BEOF“Joder, qué hermosa hembra” Soul gruñó bajo al ver a la mujer que subió por la plataforma y ocupó la jaula cuadrada. Sentía mis caninos alargarse y mi miembro comenzaba a despertar en mi entrepierna. Bastante rápido para lo que en ocasiones se demoraba en entusiasmarse, pero es que mis ojos le estaban enviando una señal a mi pene demasiado tentadora. “Totalmente de acuerdo, Soul” le respondí relamiéndome los colmillos, recostándome a la silla para ver el espectáculo que estaba dando. Subí la mirada lobuna por sus pies descalzos que se movían sobre el suelo oscuro, bastante pequeños y delicados para su estatura más alta que las mujeres promedio. Sus pantorrillas carnositas daban paso a los gruesos muslos blancos y las caderas anchas y sensuales que ahora se meneaban dentro de la jaula, agarrándose a los barrotes, pegándose a ellos descaradamente, al compás de la melodía. Mi imaginación pervertida volaba, ya me imaginaba sobre esa deliciosa hembra, dominándola con mis manos e
BEOFSe quedó tranquila, aún de rodillas, y verla sometida a mi control, sus ojos llenos de obediencia y deseo, me tenían con las bolas a punto de explotar. Mi pulgar rodeó su barbilla, tragué al quedarme fijo en esos voluptuosos labios rojos. Todo parecía como en cámara lenta.Podía sentir su respiración pesada y nuestros corazones latían golpeando con fuerza en nuestros pechos. — Sshhh – siseé relamiéndome cuando toqué sus labios.La deliciosa pulpa se sentía tan bien al tacto, moría por chuparle la boca, por mordisquearla y besarla a fondo. Ni siquiera era un tipo de besos, pero a ella le haría de todo, me la iba a comer de arriba abajo, claro, solo si me dejaba. Me incliné aún más, siempre observando sus orbes. No veía miedo en ellos y eso me gustó demasiado. Hundí al fin mi nariz en su cabello, seguía molestándome el no poderla oler bien, mi lobo tampoco llegaba a la suya, ¿por qué?Mi boca se pegó a su oído, saqué la lengua y lamí toda la concha, bien despacio y seductor,
BEOF—¿Te vienes dentro de todas las prostitutas que conoces? —al fin me respondió con otra pregunta un tanto extraña.Su voz baja, vibrante, segura, me encantaba. Nos miramos fijamente y juraría que veía algo de reproche en el fondo de sus ojos. —No, de hecho, no acostumbro a hacerlo, pero contigo lo haré. ¿Eso es acaso un problema? ¿No usan aquí esas pócimas para evitar tener cachorros? —fruncí un poco el ceño, de verdad esperaba que me dejara correrme en su intimidad, no creía poderla sacar a última hora. Se quedó pensativa.Comencé a poner un poco ansioso, sobre todo cuando bajó la mirada a mi vara que ya hacía una carpa familiar sobre la bragueta.“Por favor no me rechaces, maldit4 sea, no me rechaces”, me encontré incluso suplicando en mi mente. Su pequeña mano bajó a explorar y la dejé, al final me la iba a ver. No era algo que pudiese modificar.Más valía un dolor rápido a uno lento, si me decía que no, que lo hiciera ahora.Fue la primera vez que sentí que tocaría fondo e
BEOFDi unos pasos hacia la mesa y la silla donde me ubicaron.La bebida dejada a un lado, apenas y le di un sorbo. Tomé la pesada capa del respaldo y la abrí, sacudiéndola, acercándome de nuevo al escenario y pasándola sobre sus hombros para cubrirla. —Ve, Ónix, espérame en tu habitación y prepárate para mí —le ordené dominante, mi bestia interior rugiendo por salir a jugar.La vi levantarse con las piernas medio flojas y sumergirse en la oscuridad del fondo del escenario hasta unas pesadas cortinas verdes por donde se metió. “Bien, Soul, vayamos a ser desangrados.” “Es el mejor dinero que invertiremos en el maldito mundo.” Soul estaba afilándose los dientes. Me alejé, saliendo del salón.Me dolía el miembro y caminaba algo raro. No era para menos si estaba doblado como una gruesa manguera mal acomodada dentro de una caja. Bajé mi mano y lo moví de posición, la humedad del presemen rezumaba de la punta.Aguanté la incomodidad, mis pesadas bolas latían pidiendo liberación. —Mu
