PDV. Hassam. Entre a la habitación directo a la ducha, pensando bajo la frialdad del agua que debería ponerme una disdasha a ver si así oculto un poco está erección tormentosa. De una vez descarte la idea, porque recordé aquella vez que escuche sin querer la conversación entre Elena y su hermana, hablando que preferían la ropa occidental porque con una disdasha sentía que estuvieran quitando un vestido. Me vestí lo más rápido que pude, tenía cinco llamadas perdidas de Khalid, el pobre debe estar nervioso ante su casamiento, y yo que no le avise que había llegado, supuse que los nervios prematrimoniales eran algo normal así te cases con la persona que elegiste y que amas. – Hermano – grité cuando lo vi sentado en la barra del restaurant en la azotea del hotel donde nos hospedados, me relajó saber que reservó toda la terraza para nosotros. Se levantó caminando hacia a mí y nos dimos un fuerte abrazo. – Con que apareciendo a última hora Eehh – dijo dándome co
PDV. Hassam. – Muchas gracias, tú te ves muy bien también. – respondió mientras recorría toda mi altura con sus hermosos ojos bajo unas largas pestañas que le llegaban a las cejas. – te queda muy bien el azul marino, dijo ante mi pantalón de ese color camisa blanca y un corbatín del mismo azul del pantalón. – Ahora si – con dos copas de Chandon en la mano, entrándole a su hermana una. Continuo Luz– repitan después de mi com -pa -dre. – kom ba drhe – repetí yo muy confiado de mi pronunciación y ambas hermanas soltaron la risa. Elena respiro profundo para recuperar la compostura mientras empujaba a su hermana suavemente con el hombro. – No seas mala ellos no usan la letra P. – Coumpadree. – se venturo Ashley. – Vas mejor – la ánimo Elena, solo con la R más suave. Y así nos tuvimos riendo hasta que llegó la cena, recibimos unos diez amigos más, solo no conocía tres de ellos que venían siendo socios de Khalid un canadiense y una pareja alemana. lueg
PDV. Hassam. Una vez en las motos de agua Elena iba apretándome el torso para evitar caerse por la velocidad a la que íbamos, estábamos hablando de todo y de nada con la voz alta para pasar el sonido del motor, poco podía concentrarme al sentir a través del pequeño triángulo que tenía de traje de baño su pecho pegado a mi espalda, estábamos llegando a un risco al cual debíamos dar la vuelta para completar la carrera. Al percibir que su agarre cedía y en vez de sentir su quijada en mi hombro tratando de ver el camino, sentía su mejilla recostada en mi omóplato. Baje la velocidad un poco, lo suficiente para que me pasaran dos motos que iban muy de cerca uno de ellos resultó ser Andrew quien al pasar gritó. – Elena, vente aquí para que no te duermas de aburrimiento – y aceleró a carcajadas. Elena dio un respingo y baje aún más la velocidad, hasta quedarnos de últimos. – ¿Con que aburro tanto a mi socia que se quedó dormida? – comenté volteando la cara hacia ella,
PDV. Hassam. La penetré lento sintiendo cada milímetro de la calidez de sus paredes rugosas dándome acceso y ajustándose a mi miembro tanto que cada movimiento hacia que vibrara dentro de ella. – Mash Alah – susurré entre dientes. – ¡Tómame Hassam! Y esa fue una orden, termine de hundirme en ella, mientras que mis dedos tocaban la parte baja del hueso de su pelvis. – Oh! si si – escuchaba en jadeos mientras movía sus caderas a un ritmo que me enloquecía. Unas cuantas estocadas más y nuestro éxtasis llegó, liberador. – De todos los lugares que vinieron a mi mente, jamás me imaginé que nuestra primera vez sería en el agua – le confesé mientras íbamos nuevamente a alta velocidad en la moto, mientras Elena depositaba besos en mi cuello, hombros y acariciaba mi abdomen con sus uñas. – Eso quiere decir que si habías pensado en una primera vez entre nosotros. – Oh mi bella moon lo deseé desde que te vi en el aeropuerto con la franela mojada y tus
