Narra Leslie. —¡Ma! ¡No quelo! —James se cruza de brazos, impidiéndome abotonar su camisa de vestir. —Por favor... —Le hago puchero—. ¡Mira lo bonito que te ves! —Lo giro hasta el espejo—. ¿No quieres verte guapo? —¡No! —responde, molesto. Sí, bueno… Nunca he conseguido ponerle una camisa decente por voluntad propia, generalmente usa chemisse, sudaderas, eso es lo de él. —¿Alguien necesita ayuda? —Kris aparece en la puerta. Me giro para verlo y sonrío un poco. Él luce arrepentido por lo de anoche, lo veo en su mirada. No tengo intenciones de discutir con él, es mi amigo. Lo único que me ata a mi pasado además del mismo James. —No quiere usar la camisa de botones —le explico. Kris entra a la habitación y se agacha a la altura de la cama para ver frente a frente a James. —Vamos, pequeño... —Alborota su cabello que me costó más de veinte minutos peinar por lo inquieto que es. Ruedo los ojos—. Úsala solo por hoy. Es un día importante. ¡Tu cumpleaños! Iremos a un lugar ele
Narra Leslie. —¿Tuvo algunos problemas durante el embarazo? —me pregunta la doctora. Mi cuerpo no ha dejado de temblar ni siquiera aunque tengo a mi hijo a dos metros de distancia, en la habitación de hospital pediátrica. —Y-Yo... Bueno, Doctora... Soy su tía, madre adoptiva... Mi... Hermana tuvo muchos inconvenientes durante el embarazo, sufría de tensión y... James nació prematuro... —le explico, agitada, teniendo un mal presentimiento—. Pero los doctores que lo trataron cuando estaba hospitalizado me dijeron que él... Estaría bien. Eso fue lo que me dijo el doctor Bryan. Tengo mucho que agradecerle, pues el día en que llevé a cabo mi plan de huida, él me ayudó con el traslado de James a una clínica especializada. Así que James estuvo hospitalizado dos meses allí antes de venirnos a Australia. Al escuchar mi respuesta, la doctora no hace ningún gesto que me ayude a calmar, en cambio, suelta las palabras que terminan de destrozar mi poca estabilidad emocional. —Eso tiene sentido
Narra Leslie Por suerte, la doctora da a James de alta. Cenamos algo saludable después de ir de compras, así que ahora nos encontramos regresando a casa, mientras mi pequeño duerme en los brazos de Kris, en los asientos traseros.—¿Cuánto fue?—¿Uhm? —Lo miro por el retrovisor, mis ansias aumentan.—¿Cuánto gastaste en el tratamiento?—No necesitas saberlo —suelto impulsivamente. Me siento frustrada, ansiosa, con ganas de gritarle al cielo ¿por qué?, ¿por qué yo de nuevo? ¿Por qué todo el maaldito mal me tiene tomada de la mano?Sin embargo, me siento mal en el momento en que veo el rostro de Kris; decaído, preocupado mientras le da un vistazo a James.Él solo está haciendo una pregunta y yo... Demonios.El recorrido es silencioso. Al llegar a casa ya es muy tarde. Once de la noche. James debe empezar su dieta y tratamiento mañana mismo, así que debo comenzar a organizarme.Tomo a mi bebé en brazos, paso toallas húmedas por su cuerpo, lo cambio de ropa y después de besar su frente,
⚠️ +21 ⚠️ ... Casa productora Midnight Rider. Sala #6. El hombre azota con el látigo los pliegues de la rubia por décima vez. El placer dejó de ser opción al quinto azote debido a la fuerza ejercida, así que ella se remueve, gimiendo a través de la mordaza. Está amarrada a cada esquina de la cama, desnuda, con apretadas pinzas en los pezones que le han adormecido los mismos. Todo su cuerpo está lleno de marcas, chupetones y aceite, haciendo arder cada una de sus marcas. ¿Cuándo va a penetrarla? Él la ha torturado sin piedad, sin dejarla llegar al orgasmo, y él está allí, torturándose a sí mismo con la jaula de castidad. —¿Quieres correrte, perra? —masculla con la voz ronca. Ella gime ansiosa, y él quita su mordaza; luego besa su boca con fiereza y deja pequeños mordiscos por su abdomen hasta que llega a coño que arde por las torturas. Y en cuanto su lengua roza la piel, la rubia chilla, soltando algunas lágrimas. Sin embargo, el placer vuelve a inundarla cuando la lengua se ad
