Déjenme en los comentarios si los seduje con los avances del próximo libro o ya valí madre jajaj y siií, la idea es que Laziel también tenga su momento de gloria, esperemos llegar ahí con el favor de Diosito. También recuerden dejarme sus lindas recomendaciones afuera del libro con las cinco estrellitas, para animar a otros lectores y que le den una oportunidad al Rey Lycan. Muchas los han hecho y se los agradezco demasiado chicas bellas, ¡Nos vemos en la próxima aventura!
EN EL NUEVO MUNDO…LYRAMi padre siempre nos dijo que no jugáramos con la magia, que era traicionera e impredecible, pero mis hermanos y yo nos creímos intocables.Descendientes de poderosos lycans y Selenias; de Umbros, una criatura creada desde el más profundo odio: nunca tuvimos miedo a las consecuencias… hasta ahora.Mi nombre es Lyra, soy una Alfa pura con magia negra corriendo por mis venas. Caí en un vórtice de energía y fui separada de mis hermanos y familia.Abrí los ojos en medio de una selva primitiva y me rescató un hombre lobo salvaje, gruñón y nada educado.Aunque parezca broma después de una presentación tan solemne, ahora mismo ese salvaje me lleva cargada sobre su hombro, atravesando la arboleda sin nada de delicadeza y casi besándole el trasero.—Oye, me duele el estómago, por favor, necesito bajar, ya me encuentro mejor… ¡¿acaso me estás escuchand…?!¡BAM!—¡Aaah! —di un gritito de susto al arrojarse desde una colina con brusquedad y luego comenzar a correr, ¡conmig
LYRA—No es lo que parece, estabas herido y yo… —mi mente daba vueltas sin cesar, ni yo misma me creía la cantidad de tonterías que estaba diciendo.Él solo me miraba con el ceño cada vez más y más fruncido.—¿Qué viste? —la voz áspera y fría se escuchó de repente.—¿Puedes entender lo que digo? —le respondí entusiasmada, no había hablado nada y me temía que no me entendiera.Hice por levantarme, salir de mi situación embarazosa, pero su mano callosa agarró mi brazo con fuerza.—¿Qué viste? —me preguntó de nuevo y esta vez el tono fue más afilado y peligroso.—Solo que luchaste contra ese animal y lo venciste —le respondí jaloneando mi brazo. Aunque fuera mi mate, no me gustaba su aura amenazante.No me atreví a confesar lo que descubrí de su lobo.—¿Puedes olerme? Tú y yo…—Cállate —me interrumpió de repente.Había olvidado lo grosero que era, pero sus ojos miraron alertas en una dirección y también se activaron mis instintos.“Algunas personas se acercan.” En cuanto Aztoria me lo an
LYRA—¡Tenemos que detener esto!—No grites —me respondió entre dientes, sus ojos oscuros escaneando alrededor con precaución—. No sé quién eres, pero si deseas sobrevivir, sigue las leyes de la manada, o la próxima en esa hoguera puedes ser tú.Sus palabras tan frías me calaron, su mirada penetrante y llena de tormentas.Sentí el pecho apretarse, quise gritarle que dejara de ser tan indiferente, ¡éramos destinados!Pero él simplemente dio la espalda y se marchó por entre las chozas.El rugido de dolor me heló la sangre en las venas, el olor a carne quemada penetró en mi nariz.Dudé en girarme, sabía del horror que presenciaría.“No lo hagas, Lyra, es muy desagradable, no lo hagas…” mi loba me advirtió.“Tengo que hacerlo, Aztoria” le dije, dándome la vuelta lentamente. “Tengo que hacerme la idea de una vez de a dónde hemos ido a parar y lo que enfrentaremos.”Mis ojos plata reflejaban las llamas y la expresión deformada por el dolor de esa hembra que nunca se borraría de mis memoria
LYRA—¿Sucedió la recaída frente a esa mujer? ¿Qué sabes de ella? —mi corazón comenzó a bombear de prisa cuando la escuché mencionarme.Mis ojos entre las rendijas observaban a Drakkar, esperando su respuesta.—No —negó rotundamente—. Ella no sabe nada, solo la encontré en medio de la jungla.—¿Es así? —la curandera lo miró por unos segundos con desconfianza—. Está bien si no vio tu rareza, si no, sería un problema y tendrías que eliminarla.“Vieja desgraciada. Él no va a traicionarnos” Aztoria estaba demasiado segura de su mate. Yo, la verdad, no tanto.Éramos unas completas extrañas para Drakkar, él ni siquiera podía sentir el lazo. Teníamos que lograr acercarnos y ganarnos su confianza.—Aquí está la medicina —aplastó unas hojas dentro de un mortero de piedra y mi vista la seguía para saber cuáles eran.Agradecía el olor intenso a medicina, que me ayudaba a ocultarme con mi poder.—Déjala reposar y mastícala más tarde —le envolvió la pasta en una hoja.“No tengo que ser Alfa para s
