VALERIA —¿Le habrá sucedido algo a mi hermana? —Quinn enseguida se acercó, tenso y preocupado, todos lo estábamos.Ya era hora de que Celine hubiese encontrado a Beof y se hubiese comunicado, yo también tenía un mal presentimiento. —No puedo ponerme en contacto con ella, no puedo activar el pequeño sello de magia que dejé en su cuerpo, pero Quinn, eso quizás es porque no sé hacerlo bien, estoy aprendiendo muchas cosas ahora… —Yo te ayudaré. —Pero madre —vi a Gabrielle levantarse del sillón y caminar dubitativa hacia mí, me adelanté para tomarle la mano y guiarla.Miré a Aldric parado cerca de mí en una esquina y tenía su típico ceño fruncido, pero mucho más pronunciado que de costumbre. —Ven, vamos a intentarlo juntas —sonrió y me tomó las dos manos, apretándomelas.Dudé un poco, luego observé a Quinn que también la miraba intensamente, esos dos parece que han tenido problemas amorosos recientemente.Suspirando, acepté al fin, con las manos sudándome y los nervios a flor de piel.
VALERIALa atmósfera estaba que echaba chispas, la tensión entre ellos dos se podía cortar con un cuchillo.—Claro, es cierto —ella susurró bajando la cabeza, pero podía ver su contrariedad al morderse su labio inferior.La verdad nunca la había visto con una actitud tan sumisa, creo que estaba percibiendo que la paciencia de su mate estaba llegando a su fin.—Iré a preparar mis cosas —Quinn se acercó a hablar con Aldric sobre la estrategia que harían, era imprescindible encontrar el campamento de los hombres lobos que al no tener en claro qué hacer a continuación, solo mantenían su posición en las fronteras.Me acerqué a mi madre y me senté en un pedacito del sofá, recostándola sobre mi pecho, acaricié su cabello algo marchito, nada que ver con esa mujer increíble de la que solo tuve un vistazo.“Madre, sé que tienes tus temores, tu pasado, pero debo decirte que te estás equivocando” tuve que expresar al fin lo que pensaba, me sentía rara dándole consejos amorosos a mi madre, pero al
QUINN—Necesito…necesito tu sangre, alimentarme de tu fuerza vital para hacer el hechizo en conjunto con Valeria y esa hechicera —me dice levantando la cabeza, nuestras respiraciones intercambiándose, el aire cargado de miles de sentimientos intensos —Sé que escuchaste lo que dije en la sala de mi anterior mate…—Fuiste tan cobarde que ni siquiera me lo contaste directamente, sabías muy bien que estaba ahí.—Lo fui —admite mordiéndose el labio inferior —porque tenía… tengo miedo… —el sentimiento de vulnerabilidad me golpea como nunca antes, ni siquiera como cuando abrió los ojos y descubrió la mutilación de su cuerpo se mostró de esta manera.—¿Y qué ha cambiado ahora Gabrielle? Si lo haces porque tienes cargo de conciencia debido a que dejé ir a Celine por cuidarte, no tienes…—Lo que ha cambiado es que estos días que no has estado a mi lado, han dolido más que todas mis heridas y que mis fantasmas del pasado. Ahora, no puedo dejar que corras al peligro si puedo evitarlo —me interrum
QUINNLas gotas de sudor me corrían por la espalda, surcando todos mis músculos tensos, mi cuerpo entero estremeciéndose de placer.Un gruñido ronco se escapó de mi garganta.Mis caderas parecían tener vida propia mientras embestía hacia arriba, dentro de esa caliente boca que me chupaba y lamía, enroscando su lengua en el glande de mi polla y tragando todo el abundante presemen que escapaba de mi uretra sin cesar.Sus grandes y sensuales tetas envolvían la base de mi miembro y mis testículos, mientras ella los juntaba en el medio con sus manos, dándome un masaje extra que me estaba llevando a los límites del placer.— Gabrielle — gemí con voz animal, perdiendo el control, mi parte lycan tomando el control.La deseaba tanto, la había anhelado tanto…— Quiero más, deseo más…Mis pensamientos salieron impulsados por mis oscuros y lujuriosos deseos.La tomé por los hombros y la hice incorporarse, acostarse sobre mí en la cama, yo también necesitaba degustarla.*****GABRIELLEMe vi siend