PDV. Elena. – Espero qué la hagas muy muy feliz, sino te las verás conmigo – pinche con un dedo el abdomen definido de mi ahora cuñado. – Hey no me quites mis diálogos – se quejó riendo mi hermana atrayéndome hacia ella con un gran abrazo. – esa advertencia ya la hice yo hace unos días, ¿verdad su alteza? – dijo guiñándole el ojo a su padrino de boda. Cómo era de esperar Hassam no permitió que usará mi pasaje de vuelta y ahora estaba sentada frente a él, mi novio, me parecía increíble. El continuaba masajeando mis pies con sus fuertes y a la vez suaves manos, su toque hacía que mi piel se erizara. – Humm– solo salía de mis labios, mientras hundía sus pulgares en la planta de mis pies y luego hacia rodar con su índice mis dedos entre sus manos. – Oh por favor – gemí, resultaba tan placentero como relajante y mi respiración ya se iba acelerando. Abrí un ojo y miré a Hassam nuevamente, mantenía los ojos cerrados concentrado en su tarea, como si estuviera bus
PDV Elena. A nuestra llegada a su pequeño palacio todos los empleados me trataron con mucho respeto y hasta con un toque de alegría, no es que antes cuando vivi en la casa de huéspedes no me trataran bien, pero se notaba la diferencia, al parecer hospedarse en la casa principal significaba un aumento de nivel. Por un momento pensé que iba a ocupar una habitación aparte, estoy tan nerviosa que mis manos sudaban y se la retire a Hassam antes de que la sintiera. – ¿Todo bien? – pregunto ante mi rápido gesto. – Si – respondí añadiendo una sonrisa que cualquiera que me conociera sabía que no estaba diciendo la verdad. Me sorprendió darme cuenta no me creyó. – A ver mi brillante moon ¿qué pasa? Solté pesadamente la respiración mientras Hassam se sentaba en su grandiosa cama llevándome con él para sentarme en sus piernas. Lo abrace por el cuello. – Ante todo sinceridad Elena, quiero que te sientas cómoda aquí y conmigo, como si estuvieras en tu casa m
PDV. Elena. Al día siguiente despertar y tener un delicioso desayuno, Hassam insistió en llevarme a Psicoteach, el estaría ocupando su oficina, sin embargo, esa mañana debía ir al ministerio primero. Me baje luego de un largo beso de despedida y quedamos de vernos para almorzar juntos. Sentía que había pasado mucho tiempo desde que dejé de venir a la oficina apenas fueron diez días, sin embargo, habían pasado tantas cosas desde entonces, estuve poniéndome al día con los correos mientras que llegaba el encargado de marketing con quién debía reunirme hoy. Mi asistente me recibió con café y mis galletas de dátiles favoritas y detrás de ella llego Amira. – Querida, por fin volviste, cómo te extrañe. – Hola querida Amira, ¿cómo les ha ido? – Esto ha estado normal, aunque tenemos dos solicitudes de oferta más. – Guao, he leído solo una hasta ahora – saqué de mi bolsa unos chocolates que les traje de Bali – para ti – dije entregándoselo. – Me encanta gracia
PDV Elena. Más tarde de camino a la de Hassam noté que estaba más silencioso que de costumbre. – ¿Cómo estuvo la tarde? Pregunté colocándole una mano en la rodilla, que lo sobresaltó – Lo siento – dije al darme cuenta que estaba más pensativo de lo que yo creía. – Está bien Moon, discúlpame tu, ¿me decías? – Te pregunté cómo había ido tu tarde, pero ya creo que me respondiste. – le ofrecí medía sonrisa. – Bueno he tenido mejores, pero ya mejorará cuando lleguemos a casa. – Creo que puedo darte un masaje para que sueltes tensiones. – comenté levantando ambas cejas. – Hum, creo que eso estaría bien, aunque con lo que ya te probado tienes más de una opción para que yo suelte mi tensión. – respondió a mi oído para que el chófer no escuchará, no sin antes pegarme un mordisquito que hizo que mi piel se erizara. Una vez en el pequeño palacio dimos un recorrido cumpliendo fantasías que habíamos compartido luego de tomar un té, iniciamos por la oficina d