LYRA—Aaahh… —no pude evitar que un gemido sensual se escapara de mis labios.Su mano había subido a apretarme el pecho, sacándolo por el escote para hundirlo más entre sus labios ardientes.Las succiones de su boca me hacían estremecer de placer. Nunca le había dado mi sangre así a un macho, y la sensación de compartir mi fuerza con él me excitaba y mojaba.Pero cuando fui a acariciar su espalda, él se separó de golpe, dejándome confundida, deseando que continuara.—Te… ¿te duele? —Sus ojos, más oscuros, con pequeñas luces brillando en el fondo, me enfrentaron, ceñudo y preocupado.¿Había pensado que el gemido era de dolor?Sacó su lengua y recogió los restos de sangre de su boca. Se inclinó de nuevo y, antes de responder, lamió la herida para cerrarla."Mmmm… cariño, si te digo que me duele entre las piernas, ¿también me pasas la lengüita por allá abajo?""¡Aztoria!"—¿Te sigue doliendo? —Su voz ronca volvió a interrogarme.Mi mente retorcida y manipuladora jugaría con su inocencia
LYRADe rodillas, tuve ese falo temblando delante de mi rostro, a punto de sacarme un ojo, endurecido, la punta dilatada con una deliciosa perla de humedad.Me incliné, tomándolo en mi puño cerrado, sintiéndolo pulsar bajo mis dedos mientras movía mi mano arriba y abajo, dándole un placentero masaje.Los siseos excitados se escucharon por encima de mi cabeza.Mi boca salivaba, me acerqué para aspirar el aroma de la punta, tan picante y salvaje como él."Déjame probarlo, mmmm, métetelo en la boca." Aztoria me incitaba a cometer locuras.Abrí los labios y saqué la lengua, mi mano se meneaba masturbándolo.Rodeé la enrojecida cabeza en una suave caricia, lamí la uretra, introduciendo la resbalosa punta en la abertura, jadeando con lujuria, mirando hacia arriba, a sus ojos profundos, fijos en mi felación.Frente a su mirada atenta, comencé a chupar la cabeza de hongo.Lasciva y descarada, con sonidos pecaminosos saliendo de mis labios mientras lo mamaba más y más profundo hasta mi gargant
DRAKKAR Invadí la zona privada de cacería de la manada buscando una colmena que descubrí días atrás. A diferencia de lo que “ellos” creían, podía comer carne cada vez que quisiera. Pero ya me aburría el mismo sabor quemado de la barbacoa. El sabor de la miel me llevaba a adentrarme en el área prohibida. Un aroma demasiado dulce invadió mis sentidos, pensé encontrarme con las abejas, sin embargo… me encontré con una extraña hembra. Estaba en peligro y actué por instinto, salvándola de aquel depredador. Seguiría por mi camino, los guerreros de la manada estaban cerca y la protegerían. Pero sus súplicas entraron por mis oídos y miré a esos ojos raros y hermosos… ese fue mi mayor error. El aroma dulce que me tentaba provenía de ella y cada vez que esa hembra abría la boca no podía escapar de sus palabras. Mis ojos la seguían aun sin querer. Es perfecta y el hijo del Alfa la quiere para él, por supuesto que lo hace. No tengo derecho a ambicionarla, no tengo derecho a nada,
LYRA—Si lo mojas con agua caliente, las plumas salen mejor —tomé un cuenco de madera y lo sumergí en el agua hirviendo.Comencé a mostrarle, en cuclillas frente a él, lo fácil que era quitar las plumas sin llevarse medio bicho en el proceso.—Así haces menos fuerza y luego le pasas rápido una astilla con fuego y quemas esos pelos duros… ¿ves? —subí la cabeza para enfrentarme a esa mirada medianoche.Mis mejillas se sonrojaron un poco por la cercanía y la atención que me ponía.—Te puedes herir las manos, yo lo hago —habló de repente, quitándome el ave y revisándome los dedos.Mi corazoncito se sentía dulce y tenía ganas de besarlo, pero me dio vergüenza ser tan pegajosa en la mañana.El animal resultó tener más carne de lo que creía, pesaba varios kilos y mi mente estaba ideando cómo hacerla deliciosa, sin embargo, los recursos aquí no eran muchos.—Voy al río a lavarla y botar esas vísceras, ¿o te las comes?—¿Las tripas? —mi cara se contrajo solo al pensar en el contenido interior—