Mi corazón da un vuelco. —¡Leslie! —la reprendo, aterrado, inmóvil. Entonces su mirada llena de tantas cosas me eriza, su cuerpo se lanza al mío, y la suavidad y dulzura de sus labios me obligan a corresponder. Jamás podría negarme a su beso. Tengo miedo. ¿Por qué cree que solo quiero sexo con ella? ¿Por qué me dijo esto? Mis manos se mantienen con puños apretados a mis costados mientras la dejo besarme, esperando tener el control y que ella se canse de que yo no responda más que esto. Pero mis esfuerzos decaen cuando ella misma toma mis manos y las lleva a su cintura, se restriega con fuerza de mi, muerde mi labio sacándome sangre. Gruño, jadeo. Somos fuego arrollador, cuando nuestras miradas vuelven a encontrarse, y el deseo y la lujuria se vuelven una. —Les-Lie... —Aprieto su cintura mientras nuestras frentes se unen con fuerza—. No quiero solo follarte. Eres mi novia. Nos vamos a casar. Vamos a criar a James. Jamás vuelvas a decir algo como eso, ¿escuchaste? Pero ella resp
Narra Dorian. "¡ELLA ES LESLIE! Sabía que no estaba loca, ¡él dijo su nombre en el video con SusAss!" "¿Pero es su novia? Oh por Dios! Dijo que la amaba! Tengo muchas preguntas ahora mismo" “Wow, Semental. Sí que fuiste lejos con el ‘harás lo que sea necesario’, te daremos el premio” "Esa rubia seguro estaba bien apretada, uffff" "Fuera del escándalo... Fue tan candente. No era solo sex0. ¡Y su rico pene estaba erecto a cada rato! Quisiera ser esa chica" "¡La conozco! Es una vil zorra" "Cumplió con el reto. No parecía que ella sabía que la estaban grabando, ¿pero por qué no se siente bien?" "OIGAN, ¿nadie va a hablar sobre su nombre? ¡Se llama Dorian!" Echo un vistazo a los comentarios y aunque quiero tirar mi teléfono por la impotencia que corre por mis venas, no lo hago, en cambio, aprieto los puños y decido volver a buscarla. ¿Qué está pasando? ¿Cómo llegó una cámara a mi habitación? ¡Todos la han visto! Mi Leslie... Nadie más que yo debía verla. Nuestro momento. Nuest
Dos años después.Narra Leslie.—James, cariño, no brinques —le pido, viéndolo de reojo mientras hablo por teléfono—. No, la verdad es que no tengo experiencia en algún restaurante. Solo… vendo algunas comidas o postres para mis conocidos… pero acabé dos diplomados certificados —explico.—Está bien, señorita Harrison, la estaremos llamando...—Pero...Antes de que pueda seguir hablando, la mujer cuelga la llamada.Demonios.Es la tercera entrevista que me hacen por teléfono y presiento que esta vez tampoco me llamarán.Unos meses después de que llegué aquí, una vecina llamada Daysi me invitó a la fiesta de su hijo menor. La pastelera de confianza estropeó su pastel así que le dije que yo podría hacerle uno. Lo hice, y a todos les gustó. Ese día Daysi me convenció de hacer un diplomado de pastelería, lo hice, y luego hice el de chef. He estado vendiendo almuerzos, pasteles y galletas por encargo, pero no es suficiente. Necesito un ingreso fijo.—¡Ma mila!Giro a ver a James y se me s
Narra Leslie.Me alejo de él, suelto su mano y lo observo. No me ha gustado su tono de voz. Es demasiado serio para él.—Kris... Espero que no sea...—No se trata de Dorian —habla enseguida.Escuchar su nombre me eriza la piel, y aunque quisiera no sentir que me asfixia, lo hago. Mi corazón late por todas partes y solo puedo pensar en él.Dorian. Dorian. Dorian.Hay una razón para no escuchar ni decir su nombre durante todo este tiempo. Y es porque al hacerlo, activa los más profundos sentimientos, desde la rabia, el odio, la tristeza, mi corazón partido, la culpa...Respiro profundo, intentando no pensar demasiado en el vacío en mi pecho.—¿De qué es? Kris se rasca la nuca.—Hay una nueva casa productora...—No —respondo rápido, con el nudo en la garganta—. Ni lo menciones...Me levanto, buscando como excusa recoger los juguetes de James, pero Kris sigue hablando.—No me estás escuchando bien. Dame unos minutos, por favor...Exhalo. No quiero escuchar nada que tenga que ver con el p
