LYRA Me sentí como un trozo de carne ahí parada, en medio de esa plaza rústica, con todos esos ojos lascivos mirándome de arriba abajo. Eran mis “pretendientes” y la verdad es que no imaginé que fuesen tantos. —¡Quien case a la bestia más poderosa puede reclamar a esta hembra! Con ese rugido, el Alfa le dio inicio a esta locura. Mi mirada vagaba por todos lados, buscándolo. No estaba en la cueva y tampoco apareció en la plaza. Vi a los hombres marcharse, con el corazón apretado en mi pecho. Los ojos peligrosos de Verak me miraron a la distancia, de pie, al lado de una choza. Sabía que algo tramaba, que no se quedaría de brazos cruzados. Comenzaba a arrepentirme de proponer esta competencia. ¿De qué me servía si el macho que deseaba no iba a participar? “Dale un voto de confianza, yo creo que nos va a sorprender nuestro salvajito” —Aztoria me dijo, pero podía sentir también su inquietud. “Más le vale, porque si Drakkar me vuelve a rechazar de esta manera, las cos
NARRADORAEntre rugidos, choque de cuerpos, sangre en el aire y violencia extrema, un pequeño hombre lobo aprovechaba cualquier brecha para colarse y atacar.La lanza casi no podía atravesar las corazas de los enemigos, pero él instigaba al caos, por aquí y por allá.¡BAM! ¡BOOM! ¡GROARR!La enorme Dracotélion alzó entre sus fauces el cuerpo entero de un Brontocérax, lanzándolo en el aire y derribando a otros del rebaño.Pero todas sus escamas estaban bañadas en sangre, sus movimientos cada vez se hacían más lentos y disímiles huecos de cuernos se hundían en su dura piel.Aun así, cada vez recibía menos ataques, los cuerpos de los Brontocérax caídos se acumulaban alrededor, las hembras huían con las crías y solo quedaban algunos machos atrás, dando pelea.Las aves volaban con alaridos de miedo, los otros animales más pequeños escapaban del peligro, el bosque entero revolucionado.Repentinamente, Drakkar fue descubierto por un Brontocérax macho y recibió de frente el ataque del gigante
NARRADORALyra frunció el ceño al ver lo que el lobo gris había cargado hasta la tribu con sumo esfuerzo.—¡Ayúdenlo! —El Alfa rugió todo emocionado.Primero, porque se quitaría de encima a esa mujer molesta que obsesionaba a su hijo y segundo, ¡por tan buena cosecha!Si hubiese sabido que la competencia por las hembras iba a empujar a los machos a cazar como unos locos suicidas, ¡lo hubiese hecho antes!Ran se convirtió en su forma humana, inflado por las miradas y las palabras de admiración de todos, que ya lo veían como el ganador.—¡Ran, cómo pudiste cazar a este gigante!—¡Ran, ¿no quieres ser mi macho?!—¡Sí, Ran, fíjate, no tengo nada que envidiarle a esa hembra extranjera!El guerrero miró con ojos despectivos a las mujeres que se abalanzaban. Antes se sentiría halagado, pero ¿quién les dijo que con esos colores oscuros, los dientes amarillos y el pelo enmarañado y grasoso se podían comparar con la belleza de Lyra?Sin embargo, mientras caminaba hacia la que ya creía su mujer
NARRADORA—Esa mujer es una suertuda…—No sabía que Drakkar fuese tan feroz, incluso sin su lobo, maldit4 sea, debí aparearme con él…Murmullos codiciosos se escuchaban por doquier. En un instante, la imagen del macho cambió drásticamente.Pero antes de que Lyra se halara de los moños con algunas lobas resbalosas, uno de los guerreros testigos dio otra buena noticia.—¡Alfa, vamos, ahora que fueron ahuyentados los animales durante la pelea, hay carne por todos lados, mucha carne!Enseguida, la disputa se olvidó a un segundo plano, porque frente a la comida, nada más era importante.Verak estaba que echaba humo por los oídos, tenía ganas de despellejar a Drakkar y demostrar que solo había tenido suerte, que seguía siendo el mismo debilucho de siempre.Pero frente a la mirada de la manada y de la Curandera, no podía hacer algo así.—¡Organícense, hasta los ancianos y niños, iremos rápido a buscar la carne! —el Alfa enseguida movilizó a su gente, no sin antes acercarse a Drakkar y palmea
