—Señor, tenemos a la niña, está sana y salva… — Jorge traía a April en los brazos, entregándosela a Albert, quien, de inmediato, la apretó contra su pecho, April lloraba y gemía de la emoción.—¿Y Megan? — Preguntó Albert ansioso.—Ya revisamos toda la casa, no la hemos encontrado, ni tampoco a Gianfranco, parece que era, como pensábamos, una trampa para entretenernos y terminar huyendo… — Explicó Jorge.—¡No! Mi mamita está aquí, yo la escuché papi, tienen que salvarla, búsquenla bien, de verdad, ella está aquí… — Intervino April, desesperada.—Tranquila, te prometo que la encontraré, ¿sí? — Albert la apretó una vez más, llenándose del calor de la niña y sintiendo como el corazón le saltaba de felicidad, había recuperado a su hija.—¡Señor! — Uno de los escoltas se acercó apresurado. — Encontramos una puerta escondida, parece ser de un sótano, está cerrada… — Albert y Jorge se miraron leyéndose el pensamiento, allí debían estar.—Bien, sáquenla de aquí… — Albert le entre
— La señora Smith llegó muy golpeada, pero estará bien… Ya hicimos una revisión general y no tiene grandes daños internos, el hígado está algo inflamado y vimos varios moretones, pero no es nada que con descanso, buenos cuidados y tratamiento se pueda quitar, en unos días estará bien… Es una mujer muy fuerte... — Explicó el doctor a Albert. — Ahora mismo está dormida, le dimos unos calmantes para el dolor y no despertará por un buen rato, pero puede acompañarla si lo desea. — Gracias, doctor. — Asintió Albert, para luego dirigirse a la habitación de Megan. Albert entró en la habitación, deteniéndose en la puerta, el dolor de verla en esa camilla de hospital fue muy grande. Tragando grueso, él se acercó a ella lentamente para detenerse a su lado, el corazón le latía acelerado. Aunque lucía algo pálida, Megan se veía plácidamente dormida, tan tranquila y serena, como si no hubiera acabado de pasar por todo el trauma que pasó. La única evidencia eran los moretones. Albert tom
Durante el tiempo de la preparación para los juicios de Dayana, Rosalyn y Gianfranco, Albert se tomó unas vacaciones completas de sus responsabilidades y se dedicó de lleno a su familia.Él se había convertido en el apoyo de Megan y en su cuidador, no solo para curar las heridas físicas que sanaban lentamente, sino también las heridas emocionales.Fue difícil y traumático para ambos, muchas veces Megan despertaba a media noche, gritando o llorando, pues las pesadillas la atacaban, aprovechándose de sus miedos.El amor y la dedicación de Albert, los días que pasaban entre el hombre que amaba y su hija, April, fue el bálsamo que, poco a poco, fue llenando a Megan de seguridad y coraje, hasta hacerla olvidarse por completo del temor y el dolor del pasado.Y ahora que todo había terminado y Megan ya estaba mejor, solo faltaban dos cosas por hacer.La primera salió a la luz pública, apenas Gianfranco y todos sus hombres estuvieron encerrados en prisión, Albert reconoció públicamente l
Durante la cena no hubo mucha conversación, el silencio era cómodo para ambos, quienes parecían ya comunicarse a través de sus ojos, con miradas llenas de amor, felicidad, satisfacción y deseo.La cena terminó y Albert acompañó a Megan a la orilla del balcón, desde donde podían ver toda la propiedad y sus alrededores.De pronto, en medio de la oscuridad, él se agachó, dejando a Megan confundida y emocionada al mismo tiempo, la verdad no se esperaba esto.—Megan, cielo… He intentado hacer esto varias veces y espero que esta ocasión sea la definitiva… — Albert tragó grueso. Megan arrugó el entrecejo, pues ella solo recordaba la ocasión en qué estuvieron en la casa de los padres de él. — Megan, te amo, siempre lo he hecho y tengo la certeza de que el destino te hizo para mí, así como me hizo a mí para ti, nos lo ha demostrado poniéndonos en el camino del otro a pesar de todas las adversidades… Por eso, quiero consolidar esa unión, no solo por nuestros sentimientos o por nuestra hija,
