52: Invadidos de culpa.
La rubia se remueve en la gran cama, buscando el calor conocido que la estremece, pero abre los ojos al no conseguirlo. Su corazón late ferozmente.

¿A dónde ha ido? Se gira para mirar la hora en la mesa de noche y se da cuenta que son las siete de la mañana.

—¡Lila! —exclama angustiada, levantándose de la cama.

Sin embargo, con la misma fuerza que se levanta vuelve a caer en la cama, soltando un gemido agudo por la incomodidad en sus caderas e intimidad. Parece que la han hecho trizas desde adentro. Y no es doloroso al extremo de llorar, pero la hace levantarse con más calma. Toma un respiro y camina despacio, pensando y esperando que esta incomodidad no dure demasiado.

Se ve en bata, busca su ropa. Con dificultad se viste, sale de la habitación y aunque busca a Dorian no lo encuentra. Se siente un poco mal por ello, pero le preocupa que Lila se haya despertado y esté desesperada por no encontrarla.

Tiene miedo de ser descubierta y tener que admitirle, precisamente hoy después de
Vox Cor

Vendrán cosas fuertes, abrochense los cinturones <\3

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