Capítulo 31 — Quiero que seas mía

Albert la arropo entre sus brazos, Megan se acurrucó en él, sintiendo el calor y la protección de su cuerpo, ella podía escuchar los rápidos latidos de su corazón, ese ritmo fue como un arrullo que fue disipando sus lágrimas y temores lentamente.

Así estuvieron por largos minutos, sobre el colchón algo espichado de la vieja cama de Megan, poco a poco se acercaban más el uno al otro, se aferraban y los problemas en los que ambos pensaban, se iban disipando, desaparecían momentáneamente.

La respiración de Albert se hizo más regular de un momento a otro, Megan se imaginó que él se había quedado dormido, ella se separó un poco, levantó el rostro para verle la cara y terminó encontrándose con esos hermosos ojos verdes, que parecían más oscuros en la tenue oscuridad.

— Eres muy hermosa… — Le susurró Albert, mirándola fijamente, sin los anteojos.

Y poco a poco, los labios de los dos, se fueron acercando, hasta unirse en un tierno y dulce beso.

El abrazo se hizo más fuerte, el calor de
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