BEOFAcostado contra el respaldar, miro a las dos mujeres al pie de la cama. Semidesnudas, se besan eróticamente, acariciándose entre ambas, dándome miradas lascivas, masturbándose para mí con gemidos seductores… Debería ser una escena que me endureciera.Sin embargo, si antes me costaba trabajo lograr una erección completa cada vez que venía por sexo a los burdeles, ahora las cosas son más complicadas.Desciendo mi mano hasta la bragueta, mi pene medio erecto por la calentada tan rica que cogí hace apenas unos minutos. Me abro los botones y, a pesar de la escena frente a mi cama, mi cerebro me juega malas pasadas.—Mmnnn… —Meto la mano y me saco la polla para manoseármela.Hoy no me interesa, como siempre, observar sus reacciones al verme desnudo. Joder, solo pienso en ella.En su piel tan blanca y sonrojada, sus curvas pronunciadas, su cuerpo meneándose dentro de esa jaula, esos muslos gruesos, las caderas perfectas para mis manos.—Sshhh… —Me imaginé a mí mismo chupando las aure
BEOFSus pasos retumbaron hasta la antesala. Escuché ruidos sordos de golpes y llantos, ¿las estaría golpeando?Mi cerebro intentando procesarlo todo. Pensando si intervenir o no, ni siquiera entendía muy bien que había sucedido aquí. Pasé de la calentura a la desilusión y luego de la calentura a la conmoción. No sé ni cómo mi soldado aún sigue de pie. Me incliné intentando subirme los pantalones por los muslos, para al menos enfrentar el problema vestido.Comencé a dar pasos sobre la moqueta, a ver cómo coño me guardo ahora dentro del pantalón, esta puñetera erección.Ni falta que hizo. La puerta de entrada se cerró de nuevo de golpe. La escuché regresando apresurada por la antesala, venía al cuarto y mi lobo podía oler el peligro en el aire. Aun así, no me transformé.Tampoco pretendía atacarla, ni mucho menos. Por muy lycan que fuera, era una hembra y yo no peleo con hembras, menos con ella.—Espera, vamos a hablar civilizadamente, no sé qué crees que… ¡espera, joder! —La vi
BEOF“Está llorando, Beof. Maldición, es la hija del Regente Elliot, su loba me lo dijo. Ella es la hija de esa mujer, Katherine Everhart.” Las palabras de mi lobo me sacaron de mis fantasías eróticas.Aparecieron los recuerdos vagos de aquella vez que conocí a esa hechicera y nunca más quise acercármele. Seguía pensando que podía ser su mate de segunda oportunidad, no deseaba problemas.Pero nunca imaginé haber reconocido la tenue fragancia de mi mate antes de su nacimiento. Aunque sabiendo ahora que era una poderosa y rara lycan hembra, tampoco es tan sorprendente.Me levanté al fin, semidesnudo, su suave espalda temblorosa frente a mi mirada. Ahora era yo el que estaba demasiado nervioso y hasta culpable.¡Joder, si ni siquiera la había regañado todavía!—Está bien, pequeña, no llores, no llores, podemos hablarlo. Debiste decirme desde el principio… —Estiré mi mano para tocar su hombro.Diosa, mientras más cerca, más me seducía su esencia.La silueta de su cuerpo desnudo me tenta
AMARA—Nena, respira por la nariz… eso, así, pequeña, no hay prisas, Amara… —escuchaba su voz ronca por encima de mis jadeos, mi propio corazón latía en mis oídos.Subí la mirada a través de mis ojos nublados para ver su apuesto rostro de cerca, tan fiero y sexy.El aroma de sus feromonas me recordaba al bosque lluvioso, fresco y excitante, adoraba los días de lluvia.Su dominante cuerpo volvió a cubrirme. Era la primera vez que me sentía tan pequeña, mi espalda pegada a la pared, mi boca de nuevo siendo deliciosamente devorada.Su lengua jugaba con la mía. Mi primer beso fue en ese escenario, cuando sus labios se fundieron con los míos, y lo había extrañado desde ese momento.Toda la ira consumiéndose en el fuego de mi excitación. Estaba caliente, deseaba que me tocara más, que me hiciera todo lo que venía a hacer en este cuarto de burdel.—Beof… —gemí su nombre, sintiéndolo bajar por mi cuello, resoplando contra mi clavícula, sus manos toscas grandes apretándome las nalgas, separánd
