Capitulo 03.| Mi Averno personal.

POV : TARA.

Hay cosas en la vida que deben permanecer ocultas, no por qué sean malas y representen un riesgo, sino por lo excitante que pueden ser...

Tan asombrosas que te atrapan en un mundo subalterno a la realidad del cuál no podrás salir fácilmente, exactamente eso fue lo que me sucedió a mí, un día comencé a saltarme cada una de las reglas que me mantenían postrada y ya después no pude parar.

Mi nombre es Tamara Ford, actualmente tengo veintinueve años, desde que nací mis padres me han inculcado una educación conservadora, el noventa y nueve porciento de las cosas eran prohibidas.

Mí niñez la pasé de un internado a otro, siendo estos religiosos o escuelas especiales para chicas, siempre me vestí como según ellos era lo correcto, mostrar alguna parte de mí cuerpo era inconcebible, mi comportamiento debía adaptarse al de una dama y guardarme para mi futuro marido.

«¡Patrañas!»

Eso estuvo bien mientras fuí una niña que solo le importaba jugar con sus muñecas y soñar con su príncipe de sangre azul, pero después que entre en la adolescencia fue otra cosa diferente, quería experimentar, salir con personas, ver y conocer ese mundo que estaba tan prohibido para mí, pero había un grandísimo problema.

Mi padre; Doménico Ford.

Cómo podría liberarme de él sin enfrentarlo y eso era lo que menos quería, porqué a pesar de que nunca fui suficiente para él, yo lo quería y no deseaba decepcionarlo, sino al contrario quería demostrarle que estaba equivocado.

Que las mujeres también podíamos ser exitosas.

Fue allí dónde todo comenzó, primero con pequeñas escapadas del internado, luego vinieron las fiestas, los chicos y así me fuí acostumbrando a vivir una doble vida, en mí casa era la chica fea, desarreglada, sin amigos, aquella que vivía una vida monótona, sin emociones fuertes y que le gustaba tejer.

¿A quién demonios en este siglo le gusta tejer?

Pero fuera de mí casa, mi personalidad y apariencia se transforman, literalmente era otra mujer, una que era sensual, alegre, alocada, arriesgada y me encantaba ser el centro de atención de todos los hombres y mujeres que me rodeaban.

Así fue durante muchos años, estudie una carrera luego después de tantos tropiezos decidí incursar mi propio negocio junto a mi amiga Aislyn Jones y todo lo hice siendo tan joven, porque tenía muy presente que mi padre nunca me daría el mando de las empresas Ford.

Aún siendo su única heredera, el piensa que las mujeres no estamos hechas para dirigir una compañía.

Sabía que tarde o temprano el me encontraría un esposo "digno" y sería el quién se encargaría de todo.

« hombres y sus costumbres retrógradas y machistas»

De igual manera acepté las decisiones de papá porque tenía un plan a futuro para obtener lo que me había negado. Yo era un ser libre, una mujer ambiciosa que disfrutaba de su sexualidad, sin ataduras ni prejuicios pero seguía encerrada, había algo que le faltaba a mí vida y sabía justamente lo que era.

Pero primero necesitaba demostrar que era completamente competente para tomar el mando.

En ese entonces entró a mi vida, mi boleto de salida el gran Ace Beringhelis.

¡Un idiota más del montón y el mayor de todos los imbéciles!.

Era egocéntrico, controlador, superficial pero sobre todo muy ambicioso, el candidato perfecto según mi padre. Acepté el contrato de matrimonio y supe desde la primera vez que me vió que jamás pasaría algo entre nosotros, era obvio que se unía a mí por el dinero, todavía recuerdo su mirada de repudio la primera vez que me vió.

«Dejó muy claro que sentía asco por mí aspecto, así que lo aproveché eso a mí favor»

No niego que me encanta lucir mucho más desagradable, cuando lo tengo cerca porque sé cuanto le incomoda mi apariencia, sobre todo esa voz chillona que suelo utilizar para hablarle.

Todo salió tal cómo pensé, a Ace no le interesaba nada de mi vida, no hubo conversaciones entre nosotros, ni siquiera una mirada, el es feliz en su mundo con sus amantes y yo soy feliz en el mío con mis placeres, tenemos cinco años de casados y ya para finales de este año buscaré por todos los medios una forma de divorciarme.

En todos estos años le he ocultado muchas cosas a mi maridito, pero la mentira más grande de todas es que soy una mujer horrorosa.

Apenas me hice dueña del club de Atlas, supe mis verdaderos instintos, ya no era suficiente escaparse una noche para salir de fiesta y fingir ser otra.

yo quería un lugar.

«Mi lugar»

Un averno particular para aquellos que compartían la misma pasión que yo, aquellos que estaban marcados por la lujuria y el placer siendo amantes de prácticas que estaban mal vistas ante la sociedad pero que para nosotros no era así.

Fue así entonces que nació Inccubus, donde los pecados se servían en la mesa y eran degustados con el mayor de los deseos.

Y, yo me convertí en Pandora la Diosa del inframundo y ama de todo el lugar...

Aunque seguía llevando mi doble vida, era feliz, porque por fin tenía mi propia guarida y cuándo me convertía en Pandora nada importaba, no existía ninguna regla para mí, simplemente era yo.

Inccubus es un club privado, nuestros miembros pertenecen a un selecto grupo exclusivo los cuales poseen una membresía, pero también puedes entrar si uno de los nuestros te da una invitación, la única condicion que tenemos por el bien de todos es proteger tu identidad y no dar tu información personal a nadie, para evitar problemas a futuros.

A causas de prejuicios y señalamientos por la sociedad, no nos responsabilizamos de esas aptitudes moralistas, por eso es obligatorio el uso de antifaz o mascara, lo demás que pase siempre y cuándo sea consensuado por ambas partes podrás hacerlo.

Tenemos diferentes Tipos de entretenimiento, salas de castigos, salas amateurs para principiantes, salas de cristal en estas tú decides si te unes a participar o solo disfrutas de observar y por supuesto estaba la sala común.

Donde solo podías disfrutar de los buenos tragos y buscar parejas para entretenerte o simplemente disfrutar de los espectáculos de la noche.

Una vez al mes celebramos la noche de Luxuria, es una noche sin restricciones, reproches ni prejuicios, donde yo como anfitriona y dueña principal del lugar le entrego a mí elegido hasta lo más intimo de mi ser, regalándole un experiencia inolvidable.

Inicialmente hago una elección entre todos los candidatos o candidatas, el afortunado acepta pasar la noche conmigo bajo mi mando, hasta que yo así lo decida.

«Ese día ya se acercaba y me sentía ansiosa tenía el presentimiento que este sería diferente a todos.»

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