Narra Leslie. —¡Ma! ¡No quelo! —James se cruza de brazos, impidiéndome abotonar su camisa de vestir. —Por favor... —Le hago puchero—. ¡Mira lo bonito que te ves! —Lo giro hasta el espejo—. ¿No quieres verte guapo? —¡No! —responde, molesto. Sí, bueno… Nunca he conseguido ponerle una camisa decente por voluntad propia, generalmente usa chemisse, sudaderas, eso es lo de él. —¿Alguien necesita ayuda? —Kris aparece en la puerta. Me giro para verlo y sonrío un poco. Él luce arrepentido por lo de anoche, lo veo en su mirada. No tengo intenciones de discutir con él, es mi amigo. Lo único que me ata a mi pasado además del mismo James. —No quiere usar la camisa de botones —le explico. Kris entra a la habitación y se agacha a la altura de la cama para ver frente a frente a James. —Vamos, pequeño... —Alborota su cabello que me costó más de veinte minutos peinar por lo inquieto que es. Ruedo los ojos—. Úsala solo por hoy. Es un día importante. ¡Tu cumpleaños! Iremos a un lugar ele
Narra Leslie. —¿Tuvo algunos problemas durante el embarazo? —me pregunta la doctora. Mi cuerpo no ha dejado de temblar ni siquiera aunque tengo a mi hijo a dos metros de distancia, en la habitación de hospital pediátrica. —Y-Yo... Bueno, Doctora... Soy su tía, madre adoptiva... Mi... Hermana tuvo muchos inconvenientes durante el embarazo, sufría de tensión y... James nació prematuro... —le explico, agitada, teniendo un mal presentimiento—. Pero los doctores que lo trataron cuando estaba hospitalizado me dijeron que él... Estaría bien. Eso fue lo que me dijo el doctor Bryan. Tengo mucho que agradecerle, pues el día en que llevé a cabo mi plan de huida, él me ayudó con el traslado de James a una clínica especializada. Así que James estuvo hospitalizado dos meses allí antes de venirnos a Australia. Al escuchar mi respuesta, la doctora no hace ningún gesto que me ayude a calmar, en cambio, suelta las palabras que terminan de destrozar mi poca estabilidad emocional. —Eso tiene sentido
Narra Leslie Por suerte, la doctora da a James de alta. Cenamos algo saludable después de ir de compras, así que ahora nos encontramos regresando a casa, mientras mi pequeño duerme en los brazos de Kris, en los asientos traseros.—¿Cuánto fue?—¿Uhm? —Lo miro por el retrovisor, mis ansias aumentan.—¿Cuánto gastaste en el tratamiento?—No necesitas saberlo —suelto impulsivamente. Me siento frustrada, ansiosa, con ganas de gritarle al cielo ¿por qué?, ¿por qué yo de nuevo? ¿Por qué todo el maaldito mal me tiene tomada de la mano?Sin embargo, me siento mal en el momento en que veo el rostro de Kris; decaído, preocupado mientras le da un vistazo a James.Él solo está haciendo una pregunta y yo... Demonios.El recorrido es silencioso. Al llegar a casa ya es muy tarde. Once de la noche. James debe empezar su dieta y tratamiento mañana mismo, así que debo comenzar a organizarme.Tomo a mi bebé en brazos, paso toallas húmedas por su cuerpo, lo cambio de ropa y después de besar su frente,
⚠️ +21 ⚠️ ... Casa productora Midnight Rider. Sala #6. El hombre azota con el látigo los pliegues de la rubia por décima vez. El placer dejó de ser opción al quinto azote debido a la fuerza ejercida, así que ella se remueve, gimiendo a través de la mordaza. Está amarrada a cada esquina de la cama, desnuda, con apretadas pinzas en los pezones que le han adormecido los mismos. Todo su cuerpo está lleno de marcas, chupetones y aceite, haciendo arder cada una de sus marcas. ¿Cuándo va a penetrarla? Él la ha torturado sin piedad, sin dejarla llegar al orgasmo, y él está allí, torturándose a sí mismo con la jaula de castidad. —¿Quieres correrte, perra? —masculla con la voz ronca. Ella gime ansiosa, y él quita su mordaza; luego besa su boca con fiereza y deja pequeños mordiscos por su abdomen hasta que llega a coño que arde por las torturas. Y en cuanto su lengua roza la piel, la rubia chilla, soltando algunas lágrimas. Sin embargo, el placer vuelve a inundarla cuando la lengua se ad