CELINE Al fin logré articular, no podía hablar nada más, no podía revelar nada más, aunque quisiera. Pensé que se enojaría, pero solo me dio una rara sonrisa siniestra que hizo que todos los cabellos de mi cuerpo se erizaran. —Lo sé, traes ratas astutas a nuestra casa, pero no importa nena, tu esposo es el peor depredador de todos, me encargaré de destriparlas por ti—sonrió y sus colmillos brillaron peligrosamente. Quise dar un paso atrás, sin embargo, sus brazos se cerraron sobre mi cintura y mi cabeza fue pegada a su pecho protectoramente, mi cuerpo entero fundido con el suyo. Este hombre irradiaba peligro por todos lados y ni siquiera estaba físicamente aquí, sin embargo, entre sus brazos se sentía como el refugio más seguro para mí. —Voy a hacer todo lo que me pidas, pero me pregunto, ¿qué obtendré yo a cambio?—susurró al cabo de unos segundos. —¿A... a cambio?—¡Cómo se transformó la atmósfera tan rápido, ahora me estaba poniendo nerviosa! - ¿Qué... deseas? —Sabes muy bien
NARRADORASusurros de pisadas se escuchaban en el bosque, la luz de la luna revelaba las siluetas que se movían con sigilo y cautela, se escondían y esperaban.—Más adelante está la entrada al cementerio…—No, iremos por otro sitio —Dante le dijo tajante a la híbrida que era su carta de triunfo— Sígueme.Le ordenó y Celine, aunque dudosa, persiguió sus pasos rápidos, en silencio, hasta que el sonido del agua llegó a sus oídos.Dante la guio a través de un riachuelo lleno de guijarros, siguieron la corriente hasta internarse en altas malezas que no dejaban mirar más allá.Cuando el vampiro apartó la hierba, Celine se asombró al ver que el agua salía de un enorme agujero redondo, como la salida un viejo acueducto.—Ven, entremos por aquí, todavía esta área está fuera de la influencia del castillo, Zarek no la controla y es más segura que el cementerio, vamos.Le hizo señas con la mano y ambos se internaron en el oscuro agujero, chapoteando el agua con las botas.El olor a humedad y a vi
NARRADORAMientras vampiros y hechiceros peleaban a muerte, los hombres lobos avanzaban por el bosque hasta llegar a los límites del cementerio.Las nubes se movían veloces en el cielo, tapando la luz de la luna, impulsadas por el viento que movía violentamente la copa de los árboles; el olor a humedad se sentía en el ambiente.A lo lejos, se alumbraba la noche con potentes relámpagos, un cielo negro de tormenta se cernía sobre el castillo del príncipe vampiro y, en cualquier momento, caería la lluvia torrencial como si fuera la manifestación de sus propios sentimientos.—Zarek está encolerizado —Gabrielle anunció, no necesitaba sus ojos para saberlo, la ira de Zarek parecía traspasar todas las barreras.—¿Quinn, puedes sentir a tu hermana? —Aldric le preguntó, habían avanzado sin descanso toda la tarde y la noche.—Es confuso, pero parece estar bajo nuestros pies, quizás en un subterráneo o algo así, he intentado hablar con ella, pero no puedo llegar hasta su loba.Quinn fruncía el c
NARRADORA Gabrielle comenzó a toser ruidosamente, sentía que Quinn no aguantaría y en cualquier momento entraría a rescatarla.“Ella nunca lo perdonará… señor… su hermano… es mi mate… es el hombre que está allí afuera,” jugó la carta que creía podría salvarle la vida.Solo esperaba que resultara.Zarek se quedó mirándola por un segundo que pareció una hora.De repente, escuchó una risa ronca y cínica salir de sus labios que daba más miedo todavía; sus afilados caninos brillaban con su aura asesina.“Te daré una última oportunidad porque ahora mismo no puedo dividir mi fuerza en tantas partes, pero si me vuelves a fallar, Gabrielle, sabes que tengo muchas maneras de asesinarte sin que ella se entere, ¿verdad?”“La recuperaremos, señor,” aseguró no muy convencida, pero qué más podría decir.Cayó entonces al suelo pesadamente, tosiendo casi a punto de echar los pulmones afuera.Pocas veces había estado del lado más débil, rendirle cuentas a Zarek, la hacía rechinar los dientes de la ira
