llevar las cosas con calma – dije sinceramente – Hace mucho que estoy acostumbrado a tomar lo que quiero cuando quiero. La única vez que lleve las cosas con calma, ella eligió a otro.
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PDV Hassam. – Socia por favor, lo que necesites, no tienes por qué sentir pena conmigo. – Anda dile E. de seguro su alteza estará feliz de decirte que si – soltó una Luz ya achispada por el alcohol. – Verás, la casa que pienso comprar, le están haciendo unas remodelaciones y la entregan en dos meses. Puedo alquilar una en ese tiempo, pero otra mudanza más le suma muchos cambios a Esteban y Paula. No sabía si también el alcohol estaba haciendo efecto en mí, pero sentí que mi sonrisa era más grande de la que pretendía. No necesite escuchar mas, ya sabía lo que quería y por supuesto como dijo su hermana yo estaba feliz de concedérselo, así que me adelanté antes de que me pidiera directamente su favor. – Elena, quédense el tiempo que necesites, tu familia le ha dado alegría a este lugar, me deleito ver a los niños en el parque y escucharlos reír, me gustan mucho los tés con tu mamá. Verte. Miré como los ojos de mi moon se le abrieron de par en par, tras
6 meses después.PDV. Luz – Despierta dormilona, – le hablé por lo bajo a mi hermana – pero que dama de honor tan perezosa escogí yo – dije mientras le movía a mi Elena una taza de café caliente recién hecho. Sabía que había trabajado hasta tarde, ahora estaba más metida en la empresa, y sobre todo trabajaba de noche luego de dormir a mis sobrinos. Agradecí que su trasnocho se debía al trabajo y no a las noches de llanto por su matrimonio fallido de hace meses atrás, debo admitir que tanto Khalid como su alteza me han ayudado bastante para distraerla, de hecho, creo que ya está a punto de darle una oportunidad al amor otra vez, o por lo menos está más cerca de Hassam, quien se lo merece por resistir con valor. Me quede pensando en mi padrino de bodas, admito que ese muchacho que a pesar de tener menos de treinta años y que carga una gran responsabilidad sobre sus hombros, ha sabido tener una paciencia de monje con mi hermana, quien aún rehúsa que él está loco de amor
PDV. Elena. Mientras estábamos en el aeropuerto del sultanato esperando embarcar para irnos a la India, llame a mis hijos, quienes contentos me contaron quitándose el teléfono uno al otro lo bien que la estaban pasado en Ontario, lo curioso de la llamada fue que en el último minuto a Paula se le había escapado "mamá voy a tener un hermano" mientras que su papá alzó la voz con un – Adiós Elena, disfruta – colgando rápido como si un embarazo se pudiera ocultar. Si este definitivamente es el fin, me quedé pensando, un hijo significaba que ahora si tenía otra familia, me pregunté si de verdad albergaba en el fondo de mi corazón la esperanza de volver con Aston, quien no se ha mantenido lejos, por el contrario, como a los dos meses de haber firmado el divorcio, empezó a frecuentar mi casa, a pasar tiempo allí con los niños, y a negarse que Esteban tuviera un teléfono, para que yo tuviera que llamarlo a él cuándo era su turno de estar con los niños. Fui sacada de mis pensamie
PDV. Elena. – Y bueno no sé, pero me acabo de acordar de eso y sabes. Moon, así – cerré la boca, me daba pena decirle a Luz que así me había llamado algunas veces Hassam. – ¿Moon? – preguntó con una ceja alzada. – Bueno nada, debe ser la cantidad de chai que me he tomado que hizo que me acordara de eso. – E por favor pareces una adolescente, termina de decirlo y reconocerlo, así te dice Hassam. Moon. Abrí los ojos como dos huevos. Estaba segura que las veces que me lo dijo estábamos solos, ¿o no? Me quedé pensando. – ¿Y tú cómo lo sabes? – pregunté un tanto alterada. – Se le ha salido mientras ha hablado de ti – encogió un hombro– una vez dijo algo así como “que tus ojos le iluminan el alma como la luna”, que romántico – dijo con una sonrisa burlona. – ¿Y porque no me lo habías dicho? – ¿Para qué? Si tú insiste en engañarte a ti misma, que no le gustas o que a ti no te gusta el. Ya en Londres dónde pude tener un tiempo a solas, mientra