LYRA—Aztoria, ¿hay alguien más en los alrededores, detectas alguna trampa? —le pregunté a mi loba, mirando alerta a todos lados.—No, solo está ese tipo intenso y pesado dentro de esa choza.Caminé hacia la entrada y abrí la piel animal.La manada se encontraba prácticamente vacía, con todos yendo a buscar la carne.—Dime, ¿qué quieres? —me quedé de pie mientras él esperaba sentado en una estera.—Aún te puedes arrepentir de la decisión que tomaste…—¿Ah sí? ¿Y por qué haría eso? Drakkar es el macho que me gusta —le dije en su cara, esperando que no volviera con la misma cantaleta.—Porque él solo tuvo un golpe de suerte o hizo algo raro, pero lo que te vengo a proponer te conviene —comenzó a tentarme:—. En realidad no te quería para mí.Alcé la ceja ante esa revelación.No le creo nada, sus ojos llenos de lujuria en ese momento me dijeron lo contrario.—Verak hizo un trato conmigo, sabía que era el guerrero con más posibilidades. Frente a la manada te tomaría como una de mis hembra
NARRADORA—¡¿Qué sucedió, Nana?! ¿Quién te hizo daño?—Mamá, Verak… Verak iba a engañarnos a todos para quedarse con esa mujer… —hipando y entre sollozos, le contó lo que escuchó en la choza.—Ya, ya, eso quizás fue una trampa de esa arpía para humillarte. No te pongas así —le palmeó la espalda, angustiada.Esta había sido la cachorra que tuvo después de mayor, cuando creyó que se quedaría sin heredera.Nana era la niña de sus ojos. ¿Cómo se atrevía Verak a quererla convertir en el hazmerreír de la manada?Y esa mujer… de nuevo Lyra… si no hubiese aparecido…¡Tenía que deshacerse de ella y de Drakkar también!¡Ese macho se estaba convirtiendo en el peligro que siempre temió!No viviría eternamente y Nana tenía que ser la próxima Luna Curandera. Necesitaba la influencia de Verak como el próximo Alfa.Gertrudis apretó los dientes, llena de odio y cálculos en la mente mientras consolaba a su cachorra.Podía delatar directamente a Drakkar, pero en el fondo siempre había tenido miedo de su
DRAKKARApreté los dientes con todos los músculos contraídos.Su pequeña mano se movía arriba y abajo cada vez más rápido y placentera.Sentía mis testículos pulsar dolorosamente, el olor del apareamiento enloqueciéndome.Sus suaves pechos pegados a mi espalda empapada en sudor, jadeando en mi cuello.—Mmm, Drakkar, córrete para mí… —sus gemidos me hicieron gruñir y empujar mis caderas hacia delante con brusquedad y lujuriosa prisa.Bajé mi mano más ruda y apreté la suya, gimiendo ronco, perdido en todas las sensaciones que Lyra despertaba en mi instinto animal.Recordaba las sensaciones de su coño, mmm, de la suavidad rodeando mi hombría, de su cuerpo dominado bajo el mío.—Agggrr —rugí mientras me vaciaba entre sus dedos, mi polla pulsando su liberación, salpicando la piedra de la pared.Sshhh, esta hembra me encanta, no puedo dejar de desearla. ¿Por qué?Deseo montarla desesperadamente, devorarla por completo y que nunca se vaya de mi lado.—Lyra… —gimo ronco su nombre, luchando po
LYRANunca he estado tan frustrada y enojada. Drakkar está demostrando ser más cabeza dura que una roca.“Lyra, creo que ya puedo salir, necesito quemar energía porque estoy pensando seriamente en morderle las nalgas a cierto salvaje.”Aztoria me dice de repente y estoy de acuerdo.Me escabullo de la cueva y me alejo de la manada.Cuando estoy segura de que nadie me sigue y no hay peligros, me desnudo.La verdad es que mi ropa ya está hecha un desastre, debo pensar en vestirme con trozos de pieles, pero son demasiado ásperas y rudimentarias.Eso lo veré después, ahora invoco el cambio.Cierro los ojos y disfruto del dolor de liberar mi parte animal.Caigo al suelo en cuatro patas, las encías se hinchan y se abren a la afilada dentadura.Mi rostro se alarga en un morro, mis extremidades crujen, cada hueso y músculo fusionándose en un nuevo ser.Siento mi piel arder y mis poros dilatándose en un tupido pelaje.Elevo la cabeza y el rugido de Aztoria resuena entre los altos árboles.Me su