NARRADORAMientras ella fuese su rehén, Zarek no lo atacaría; al fin y al cabo, todos estos trucos del control del castillo era lo único que realmente podía hacer, él seguía prisionero en la mazmorra más oculta y peligrosa. De un momento a otro, el oído sensible de Dante sintió el aire silbar y la magia asesina dirigiéndose hacia él, todos sus instintos le ordenaron tirarse al suelo, y eso hizo. Se arrojó al suelo duro de hierro del puente, sosteniendo a Celine entre sus brazos, que temblaba y castañeaba los dientes con los ojos cerrados, llenos de humedad. —Si sigues presionándola de esta manera, la convertirás en una idiota antes de poder chantajear a Zarek —se giró, poniéndose de pie y dejando a Celine recostada en una esquina del puente, lejos de las sombras oscuras y muy cerca de él. —Prefiero quemarle el cerebro a que seas tú quien se beneficie de ella —Merkall escupió sangre al lado; lo habían herido y el olor a sangre flotaba en el aire. Mucha de su gente se tuvo que sac
NARRADORA—¡AAHHH!—¡¿Qué está sucediendo?!—¡El techo va a colapsar!—¡Todos huyan, todos fuera del acueducto!Los gritos se escuchaban provenientes de todos lados, no importaba si eran vampiros o hechiceros; cuando las paredes comenzaron a estremecerse y llovieron las piedras del techo, todos comenzaron a buscar la salida desesperadamente.Alguien estaba sacudiendo los cimientos del viejo acueducto desde arriba.En medio de la oscuridad y de los estrechos túneles, a punto de colapsar, no importaba si eras amigo o enemigo, se pisaban las cabezas y convocaban sus poderes para huir de morir aplastados.La sorpresa fue mayor cuando al salir en dirección al riachuelo, un ejército de hombres lobos los estaba esperando en el bosque.Los sobrevivientes de la batalla anterior estaban agotados y la mayoría heridos, pero estos fuertes y élites hombres lobos, estaban en su máxima potencia y sedientos de sangre.—¡DESPEDACEN A TODOS LOS REBELDES!El rugido del Rey Lycan incendió el espíritu de b
NARRADORAApretándose el pecho, obligó a sus piernas cansadas y heridas a trabajar nuevamente; el rastro de sangre iba quedando a su paso, pero no se detenía ni siquiera para sanarse a sí misma.Prefería enfrentarse a un lycan y morir rápido a quedarse aquí en este sitio.La niebla comenzaba a levantarse por entre las tumbas como si tuviese vida propia, se arremolinaba bajo sus piernas, al igual que manos intentando sujetarla.Laila corría aterrorizada, nunca había sentido tanto miedo en su vida, pasó por debajo del sauce y de repente las ramas comenzaron a batir con el fuerte viento.—¡Aahh, suéltame, suéltame! —gritó enardecida cuando las cuerdas verdes se enredaron en su cuello, estrangulándola, en sus brazos y piernas, reteniéndola.Laila luchó como una demente para zafarse, dando tirones a las ramas y sujetando con las manos las que estrangulaban su cuello, intentando romperlas.Sus pies dieron pasos inestables hacia atrás, el cabello húmedo le tapaba los ojos y juró que veía som
NARRADORALa oscuridad que pululaba como volutas de polvo al viento se extendió como una mano que acarició con suavidad las lágrimas en su mejilla.“Ven a mí, amor, no tengas miedo, avanza Celine” le pareció escuchar y al fin dio el primer paso y luego el segundo y el tercero, invadiendo al fin el terreno bajo el control del príncipe vampiro.Pegada a ella siempre como un parásito, iba Merkall, asegurándose en todo momento que su hechizo permanecía activo dentro de Celine.Zarek podría ser muy poderoso, pero él tenía agarrada su mayor debilidad.Avanzaron por un pasillo oscuro y estrecho.Los ojos de vampira de Celine funcionando al máximo para observar su entorno.Había asesinado a su supuesto mate con sus propias manos y le había importado un pepino.Cuando la orden de ese hechicero se vertió en su mente, simplemente no pudo rechazarla, como cuando le dijo a Dante que debía ir solo al castillo. Era como si ella gritara prisionera dentro de su propia cabeza, quería que su cuerpo le r