La rubia se remueve en la gran cama, buscando el calor conocido que la estremece, pero abre los ojos al no conseguirlo. Su corazón late ferozmente. ¿A dónde ha ido? Se gira para mirar la hora en la mesa de noche y se da cuenta que son las siete de la mañana. —¡Lila! —exclama angustiada, levantándose de la cama. Sin embargo, con la misma fuerza que se levanta vuelve a caer en la cama, soltando un gemido agudo por la incomodidad en sus caderas e intimidad. Parece que la han hecho trizas desde adentro. Y no es doloroso al extremo de llorar, pero la hace levantarse con más calma. Toma un respiro y camina despacio, pensando y esperando que esta incomodidad no dure demasiado. Se ve en bata, busca su ropa. Con dificultad se viste, sale de la habitación y aunque busca a Dorian no lo encuentra. Se siente un poco mal por ello, pero le preocupa que Lila se haya despertado y esté desesperada por no encontrarla. Tiene miedo de ser descubierta y tener que admitirle, precisamente hoy después de
El corazón de la rubia palpita tan fuerte, desesperado, mientras ve a su mejor amiga tocándose el pecho con la mano, indicando que verla con Dorian ha sido tan impactante que le duele el corazón. —Li... —intenta hablar en un hilo de voz, a sabiendas de que esto no tendrá un buen final—. Li-la... La morena agitada, intenta respirar, siente que se acerca un mareo. Esto le duele, le duele demasiado. —¿Me... men-tiste, Leslie? —cuestiona con la vista borrosa, alejando con su mano a la mujer que se intenta acercar. Leslie se queda en silencio, llorando. Todo el calor y su corazón enamorado por estar en los brazos de Dorian se ha ido, dándole paso al dolor que tanto quería evitar. Por su parte, Dorian se mantiene estático, sin poder saber qué hacer para que esto no termine peor de lo que se ve. Tiene que evitar a toda costa que Lila le diga la verdad a Leslie, pero no puede dejar a la morena sola, en este estado, con sus antecedentes, es un riesgo. Así que maldice una y otra vez, sintie
—¿Ella estará bien? —le pregunta Dorian al doctor viendo a Leslie en la camilla, anestesiada, porque tuvo un colapso y tuvieron que intervenir.—Lo estará —responde preocupado—. Supe sobre la situación de la señorita Broomfield. Ahora que el padre del bebé está en la cárcel... Si el bebé logra sobrevivir, solo hay dos opciones: se lo llevará servicios sociales o...—No —interrumpe de inmediato Dorian, aterrado por eso—. Ellas... Fueron huérfanas. Leslie no va a abandonarlo. Y yo no la voy a dejar. El niño se quedará... con nosotros. Nos haremos responsables de él.Decirlo, no le ha costado, pero cuando se da cuenta del peso de sus palabras, siente la presión en su corazón. Definitivamente no está preparado para esto, pero sabe que Leslie no dejará al niño, y él tampoco a ella así que... ¿Serán padres?—De acuerdo. Eso es un alivio. Ese niño ha pasado por mucho antes de haber nacido —comenta, y guía a Dorian hasta cuidados intensivos de pediatría, en donde Dorian puede ver a través del
El pelinegro recibe llamadas de un teléfono desconocido pero además de que no le gusta atender así como así esos números, su teléfono está tan descargado que no podrá soportar un segundo de llamada más, así que lo apaga, y suspira. Agradece que West le haya dado dos días de descanso. Le da tiempo para asimilar todo y estar para la rubia. Esta despierta de repente, sintiendo el enorme vacío en su pecho. Se intenta levantar de la camilla pero la mano de Dorian toca su hombro devolviéndola a su sitio. —Do-rian... —hipea, mientras sus lágrimas vuelven a salir—. Dime que fue una pesadilla... —Lo ve, aterrada—. Dí-melo... El pelinegro niega, mientras sus ojos se cristalizan. Y allí, de pie a su lado la abraza por los hombros, mientras ella llora de nuevo, desconsolada. No existe más nada ahora para ella. Solo el dolor, el remordimiento. Ama a Dorian pero si tan solo ella... No... Dorian es algo bueno para ella, no se arrepiente de tenerlo. Debe lamentarse de la forma en que sucedieron l
