Eran altos, jóvenes, atractivos y elegantes, los tres hombres, desconocidos para Megan, se erguían con ese aire de elegancia y superioridad mirándola con incredulidad.— No puede ser… ¿Tú eres su secretaria? — Preguntó el otro sujeto, elevando una ceja.— Su asistente personal. — Aclaró Megan, inhalando profundamente.Pues parecía que ese era el día en que todos se dedicarían a menospreciarla por su aspecto, hasta los desconocidos.— Pfffff. — El tercer hombre intentó contener una carcajada.El primer hombre que habló y que estaba en medio de los otros dos, les dirigió una mirada seria a sus compañeros, como si los regañara, los otros dos sujetos intentaron recuperar la compostura.— Somos amigos de Albert, venimos a verlo… — Declaró el primer hombre hacia Megan, dando un paso al frente como si no necesitara decir nada más.— Muy bien, ¿me dan sus nombres para anunciarlos? — Indicó Megan levantando la bocina del telefonillo.— ¿De verdad crees que te vamos a hacer caso? — Preguntó el
Gael tomó a Albert por los hombros y lo llevó hacia los ventanales, alejándolo de todos, esperando que se controlara por completo.— ¿Dónde escucharon ese rumor? — Murmuró Albert hacia Gael.— ¿Rumor?— Rosalyn no es mi novia, nunca lo fuimos, solo salimos un par de veces, como amigos… — Gruñó Albert con la mandíbula apretada, lleno de frustración.— Bueno, hermano… — Gael elevó las cejas, sorprendido. — Tendrás que aclarárselo a toda la clase alta de la ciudad y sus alrededores, todos hablan de eso.— ¡M∆ldici0n! — Mascullo Albert para sus adentros, imaginándose a la única persona que hubiera podido hacer correr este rumor, la misma Rosalyn.— Bueno, en vista de la situación, creo que será mejor que nos vayamos. — Gael estiró la mano hacia Albert, sacándolo de sus pensamientos. — Albert, lamento mucho todo esto.— Tranquilo, sé que tú eres mejor que esos dos idiotas… — Albert le dio un apretón de manos. — No sé cómo todavía sales con ellos.— Usualmente no lo hago… — Gael inhaló prof
Nada de eso podía ser cierto, no después de todo lo que Albert y ella habían pasado juntos, todas sus visitas, sonrisas, los juegos con April, no después de todo el amor y la honestidad que él le había demostrado.Dayana era una mentirosa, esa era la única verdad.Claro, Megan había notado un cambio en Albert desde que pasaron su primera noche juntos, cuando él descubrió lo de su disfraz, desde entonces, Albert parecía más serio, cauteloso y pensativo, eso la tenía nerviosa.Pero no habían tenido la oportunidad de hablar, de terminar de aclarar todo y en cuanto pudieran estar solos para terminar su conversación pendiente, las cosas entre ambos, estarían bien de nuevo.Megan estaba esperanzada de tener la oportunidad de estar a solas con Albert al salir del trabajo, sin embargo, se sorprendió mucho cuando había dos autos esperando a la salida.— ¿Pasó algo? — Preguntó ella extrañada, al tiempo que el mismo Albert le cerraba la puerta del auto en qué ella se subía.— Sí, tengo un proble
Lleno de rabia e indignación, Albert subió al auto, dónde inhaló varias veces profundo, intentando controlarse.— Al apartamento de la señorita Smith, ¿señor? — Preguntó el chófer, observándolo desde el espejo retrovisor, era la primera vez que lo veía tan alterado.— No…Albert se quedó un instante pensativo, mientras el auto avanzaba lentamente hacia la salida de la propiedad, él no estaba en condiciones de ver a Megan y a April en ese estado, y tampoco pensaba permitir que sus problemas o su mal humor las afectara de alguna manera.Además, Albert tenía mucho por hacer y tenía que actuar rápido, no solo para poner a Rosalyn en su lugar, sino porque también tenía un viaje y un proyecto que organizar.— Hay un cambio de planes, llévame a la joyería Diamonds, en el centro de la ciudad. — Ordenó Albert al chófer.— ¿Qué? — El hombre lo miró una vez más por el espejo retrovisor, extrañado. — Señor, ya es algo tarde, creo que debe estar cerrado.— ¿Acaso eso importa? Solo conduce el auto
