Hola mis queridos lectores, aquí les dejo un nuevo capítulo. ¿De que creen que se haya enterado Roberto? Me dejan sus comentarios y teorías. Si la historia les está gustando recuerden darle likes y dejar sus reseñas. Gracias por el apoyo y nos leemos en el siguiente capítulo
POV Desconocida Fue un milagro que Roberto contestara mi llamada y haya podido enterarme del desastre que están haciendo los Carlucci. Debí haberlo previsto, que aprovecharían la ausencia de Andrea para atacar el viñedo. —¿Pudiste hablar con él?—me pregunta ella quien acaba de entrar a la cocina. Sé que está igual de preocupada que yo por Roberto. —Hablar, no. Me contestó la llamada y fui yo la que le dije todo lo que siento pero la llamada fue interrumpida cuando su asistente llegó. Me temo que aprovecharon la ausencia de Andrea para hacer de las suyas—le confieso. —Todo es mi culpa, Francesco no sería así si no fuera por mi. Sabes, su familia nunca me quiso, decían que yo era mala influencia para él. Realmente lo amaba, y tuve la mala idea de sugerir irnos del pueblo. Si nos hubiéramos quedado tal vez todo sería diferente—me dice la mujer en cuestión. —¿Fue verdad que quiso vender a Roberto y huir con su amante?—pregunto y la mujer comienza a llorar. —Si, pero yo no estaba sie
Romina Hoy es un magnífico día, no solo las plantaciones del área oeste están a punto de perderse sino que se ha filtrado información confidencial de la comercializadora Pasqale. Cómo dice el dicho: “quien ríe de último, ríe mejor”; y ahora nos toca a nosotros reír. La estúpida de Andrea cree que casándose con el idiota de Lorenzo lo iba a tener fácil y hacerse de lo que nos corresponde. Sé muy bien que nos van a señalar como los responsables pero para eso primero deben presentar pruebas y eso es algo que no tienen ni tendrán. Doy una ojeada una vez más a los portales de noticias digitales y sonrió. Me levanto de mi escritorio y me dirijo al pequeño enfriador de vinos que tengo en mi oficina y me decido por un delicioso vino tinto, de la mejor variedad nebbiolo. Estoy abriendo la botella cuando la puerta de mi oficina se abre sin previo aviso y veo a mi papá que entra enfurecido. Ya me imagino a Don Lameculos reclamando por lo sucedido en Mio Cuore. Pongo mis ojos en blanco mien
Isabella No pude resistirme a ver a Francesco, así que le robé la dirección a mi salvadora y ahora estoy aquí, frente al edificio donde vive el hombre que más amé y al mismo más odio. No lo puedo culpar por todo lo que pasó entre nosotros pues la mayor culpable de todo este desastre soy yo. Los años en que me mantuvo en cautiverio me han servido para reflexionar todas mis acciones y es hora de enmendar mis errores. Espero en la pequeña cafetería que está al frente de su edificio, decido por un espresso mientras espero su llegada. Oh mi querido Francesco, que tanto daño nos hemos hecho. Los recuerdos me invaden y recuerdo el día que me pidió que fuera su novia. Era su cumpleaños, cuando cumplió la mayoría de edad, recuerdo como ese joven de ojos azules me miraba como si yo fuera su mundo entero. Y a partir de ese día ya nuestro destino estaba marcado. Ese día me sentí la mujer más afortunada del mundo, el chico más guapo de todo Piamonte había confesado que estaba enamorado de mí
LorenzoHan pasado casi diez años desde la última vez que la ví. Aún me tortura recordar su mirada vidriosa, llena de dolor y decepción.Esa noche que se suponía debía ser su gran evento, su primera aparición ante la sociedad piamontesa como la heredera de los viñedos “Mio Cuore”, terminó siendo su peor pesadilla.La peor parte fue que no hice nada, debí defenderla pero no podía. Si tan solo hubiera alzado mi voz, los hechos posteriores a ese evento pude haberlos evitado.Pueden llamarme cobarde, pero cómo podía reaccionar si la persona detrás de todo era mi propia hermana, Luciana. La humillación y las palabras duras de Sofía, la quebraron. Solo me quedaba esperar. Cuando pensé que los ánimos ya estaban calmados, quise verla, consolarla como debí hacerlo desde el principio, pero al llegar a la Casa Grande me enteré de la peor noticia, la habían exiliado, enviándola lejos.No pude verla, ni despedirme de ella. Lo peor, fue ver cómo su propia madre renegaba de ella. ¿Qué clase de muje