La rubia jadea por la impresión. —¿Estás... hablando en... serio? —Mira el rostro del hombre, sin poder creerlo.Dorian suelta una pequeña risa, nervioso, nostálgico, enamorado.—¡S-Sí! —Toma sus manos y las besa—. No tengo un anillo ahora pero yo... Te lo daré pronto, sí... —Sonríe, y Leslie se abraza a él mientras llora, llena de felicidad y nostalgia—. Lo siento por proponerte esto justo ahora, pequeña pero... —La separa y junta sus frentes, desesperado—. Quiero estar toda mi vida contigo, y ahora... Ahora tendremos a James, ¿no? Yo puedo... Puedo con eso. Lo sé.La rubia asiente en su pecho. Sabe que estar casado con alguien es un compromiso de por vida siempre y cuando haya amor. Así que si Dorian quiere esto con ella, es porque la ama. No tiene la más mínima duda en él. Es un hombre más que maravilloso, es perfecto.—S-Sí... —responde soltando lágrimas—. Sí quiero. Sí quiero tener tu apellido y estar con James, juntos...Dorian la alza fácilmente mientras le da una vuelta en el
Cuando el cuerpo de Lila es trasladado al cementerio para su entierro, Leslie se aferra con fuerza al brazo de Dorian para no caerse. Él y el pequeño James es lo único que la mantienen de pie ahora. Perdió a sus padres desde que nació, la vida la dio una hermana, y también la ha perdido, así que está más que devastada. El sacerdote pide su nombre completo, se lo dan y prosigue con el rezo. Pero Leslie no puede escuchar nada, solo piensa en casa momento vivido con la morena, y lo mucho que la entristece el hecho de no criar a James juntas; que esta no vea a su hijo crecer. —T-Te prometo que le hablaré de ti... Te amará, Lila. Él sabrá que eres su madre... —Toca la urna, sollozando—. Te amo, hermana... Por favor... Descansa. James estará bien... Y tras decirlo, Dorian la aleja, porque el personal del cementerio comienzan a hacer su trabajo, bajando la urna lentamente hasta su hueco, y posteriormente, cubriéndola de tierra, haciendo definitivo su adiós. Esta mañana transcurre triste y
Narra Dorian.Cuando estoy molesto, siento como si el mismo fuego pasara por mis venas, brotara de mi piel y me nublara la vista. Pero cuando estoy desesperado, como ahora, es como si estuviera encerrado en una fría caja, sin suficiente oxígeno como para respirar; comienzo a tener un tic nervioso en el ojo, y cualquier persona que me pasa por un lado, lo veo como un enemigo.Ahora observo a Leslie apoyada del cristal, viendo al pequeño James. Yo estoy a dos metros de ella sin ser capaz de acercarme.Después de ese abrazo, ella solo dejó de llorar, pero la mirada llena de odio que me dio, me dejó neutralizado. Entonces me pregunto, ¿por qué? ¿Por qué ahora? ¿Tuvo una pesadilla, como yo, y en ella vio que era yo el culpable de la muerte de Lila? ¿Qué es lo que está pensando?Después de unos minutos, ella pasa por mi lado, y entonces la sigo.—Llévame a casa —murmura con voz fría.Mi corazón late con fuerza porque, maaldición, su distancia me mata, pero extrañaba escuchar su voz dirigid
59: Me odia tanto.Narra Dorian.Isabella me abre la puerta de su casa.—¿Qué fue lo que pasó? —cuestiono de una vez.—Hola, Dorian. Yo estoy bien, ¿y tú?—No tengo tiempo.Entro finalmente, y me siento inquieto aunque el ambiente es fresco.—Pasan de las diez, Dorian. Debería ser yo la que no tiene tiempo. Interrumpiste mi sueño.La veo y... Tiene razón. Está usando pijama, tiene el cabello revuelto. Se ve cansada.¿Pero cómo me veo yo?—Isabella... —murmuro, con las manos en las caderas—. Solo dime, ¿qué rayos pasó? ¿Exactamente qué escuchaste?Ella me ve y me invita a sentar en el comedor pero sacudo la cabeza.—Dorian... No te ves bien —expresa, mirándome con preocupación—. ¿Por qué los días libres? ¿Pasó algo con Leslie?Trago hondo, pensando en lo que ha pasado. No quiero explotar. No quiero...Tocan la puerta.Decido sentarme en la maaldita silla porque mi vista pesa demasiado. Entonces escucho la voz de mi mejor amigo.—¿Qué miierda? ¡Pensé que estabas muerto!Hago seña con la