La rizada espera ansiosa al pelinegro. Su corazón late apresurado. Si bien este último año siendo novia "oficial" de Dorian ha sido bastante caótico y desgastante, adora poder tener el derecho de ser la mujer que lo complace al llegar a casa.Su vida ha dado un giro dramático desde que confabuló con Víctor para engañar a Leslie. Mila definitivamente no esperaba que Dorian supiera que ella estaba involucrada.Su plan era llegar a él al verlo destrozado, ser su heroína dispuesta a curar sus heridas. Sin embargo, Dorian solo pudo tirar odio sobre ella, follandosela como una cualquiera, sin preocuparse por darle placer. Hasta que descubrió una nueva manera de torturarla, y al final, terminaba dejándola llegar al clímax.Y fue eso, la manera en cómo solo disfrutaba de ser utilizada y recompensada, lo que la atrapó en un círculo vicioso.Al pasar los meses Dorian comenzó a invitarla a las fiestas de la industria que comenzaron a hacerse famosas después del primer concurso. E incluso llegó a
Dorian le había dado todo. Cada parte de él... La dejó entrar a su corazón, a su vida, cruzó y rompió todos los jodidos límites solo para estar con ella. ¡Por todos los cielos! La había cuidado, protegido, salvado. Se había dejado dominar por otras mujeres para no utilizarla. Había mentido. Dejarse manipular incluso. Todo para que ella le pagara de la peor forma: yéndose, así, sin más. Sin siquiera escuchar de él una explicación. ¿Acaso no lo amaba? En medio de su dolor Dorian pensó en todo lo que pudieron decirle de él. ¿Y acaso ella ya no lo conocía?, ¿no había sido suficiente su amor para ella como para dudar si quiera y solo creer todas las maalditas cosas que ellos le dijeron? No fue solo traicionar su amor y su confianza. Fue grabar esos videos. El primero exponiendo al público su máxima intimidad, algo que sólo le pertenecía a ellos dos. Algo que él había estado luchando por mantener a salvo. Y ese segundo video, grabarlo con semejante mentira, sabiendo que iban a descali
Por otro lado, Leslie termina de darle el medicamento a James. —Eres un niño bueno —dice con orgullo, pues el pequeño toma sus medicamentos sin quejas. Agradece esto tomando en cuenta la personalidad de James—. ¿Ahora quieres comer alguna fruta, mi amor? —¡Pela! —exclama emocionado—. ¡Quelo Pela! ¡Pela! Leslie ríe un poco y lo carga en sus brazos. —Bien, vamos por tu pera. Sabe que ha sido un poco maniática con él estos últimos dos meses. Casi ni lo deja caminar para que no se agite; aunque James se rehúsa la mayor parte del tiempo, logra chantajearlo con barras de maní o avellanas que por suerte le encantan. Están yendo rumbo a la cocina cuando Leslie recibe una llamada. —¿Leslie Harrison? —Sí, ¿en qué lo puedo ayudar? —Leslie, soy Elijah Harvey director de Recursos Humanos de la pastelería FlourVanilla. Te llamo porque hemos recibido tu currículo y nos interesa conocerte. Queremos hacerte una entrevista de trabajo. La ahora castaña salta en su sitio dándole una sonrisa ale
Leslie salió corriendo de la oficina sin poder explicarle nada a Elijah. Estaba hiriendo de vergüenza. Temblando, devastada, condujo hasta llegar a casa, sin poder pensar más que en ese jodido día. El día que ella misma arruino su felicidad. Al llegar encuentra a James tomando su siesta, lo cual es un alivio porque no quiere que el niño la vea en este estado. Entonces se derrumba en el sofá mientras Kris la examina en silencio, ansioso por saber qué ocurrió. Hasta que ella se derrumba. —¡Descubrieron el video, Kris! ¡Gané ese puesto pero descubrieron mi video con Dorian! El director no me dijo nada pero… ¿Cómo puedo estar allí sabiendo que quizás todos lo verán? ¡Ese día me vendí, Kris! Y ese video… Yo… Ella solloza, devastada. No se supone que debe ser tan fácil conseguir algo como eso, al menos que sea usuario de la página. ¿Tan famoso se había vuelto el jodido video? Kris no sabe qué decirle. Él sabía que algo como esto podría pasar pero, tomando en cuenta que Australia no es u