AMARALos sonidos obscenos hacía mucho que llenaban la habitación.Beof respiraba agitado sobre mi clítoris, con la boca abierta sobre mi sexo, su nuez de Adán se movía arriba y abajo.Sentía sus caninos de bestia crecer, pero él siempre cuidó para no lastimarme.Mirando al techo, todo mi cuerpo temblaba, aun en el limbo orgásmico.Pero mi cachondo lycan se había cansado de jugar. Me vi siendo levantada de repente.—¡Aah, Beof! —di un gritito apoyándome contra él, enredando mis piernas en su estrecha cintura.Sus músculos voluminosos me ponían tan caliente, esos tatuajes entrelazados con su piel…Nos besamos de nuevo en la boca. Me saboreé en sus labios. Se sentía raro y morboso.Lo dejé meterme la lengua y enredarla con la mía.—Amara… Mmm… —mi nombre en sus labios sonaba a pura gloria.Cuántas noches soñé con él… Cuántas veces me toqué imaginando que era Beof…Me sentó sobre sus piernas, a horcajadas, mientras se subía la camiseta por la cabeza y los poderosos brazos, lo sentí patea
AMARA Me fui relajando y disfrutando, el sonido de humedad, de hacer el amor deliciosamente, inundó la habitación. Mi mente daba vueltas, caliente y lujuriosa. Clavando las puntas de los pies en el colchón, abrí más las piernas y me arqueé, sintiendo el peso de su pelvis chocando con la mía. —¡Beof… aahhh! —¿Te gusta? Sshhhh… mmm… ggrr… Las embestidas comenzaron a ser más rudas. Sus garras se aferraron a mis caderas, levantó el tatuado torso y veía su poderoso cuerpo embistiendo vigoroso, los músculos explotando agresivos y brillosos del sudor. Metiendo y sacando el falo hasta la empuñadura, sus pesados testículos chocaban rítmicos contra mis nalgas. —¡Dime, Mara! Mmm… ¡¿te gusta que te folle tu macho?! —¡Sssiii! —gemí cachonda, sin poderme contener, retorciéndome sobre la cama —. Si es contigo, todo me gusta… Aahhh… Qué rico, mi mate… se siente tan bueno… —Ssshh, mujer, me vas a enloquecer. Gírate, nena, vamos, es hora de montarte como una loba. De repente, Beof paró. Se
NARRADORA“No huelo a la cachorra por ningún lado”, Vorath gruñó en su mente. —Por supuesto, papá, este es tu feudo, claro que puedes venir cuando quieras—. Lavinia dio una sonrisita más que nerviosa, Diosa estaba sudando a raudales. ¡¿Qué hacía su padre aquí?! Y lo peor, sin la domadora, algo así como un perro sin correa, o más grave, un lycan sin compañera para que lo controlara. —¿Dónde está tu hermana? Llámala—. Elliot se quitó los guantes de viaje y el mayordomo agarró su pesada capa.—Vamos a almorzar todos juntos, tu madre y yo fuimos a hacer negocios en el castillo del Rey Lycan y pasamos a darles una vuelta… —¿Y mamá, dónde está?—. Lavinia enseguida miró hacia atrás como un preso en busca de la amnistía. ¡Con su madre todo era más fácil! —¿Qué sucede, Lavinia? Te noto muy nerviosa, te hice una pregunta ¿dónde está Amara?—. Las palabras de Elliot salieron entre dientes. La ira le iba bullendo en las venas, como fuese lo que imaginaba, aquí se iba a liar parda. Amara si
NARRADORANo podía controlarlos por completo, al menos no sin luchar un poco, ellos no le temían, más bien la luz que había en ella los llamaba a devorar. Nyx odiaba cada vez que tenía que enfrentarse a uno de estos bichos, no sabía cómo su padre y su hermano podían convivir con esas abominaciones. Invocó su Espada de Centellas para ponerlo en su lugar, esos espectros solo entendían por la fuerza del poder, pero antes de dar un paso adelante… —Ya basta—. La voz fría de un hombre se escuchó desde el interior de la sombra espectral que dio un grito agudo. Ahora sí que no se reía tanto. «Oh no, el amo lo había sorprendido haciendo travesuras, ¡solo quería jugar un poco con la lucecita!» Nyx vio salir dos manos desde el estómago del espectro, tiró hacia los lados como rasgando su piel inexistente. El chillido la hizo taparse los oídos y de repente, la sombra de oscuridad se disipó para dejar al descubierto a un hombre joven, saliendo del interior del ser espectral. —Odio cada vez q