BEOFSentía mi pecho apretarse, maldit4 sea, dolía, la decepción y los complejos que tanto me esforzaba por hundir de nuevo salían a flote. Odiaba no ser un lobo normal, ¿por qué la Diosa me tuvo que hacer así? Soul se quedó en silencio, dejó de incitarme a tomarla, sentía toda la turbulencia en su alma. —No la tomaré por primera vez, esto fue un error —dije, cerrando los ojos con cansancio, suspirando.—Espere, no se lo dije para desanimarlo. Si ella lo eligió… —Hizo bien en decírmelo —subí la cabeza y corté su retahíla algo ansiosa. Por supuesto, pensaba que el ganso de oro se le escapaba de las manos. —Pagaré igual, no se preocupe, a usted su comisión y dele las 10,000 monedas de oro cuando la envíe. Firmaré el pagaré —me acerqué a la mesa, obviando la punzada en mi pecho. —¿Le va a pagar tanto dinero a una chica desconocida y sin tocarle un cabello? —no hacía falta que lo dijera así, si ni yo mismo me lo creía. —Para que vea lo generoso que soy —le di una respuesta escueta
BEOFAcostado contra el respaldar, miro a las dos mujeres al pie de la cama. Semidesnudas, se besan eróticamente, acariciándose entre ambas, dándome miradas lascivas, masturbándose para mí con gemidos seductores… Debería ser una escena que me endureciera.Sin embargo, si antes me costaba trabajo lograr una erección completa cada vez que venía por sexo a los burdeles, ahora las cosas son más complicadas.Desciendo mi mano hasta la bragueta, mi pene medio erecto por la calentada tan rica que cogí hace apenas unos minutos. Me abro los botones y, a pesar de la escena frente a mi cama, mi cerebro me juega malas pasadas.—Mmnnn… —Meto la mano y me saco la polla para manoseármela.Hoy no me interesa, como siempre, observar sus reacciones al verme desnudo. Joder, solo pienso en ella.En su piel tan blanca y sonrojada, sus curvas pronunciadas, su cuerpo meneándose dentro de esa jaula, esos muslos gruesos, las caderas perfectas para mis manos.—Sshhh… —Me imaginé a mí mismo chupando las aure
BEOFSus pasos retumbaron hasta la antesala. Escuché ruidos sordos de golpes y llantos, ¿las estaría golpeando?Mi cerebro intentando procesarlo todo. Pensando si intervenir o no, ni siquiera entendía muy bien que había sucedido aquí. Pasé de la calentura a la desilusión y luego de la calentura a la conmoción. No sé ni cómo mi soldado aún sigue de pie. Me incliné intentando subirme los pantalones por los muslos, para al menos enfrentar el problema vestido.Comencé a dar pasos sobre la moqueta, a ver cómo coño me guardo ahora dentro del pantalón, esta puñetera erección.Ni falta que hizo. La puerta de entrada se cerró de nuevo de golpe. La escuché regresando apresurada por la antesala, venía al cuarto y mi lobo podía oler el peligro en el aire. Aun así, no me transformé.Tampoco pretendía atacarla, ni mucho menos. Por muy lycan que fuera, era una hembra y yo no peleo con hembras, menos con ella.—Espera, vamos a hablar civilizadamente, no sé qué crees que… ¡espera, joder! —La vi
BEOF“Está llorando, Beof. Maldición, es la hija del Regente Elliot, su loba me lo dijo. Ella es la hija de esa mujer, Katherine Everhart.” Las palabras de mi lobo me sacaron de mis fantasías eróticas.Aparecieron los recuerdos vagos de aquella vez que conocí a esa hechicera y nunca más quise acercármele. Seguía pensando que podía ser su mate de segunda oportunidad, no deseaba problemas.Pero nunca imaginé haber reconocido la tenue fragancia de mi mate antes de su nacimiento. Aunque sabiendo ahora que era una poderosa y rara lycan hembra, tampoco es tan sorprendente.Me levanté al fin, semidesnudo, su suave espalda temblorosa frente a mi mirada. Ahora era yo el que estaba demasiado nervioso y hasta culpable.¡Joder, si ni siquiera la había regañado todavía!—Está bien, pequeña, no llores, no llores, podemos hablarlo. Debiste decirme desde el principio… —Estiré mi mano para tocar su hombro.Diosa, mientras más cerca, más me seducía su esencia.La silueta de su cuerpo desnudo me tenta