PDV Elena. – Lo hare. Me encantó ir a verte primero. – me respondió mi socio y su sonrisa me deslumbró por lo amplia y real. Se dio media vuelta, camino unos pasos, lo suficiente para darme cuenta de lo bien que se ve en jeans desde atrás, cuando sentí que la respiración se me estaba poniendo pesada decidí moverme para pasar. – Elena – escuché a mi espalda y un escalofrío recorrió mi columna. – ¿Sí? – respondí girando nuevamente. – ¿Sabes el dicho que dice “a dónde fueres, haz lo que vieres”? – me preguntó, pero sus ojos hablaban de otras cosas más profundas. – Si, lo he escuchado – sonreí, más como nerviosa por no saber a qué se debía la pregunta. – Bueno aquí en Londres se despiden con doble beso en la mejilla. – dijo mientras asentía con su cara. Solté una carcajada a propósito de mis nervios. – Ok. Me acerque a él y me puse en puntillas para darle dos besos, el primero en su mejilla derecha, debió ser el beso en la mejilla
PDV. Elena. Cuando me disponía a bajar la bragueta de su pantalón para devolverle el magnífico favor que acababa de hacerme nos sorprendió el toque de la puerta de mi habitación. – Elena, estás ahí, abre la puerta – la voz de Luz media histérica sonaba detrás. – Permiso – empuje a Hassam en contra de su voluntad – vete a la habitación. Por fortuna la suite estaba dividida con una sala de estar y la habitación con la cama. – ¿Me estás ocultando? – pregunto con cara de ofendido – ¿te avergüenzas de mí? – con una mano en el pecho aguantando la risa. – Vete, vete – lo volví a empujar – vi mi reloj y me di cuenta que faltaba poco para la cena, ya debía de estar preparándome. Por fin abrí la puerta, por fortuna no nos habíamos desvestidos. – ¡Hola hermana! Disculpa se me pasó la hora. – ¿Se te pasó la hora? Pregunto con una mano en la cadera y la otra sosteniendo una caja blanca enorme. – Es mi cena de compromiso / despedida de solte
PDV. Hassam. Entre a la habitación directo a la ducha, pensando bajo la frialdad del agua que debería ponerme una disdasha a ver si así oculto un poco está erección tormentosa. De una vez descarte la idea, porque recordé aquella vez que escuche sin querer la conversación entre Elena y su hermana, hablando que preferían la ropa occidental porque con una disdasha sentía que estuvieran quitando un vestido. Me vestí lo más rápido que pude, tenía cinco llamadas perdidas de Khalid, el pobre debe estar nervioso ante su casamiento, y yo que no le avise que había llegado, supuse que los nervios prematrimoniales eran algo normal así te cases con la persona que elegiste y que amas. – Hermano – grité cuando lo vi sentado en la barra del restaurant en la azotea del hotel donde nos hospedados, me relajó saber que reservó toda la terraza para nosotros. Se levantó caminando hacia a mí y nos dimos un fuerte abrazo. – Con que apareciendo a última hora Eehh – dijo dándome co
PDV. Hassam. – Muchas gracias, tú te ves muy bien también. – respondió mientras recorría toda mi altura con sus hermosos ojos bajo unas largas pestañas que le llegaban a las cejas. – te queda muy bien el azul marino, dijo ante mi pantalón de ese color camisa blanca y un corbatín del mismo azul del pantalón. – Ahora si – con dos copas de Chandon en la mano, entrándole a su hermana una. Continuo Luz– repitan después de mi com -pa -dre. – kom ba drhe – repetí yo muy confiado de mi pronunciación y ambas hermanas soltaron la risa. Elena respiro profundo para recuperar la compostura mientras empujaba a su hermana suavemente con el hombro. – No seas mala ellos no usan la letra P. – Coumpadree. – se venturo Ashley. – Vas mejor – la ánimo Elena, solo con la R más suave. Y así nos tuvimos riendo hasta que llegó la cena, recibimos unos diez amigos más, solo no conocía tres de ellos que venían siendo socios de Khalid un canadiense y una pareja alemana. lueg