AndreaMio Cuore, el lugar que por mucho tiempo consideré mi hogar, donde tengo los más hermosos recuerdos y también los peores.Pensar en Mio Cuore, hace que las emociones que he reprimido por años quieran salir a flote. No puedo permitir que nadie vea mi vulnerabilidad, ya no más. La única persona que realmente me conoce es mi Nana, María. Ella y yo hemos vivido en el exilio que me impuso mi abuelo, por el escándalo generado.Los recuerdos de esa noche quieren hacerse presente por lo que pido a la azafata una copa de vino. ¡CONTROLATE ANDREA! Me reprendo a mi misma, no puedes demostrar debilidad a tus enemigos. Salgo de mis pensamientos a escuchar a mi nana.— Mi niña es muy temprano para una copa de vino — me dice mi nana pero yo la ignoro.— Lo necesito, solo pensar que voy a entrar a ese nido de víboras hace que se me revuelva el estómago. Tengo que controlarme y el vino es lo único que hay para calmarme — le contesto y ella solo niega con su cabeza.—Puede que en estos años, el
AndreaMientras el avión desciende me fijo en el hermoso paisaje a través de mi ventana. El cielo, celeste intenso con algunas nubes que lo adornan. El sol brilla en lo alto, majestuoso como siempre. Me vuelvo a recordar las palabras que me dijo mi papá en mi sueño y quisiera creerlas, pero la realidad es que mi presencia es un mero requisito para la lectura del testamento de mi nonno.Por algunos minutos me invade la culpa, cuando se vienen a mi mente las palabras que mi Nana me dijo hace poco, que mi nonno quiso verme en sus últimos días y me recuerdo las últimas palabras que le dije y que a pesar que en sus últimos días me rogó que regresara, mi orgullo fue más fuerte y ahora, solo quedan en mi mente y corazón las palabras que no nos dijimos y ya es tarde. Mi nonno ya no está entre nosotros, lo único que me unía a estas tierras. Los recuerdos de mi infancia se hacen presente, de cómo me llevaba en el lomo de su caballo “Emperador” mientras hacía sus recorridos diarios por los dife
LorenzoVerla tan altiva, hablándole de esa forma a Sofía, hace que mi corazón se acelere y mi vista quede fija en ella. Está más hermosa desde la última vez que la ví, justo en esta casa.—Bienvenida, querida—le dice Roberto, el esposo de Sofía, quien se ha levantado para ir a saludarla.—Gracias por este gran recibimiento, estoy segura que no esperaban verme por estas tierras—contesta con una gran sonrisa dibujada en sus labios.—No digas eso, hija. Siempre te hemos extrañado—contesta Roberto, quien le hace señas a Sofía para que vaya a saludar a su hija, pero esto se rehúsa.—La verdad no estoy aquí para un reencuentro familiar, solo vine porque los abogados de mi abuelo me indicaron que mi presencia era requerida para la lectura del testamento—dice Andrea, que se quita las gafas oscuras que tenía puesta y nuestras miradas se cruzan en ese momento. El contacto es breve y es roto cuando ella se dirige a uno de los asientos acompañada por su nana.—No pretendes saludar a tu madre, ni
AndreaMi nonno debió estar loco o los medicamentos que tomaba le hicieron alucinar. Aunque no lo iba a aceptar frente a todos, estoy totalmente de acuerdo con Francesco. Es una total locura, yo, Andrea, casarme con Lorenzo.El muy desgraciado sigue estando guapo, que digo guapo, es todo un maldito monumento. Cuando nuestras miradas se cruzaron, sentí como mi corazón dejó de latir al sentir lo profundo de su mirada, como si pudiera leer mis pensamientos.Para mí maldita mala suerte, al momento de la lectura del testamento, el licenciado Marcucci le asignó justo el asiento detrás mío.Su sola presencia hizo que todo mi cuerpo reaccionará. Me costó demasiado mantener mi actitud estoica, falta de emociones. Aún tengo los vellos en mi nuca erizados, porque el muy descarado no dejó de posar su mirada en mí.Francesco sigue gritando como un loco, que va a impugnar el testamento y por querer sacarlo de quicio, le regalo una sonrisa.—Señor Francesco, debe controlarse, ya le dije que está