— Así es, ¿no viste a la prensa afuera?, ¿cómo el personal preparaba todo?, en cuestión de minutos el señor Collins saldrá a dar el anuncio. — Aseguró Dayana, viendo con satisfacción como la expresión de Megan se quebraba lentamente. — Te compadezco, pero debías saber que el señor, jamás te tomaría en serio, eso era obvio. — Murmuró con un tono burlón.— No, no, no… Eso no puede ser cierto. — Musitó Megan, cerrando los ojos e inspirando profundo, sintiendo como se asfixiaba mientras caía en un ataque de pánico.— Si lo es, aquí está la prueba y aunque nunca nos llevamos bien, entiendo como te debes sentir… — Siguió Dayana por lo bajo. — Soy una mujer, al igual que tú, aunque no lo creas, a mí también me han engañado los hombres… — Siguió echándole sal a la herida, despertando el recuerdo de Megan cuando Gianfranco, su exnovio, la engañó, arruinándole la vida.— No puede estar pasando de nuevo… — Musitó Megan, llevándose las manos a su rostro, mientras intentaba procesar todo con la res
Albert avanzó a paso firme con Megan de la mano, pero unos pasos después, cuando estuvieron frente al bullicio de la gente, las cámaras y la vista de los curiosos, Albert sintió como la mano de Megan soltó la de él.Al voltear, Megan se había camuflado entre otros integrantes del staff de organizadores que estaban sobre la tarima, ella se notaba nerviosa, manteniendo la mirada baja y ocultando su rostro.Sintiéndose algo contrariado, Albert arrugó el entrecejo, pero él entendía que ella podía estar asustada y confundida frente a tanta gente, quizás necesitaba un momento, por lo que él recuperó su semblante solemne y volvió a girarse hacia el público que lo esperaba.Un pequeño podio estaba dispuesto con un micrófono, luego de saludar y agradecer a los presentes por atender a su llamado, tanto a la prensa como a los empleados, Albert pasó directo a los anuncios.—Hoy, en nombre de toda mi familia, quiero agradecer a todas las personas que han confiado en nuestras empresas: nuestro
Albert soltó la cajita lentamente, sacó la mano del bolsillo y rodeo a Megan en un abrazo protector, besando su cabellera con delicadeza.—Esas son todas las declaraciones que daré el día de hoy, gracias. — Voceo Albert una vez más, hacia el micrófono y con Megan entre sus brazos, se giró para adentrarse de nuevo en la empresa, ignorando los gritos y montones de preguntas de los reporteros presentes.Ella no se merecía esto, él deseaba pedirle matrimonio, casarse ya mismo con ella, si era posible, pero no de esta manera, para Albert, Megan se merecía mucho más que un show público de demostración.Luego de tantos años buscándola y esperándola, ella se merecía una declaración llena de romance y significado, sin timidez y sin miedos.—Albert… — Gimió Megan, levantando la vista, cuando se sintió a salvo, fuera de los focos.—Tranquila, ya todo pasó… — Murmuró Albert, sin soltarla de su abrazo.Juntos se dirigieron a la salida trasera de la empresa, la cual estaba resguardada y dó
—¡Señor!, ¿lo vio? — Un hombre entró abruptamente en la oficina.—Sí, acabo de ver la noticia, toda la declaración de Albert Collins… — Gianfranco apagó el televisor que tenía puesto en una de las paredes, frente a su escritorio.—Esa mujer tiene el mismo nombre de la chica que estuvimos buscando, lo recuerdo… ¿Podría ser ella? — Preguntó el hombre, llamado Luis, quien había sido una de las manos derechas de Gianfranco por años.—Bajo otras circunstancias, te hubiera dicho que no… Esa mujer tan fea no tiene ni un toque de la belleza natural de Megan, se ve asquerosa… Pero…Gianfranco se quedó pensativo por un instante, pasándose la mano por su barbilla, con esa mirada diabólica que causaba escalofríos en sus enemigos.—Pero sería demasiada coincidencia que Albert Collins, anuncie una relación con una Megan Smith, cuando sé perfectamente que él la estuvo buscando y justo cuando anuncia una auditoría a sus empresas…—¿Señor? Eso arruina nuestros planes… — Respondió Luis, tem