GABRIELLECon esa idea comencé a girarme sobre su cuerpo con un poco de torpeza, para quedar frente a frente. — Gabrielle — murmuró mi nombre mientras agarraba mi cintura y me ayudaba a sentarme sobre sus muslos, ambos sentados sobre la cama.Su miembro semierecto rozaba contra mis nalgas, pero pronto me encargaría de ponérselo bien duro. — ¿Será que puedo tomar otro adelanto? Necesito más fuerza para complacerte — pasé mis manos por detrás de su cuello, pegando mis senos a su pecho, acariciando su nuca, aspirando el aroma tan dulce de sus feromonas, mis caninos de vampira picando insoportablemente. — Sabes que no tienes que pedirme permiso — suspiró apresando mis caderas, pegándome más a su cuerpo dominante —, puedes tomar lo que desees de mí, siempre ha sido tuyo, para tu placer… — Para nuestro placer, mi macho, la Diosa te dio una mate tan problemática, solo puedo pagarte mis errores con mi cuerpo, yo deseo que me tomes, Quinn, desde que te conocí te anhelo, solo que soy una to
GABRIELLEGrité contra la almohada cuando mi centro fue apuñalado desde atrás, mis piernas abiertas, mis puños se cerraron temblorosos sobre la sábana.Dominada por el peso entero de mi mate sobre mi espalda, montándome como un lobo en celo. Mis gemidos se perdían entre la tela y el relleno y los que Quinn vibraban en mi nuca, que comenzó a lamer obsesivamente.Sabía que me iba a marcar y mi ser comenzó a llamar al suyo con desesperación. — Quinn… — gemí amortiguado cuando las embestidas se hicieron bestiales, su eje comenzó a engrosarse estirando cada músculo de mi vagina, el límite del doloroso placer desdibujándose en mi mente. Me fragmenté en miles de pedazos de éxtasis al llegar al explosivo orgasmo, sintiendo sus caninos de lycan marcando mi nuca profundamente y su falo anudándome, llenándome con su semilla hasta sentir mi vientre hincharse. En mi mente turbulenta la figura de un lobo comenzaba a dibujarse, lo sabía, era el espíritu de lobo de Quinn que me llamaba aullando.
ALDRICParecía que la Luna se había convertido en un agujero negro escalofriante y, de su interior, cientos de cuervos salieron revoloteando. Sus graznidos ensordecedores molestaban mis oídos de lycan; no sabía cómo no llevarían tantos kilómetros de distancia y, lo peor, temía que esta magia tan poderosa le hiciera daño a mi mujer y a mi cachorra.—¡Aldric, pégate a mí con fuerza!Valeria me gritó y la abracé por la espalda, protegiendo con mis grandes manos su vientre mientras éramos envueltos por una bandada de cuervos enloquecidos que daban vueltas y más vueltas.La niebla oscura cubría el aire y, de repente, sentí que perdía mi estabilidad.Parecía que mi cuerpo era elevado del suelo, no sentía conexión con nada a mi alrededor. Odiaba toda esta hechicería, esa era la realidad, pero retuve a mis seres queridos contra mi pecho y hundí mi cabeza en el hueco de su cuello, cerrando los ojos mientras sentía las plumas rozar toda mi piel, picos, garras, el silbido del aire en mis oídos
ALDRICPronto la embarcación que utilizaban para cruzar se puso en funcionamiento. Estas aguas eran traicioneras, infestadas de cocodrilos y animales peligrosos. Yo solo me atrevía a cruzarlo, pero no con mi mujer a cuestas.—Ya estamos con los nuestros, amor, todo va a estar bien— besé la mano de Valeria y ella besó mi nuca.Era hora de planificar la revancha y la conquista de este reino.Quien se quede en el trono me da lo mismo, pero tiene que ser un aliado, nadie amenazará más a mi familia.*****CELINEMe sentía tan mal.Mi cabeza dolía y mareos asaltaban mis sentidos, mi pecho se apretaba con un dolor sordo. ¿Qué me ocurría? ¿Acaso era la maldición de mi sangre? ¿Pronto tendría otra recaída? No podía pensar con claridad.La impotencia crecía en mi interior y mientras me sumergía en el agua hirviendo de la tina, cerré los ojos, tan agotada.Cuando los volví a abrir, me encontraba en un lugar diferente.—¿Dónde... dónde estoy de nuevo?— me pregunté, mirando como tonta a mi alred