Todos sabemos que Candy no tuvo que ver con esto... (°.°)
Leslie se queda helada por la pregunta de la manicurista. —¿P-Perdón...? —tartamudea, nerviosa, aterrada de sentirse expuesta. Se siente así porque, aunque no tiene una relación con Dorian, sabe que si lo relacionan con él sabiendo quién es, la hace ver muy mal. —Eres una zorra —murmura otra manicurista. —¿Te has hecho pruebas de transmisión sexual? La rubia ve a todos lados, recibiendo miradas llenas de asco y desaprobación mientras su cuerpo entra en pánico. —Qué asco, cariño. Por favor mantente alejada de nosotras. Podrías contagiarnos de alguna enfermedad venérea. —Qué desdichada... —Risas—. Tener que conformarse con un hombre que se folla a cientos de mujeres mientras le promete amor solo a ella... —Ilusa. —Sabía que algo andaba mal en ella... Todos los comentarios le caen encima, abatiéndola, haciéndola arder de vergüenza. Se siente humillada, y en el fondo, se disgusta con Dorian por entrar a su vida siendo quién es. ¡Ella no es una zorra! Sus lágrimas salen sin para
Leslie es arrastrada por el cabello por la esposa del moreno. Y por más que quiere luchar y defenderse, el shock reciente más el dolor de sus costillas la debilita.Cuando reacciona, está sentada frente a Bibian, la cual empieza a gritarle.—¡Sabía que esto pasaría! ¿Qué se puede esperar de una mujer como tú? ¡La novia de un actor porno! ¡Tan descarada como él! ¡Una zorra vil!La rubia alza la vista con lágrimas pesadas cayendo por sus mejillas, con el dolor físico y emocional afectándola hasta pensar que quiere desaparecer.—S-Señorita... —balbucea hipeando—. ¡Le juro que ese hombre quiso violarme!—¡Cállate zorra! —Bibian grita en su cara, enardecida—. ¿Quién te crees que eres para hacer una acusación como esa? ¡No eres nada más que una zorra! ¡Estás despida! ¡Largo de aquí buena para nada! ¡Largo!En crisis porque no le creen, y por saber que se ha quedado sin el empleo que tanto necesita, intenta levantarse para rogarle a Bibian que le dé una oportunidad, pero la mujer la toma del
Leslie baja la mirada, viendo y sintiendo su cuerpo erizarse lentamente cuando Dorian toma sus manos y las aprieta un poco, haciéndole saber que lo que acaba de decir no es fácil para él y quizás... La verdad.Por más que siente que lo odia, en el fondo, tampoco puede alejarse de él. Incluso estos días en que no se vieron, ella no paró de pensar en él, como si fuera una necesidad ahora en su vida.Aún y cuando la mayoría de sus pensamientos se basaban en el odio por ser quién es, su cuerpo recordaba cada noche los labios sobre ella y las caricias que la llevaron al éxtasis.¿Podrán esas mismas manos hacerla sentir segura, en paz, después de todo el caos que ellas mismas han causado?Sabe que no podrá obtener una respuesta si solo se va. Si no cree en sus palabras. Después de todo, acaba de ser juzgada y humillada, ¿por qué tiene ella que pagarle con la misma moneda a Dorian?—Bien... —responde, encontrándose con los ojos oscuros que le traspasan la piel.Dorian dibuja una vaga sonrisa
Dorian no entiende cómo es que ha llegado a este punto, pero sabe que algo de ella lo ha atrapado. No es solo obligación por el reto, deseo, curiosidad por saber qué más podrá ser capaz de hacer con esta mujer. Es... todo al mismo tiempo.Ambos prefieren mantenerse en silencio. Él, por el peso que le genera saber que no necesita tocarla, pero si no lo hace, ¿qué queda de él? Está acostumbrado al contacto físico sexual con una mujer al lado, desde hace más de 10 años. Sin excepciones.¿Qué se supone que debe hacer?, ¿observarla hasta sentir que su propia ansiedad por todo lo consume lentamente? Como cubos de hielo al sol de la mañana.Y ella... se mantiene en silencio porque tiene miedo de las consecuencias que las palabras puedan causar. Ya ha dicho lo que él quería. Ya no quiere hablar más.Pero mirando sus ojos, mientras se anima a tomar el batido de fresa, siente cómo se formulan miles de preguntas que al parecer se quedarán en la imaginación, sin siquiera tocar el aire.¿Debería