De inmediato, Megan se giró sobre los talones quedando frente a Albert, su respiración ya estaba agitada, el ritmo de sus pulsaciones era acelerado. Megan rodeó con sus brazos en el cuello de Albert al tiempo que le estampó un beso, sus labios se unieron, sus lenguas se entrelazaron, mientras que sus cuerpos se iban pegando. Ella intentó saltar para rodear sus piernas en las caderas de Albert, pero el largo y ajustado de la falda que usaba no se lo permitió, al instante, se escuchó una tela ser rasgada. Albert había abierto la falda por completo, lanzándola a un lado y se agachó ligeramente para tomar a Megan por los muslos, levantándola mientras ella se amarraba a su cuerpo. A unos pasos, el trasero de Megan terminó recostado sobre el tope de la peinadora de la habitación, todos los cosméticos comenzaron a caer, Megan prácticamente le arrancaba la camisa a Albert, al tiempo que él jaloneaba la blusa de ella. — Oye, ¿me piensas arrancar toda la ropa? — Gruñó Megan con un tono
—Oh, qué mujer tan hermosa…—Parece un sueño…—Mira su piel y esos labios…—Me enamoré a primera vista…Los murmullos de la gente se hacían cada vez más fuertes, al tiempo que la hermosa joven, Megan Smith, entraba en el salón, tomada de la mano de su novio, Gianfranco Rizzo.La joven siempre había deslumbrado a dónde quiera que iba por su belleza natural, no obstante, ahora que se había arreglado mucho más para la ocasión por petición de su novio, Megan se había convertido en el centro de atención de todos los presentes, mientras que Gianfranco la lucía con orgullo.A pesar de los nervios que sentía por estar en una fiesta tan importante, rodeada de personas de alta alcurnia, Megan intentaba lucir tranquila, con la frente en alto, avanzando a paso lento, aferrada al brazo de su novio con fuerza, tal como se lo había indicado Gianfranco.El vestido azul oscuro ajustado, de larga falda con abertura en una pierna y con mangas cortas caídas, brillaba con cada paso que ella dab
—¿Qué es eso? — Preguntó Adam confundido, pero un segundo después, cayó en cuenta de las intenciones de su amigo. — ¿Piensas drogarla? — Preguntó discretamente, susurrando, algo impresionado.—¿Qué? ¡No!… — Gianfranco se hizo el ofendido. — Claro que no voy a drogarla… Esto es… — Señaló la botella, mientras levantaba la vista, algo pensativo. — Esto es una especie de estimulante.—Al igual que las dr0gas… — Afirmó Adam elevando una ceja con incredulidad.—No, no de esa manera… — Aclaró Gianfranco.—A ver, amigo… Entonces explícanos, ¿qué piensas hacer con eso? — Intervino Ryan con curiosidad.Gianfranco ya se había girado sobre la barra y pidió dos copas de champán.—Megan solo pretende hacerse la difícil conmigo, ya saben cómo son las mujeres hermosas, se resisten al principio, se hacen las duras… — Iba explicando Gianfranco, cuando el barman ya le traía las dos copas de champán servidas. — Pero al final, ella será mía, no importa cuánto se resista… Yo solo voy a acelerar
—¡Oiga, señorita…!El escolta que acompañaba a Albert se acercó con la intención de quitársela de encima, pues no era la primera vez que una mujer se le lanzaba en los brazos a su jefe, molestándolo.Pero en esta ocasión Albert levantó la mano en un rápido movimiento, indicándole que se detuviera.La joven seguía observándolo, parecía no haber notado al escolta o estar ignorándolo por completo, ella solo miraba fijamente a Albert.Los ojos de aquella hermosa jovencita se habían convertido un pozo azul en el que Albert podría hundirse, se veían apenas cristalizados, lo que le daba un brillo especial.Las mejillas sonrojadas de ella le daban a entender que sentía vergüenza, sin embargo, por la forma en que ella se aferraba a su cuerpo, se podía sentir que había un genuino deseo y pasión.No era la primera vez que una hermosa mujer se le lanzaba a los brazos invitándolo a la cama, pero sí era la primera vez que él sentía que se le paralizaba el mundo ante una sola mirada.Parecía