Cuando Dorian finalmente se calma, y respira profundo, se da cuenta que se le han salido las lágrimas.Se siente completamente renovado después de reír. ¿Hace cuánto que no lo hacía?Ve el rostro con una sonrisa vaga en el rostro de Leslie y siente una vergüenza arrolladora por haberse visto tan expuesto ante ella.Él es un hombre frío, que raramente sonríe. No había tenido razones de sonreír o reír antes de que ella llegara, pero todo ha cambiado...—Leslie, cariño... —Aclara su garganta intentando calmar la ansiedad—. Pequeña, no has perdido tu virginidad. Tranquila —le explica.Ella lo mira con los ojos abiertos, y en lugar de sentir que el peso en sus hombros disminuye, se siente avergonzada.—¿Cómo es que...?El pelinegro no puede evitar sonreír de oreja a oreja, mirándola con fascinación sin siquiera saber que lo hace.—Leslie, necesitaría romper tu himen para eso. Al menos que seas demasiado sensible y se haya roto con ese orgasmo. ¿Nunca leíste algún libro o...?Ella sacude la
Leslie retrocede hasta sentarse sobre la esquina de la gran cama, sin quitar la mirada de él, ni él de ella.La puerta se cierra sola y el corazón de la rubia se acelera. Tiene miedo de qué el se dé cuenta de esto. Teme que la cercanía con él sea demasiado peligrosa como para permitir que algo mas suceda.Él también siente lo mismo, pero se enfoca en pensar que debe cuidar su herida, tratando de no pensar de forma lasciva.Se deja caer de rodillas frente a ella, en medio de sus piernas, quedando frente a ella. Ese roce los quema. Y ambos se relamen los labios al mismo tiempo por el calor que comienza a invadirlos.—¿Puedes subir tu camisa? —pregunta él, pausado.¿Desde cuándo tiene que pedirle algo así a una mujer? Sí, claro. Desde hoy.Leslie asiente y no quita la mirada del hombre cuando levanta la camisa hasta la mitad de sus pechos cubiertos de encaje blanco.Dorian siente el escalofrío en su espina dorsal por la vista de ella en ese perfecto sostén, pero rápido su deseo se desvan
Dos cuerpos se remueven en la cama, dependiendo del calor del otro para seguir teniendo un sueño tranquilo.Pero es Dorian, el cual siente la presión en sus bolas, el que abre los ojos de golpe.El corazón golpea con fuerza su pecho al darse cuenta que está de cucharita con la rubia; abrazando su cintura, con la mano peligrando en su entrepierna, mientras su pene hecho una roca apunta hacia la espalda baja de esta.Tragando seco, se separa de ella. Contiene la respiración mientras sale de la cama sin dejar se verla, y la ve moverse, haciendo una mueca de queja o dolor con sus ojitos cerrados.El pecho de Dorian se oprime. Recordando lo que ella le dijo en sueños, en todo lo que ha estado haciendo por ella, y se pasa las manos por la cara, frustrado.Generalmente le basta con mantener la mente en blanco para controlar sus impulsos sexuales, pero pasa unos minutos, duchándose, haciendo ejercicio y tomando su batido, y el dolor lo perturba, casi tanto como la idea de querer volver a la c
Dorian sonríe con malicia al ver a la actriz Sweet Belly salir de la empresa del hombre. —¿Lo tienes? —pregunta ansioso. La mujer pelinegra de pecho y trasero grande sonríe satisfecha mientras le entrega la pequeña cámara. —Me debes una —susurra pasando su uñas postizas por el pecho de Dorian. Él toma sus muñecas provocando en la mujer un jadeo y una cara pícara. —Cuando quieras... —responde fríamente, no pensando demasiado en las consecuencias de ese favor. Cada uno toma su camino mientras él siente la mirada de la mujer sobre él al subir a la moto. Desde el día en que se corrió en la cara de Candy algunas actrices han escrito a su DM, proponiendo provocarle lo mismo. Para ellas ha sido completamente excitante verlo así, dominado y extasiado en manos de otra mujer. Por esa razón el video se está haciendo tendencia, pero él no lo sabe. Con la grabación en sus manos y la idea de venganza sintiéndose en el paladar, regresa a su apartamento. Quisiera decirle a Leslie lo que har