Bianca se presentó aquel lunes en la oficina de Alexander un poco nerviosa, sus palmas estaban sudorosas y a pesar de haber hecho un buen trabajo con sus pasantías no estaba segura si podría conseguir el empleo de sus sueños. —Aquí estás toma asiento. Quiero decirte que me ha parecido muy bueno todo lo que has hecho. Has demostrado que eres diligente, capaz, inteligente y creativa. No puedo dejar escapar a una persona tan buena. Por eso, quiero darte un lugar en la compañía, Bianca. Ella abrir los ojos de par en par sin poder creer lo que le estaba diciendo y finalmente aceptó que algo extremadamente bueno estaba pasando en su vida.—Alexander, muchas gracias. Yo...—Te lo mereces, felicidades. Todavía sin dar crédito asentía con la cabeza. Elijah una vez la pasó recogiendo, la felicitó por su logro y quedaron en celebrarlo con una cena.Ambos también solucionaron sus problemas y se disculparon. Habían fallado, sucedieron problemas, pero estaban dispuesto a salir adelante. ***Lau
Era un día gris y lluvioso cuando Alexander se encontraba en su oficina, revisando documentos y tratando de concentrarse en el trabajo. La lluvia caía con fuerza sobre las ventanas, dejando un día aparentemente frío. Adelaida, su madre, estaba allí. Su presencia lo sorprendió y lo llenó de mucho enojo. —Lo siento, señor —se asomó Elena, su secretaria, al parecer no pudo manejar la situación. Él asintió y resopló mirando a su "madre". —Alexander... —comenzó ella con voz temblorosa, visiblemente afectada por el encuentro.Él la miró con incredulidad.—¿Qué haces aquí? —preguntó, tratando de mantener la calma, pero su voz tembló por la tensión —. No compremos por qué apareces de pronto, no sé que te da el derecho. —Vine a verte. Necesitaba hablar contigo. —Adelaida dio un paso hacia adelante, pero él se mantuvo en su lugar, como si un gran muro se imponía entre ellos. —¿Hablar? —replicó Alexander, sus ojos fijos en ella—. ¿Después de todos estos años? ¿Ahora que te sientes arrepent
—No esperes nada de mí. Vete y no regreses nunca más a mi vida. Ella comprendió que no podía hacer nada más y se puso en pies. —Me iré, espero que algún día puedas perdonarme —expresó. Con eso, ella se dio la vuelta y salió de la oficina, dejando a Alexander solo con sus pensamientos atravesados, y la lluvia que continuaba cayendo lo envolvió en un lugar lugubre. Pronto las lágrimas escaparon. Se sintió un idiota, un imbécil al sollozar como un crío. *** Cuando Alexander llegó a casa, se sintió fatal. No había sido suficiente llorar en la oficina, aún tenía mucho por soltar. De pronto, allí estaba con una botella en la mano, tratando de aligerar el dolor que sentía. La herida que creyó sanada, seguía ardiendo. Ella con su regreso, hizo que volviera a sentirse vulnerable otra vez. Lauren se sintió mal al verlo así y lo abrazó con cariño. —¿Qué ha pasado? —Volvió, después de años ausente, decidió regresar. Ha tenido el descaro de ir a mi oficina —bufó. —Odiarla no c
5 años después... Jake llegó de hacer deportes y saludó con un beso en la mejilla a su hermana. Lauren le indicó que había comida en el horno. —Gracias, el pollo a la parmesana está delicioso. Me gusta mucho —agregó deslizando una sonrisa. —No hay de qué. —Lauren, solo quería decirte que saldré esta noche. Lauren levantó la vista de su portátil y se giró hacia él, un poco sorprendida. —¿Salir? ¿Con quién? —quiso saber, frunciendo el ceño con curiosidad. —Con una chica, —declaró, con un aire despreocupado. —¿Una cita? —inquirió Lauren, sus ojos se ampliaron en sorpresa—. ¡Vaya, no puedo creerlo! ¿Desde cuándo tienes citas? Jake se encogió de hombros, aunque una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro. —Desde hace poco. Se llama Katherine, la conocí un día de estos, y hemos estado hablando. —¡Eso es genial! Era difícil creer que su pequeño hermano, aquel niño rubio que solía correr por la casa, ahora era un joven fornido, alto y guapo, ya tenía dieciocho años. —Sí, a
FINAL Más tarde, se fueron a la cama. —Deberíamos tomarnos unas vacaciones. Incluyamos a Elijah y Bianca, sería bonito que Camila también fuera. En realidad, deseo que hasta Matilda vaya con nosotros. —¿Un gran plan familiar? Hecho. —¿De verdad? —Nada más me hace feliz que complacer a mi esposa. Elige el destino y la fecha. Ella se quedó pensativa, imaginando el lugar ideal. Finalmente, una idea brillante le cruzó la mente. —He estado soñando con una isla maravillosa en Italia. Imagina las playas, el sol y la comida. Podríamos ir a Capri. —Capri suena perfecto —respondió Alexander, sonriendo al ver la emoción en los ojos de Lauren—. Vamos a hacer que esto suceda. El día esperado llegó, y el aeropuerto estaba lleno de energía. La familia se reunió en el terminal privado, donde todos estaban listos para viajar. En el hangar privado, el avión de Alexander los esperaba. —Matilda —dijo Camila, señalando el avión—. Es tu primera vez volando, ¿no? Matilda, con los o
—He planeado un recorrido en yate. —¡Qué idea tan maravillosa! —exclamó Lauren, sintiendo que el día se tornaba aún más especial. Pronto todos ellos se dirigieron al yate que los esperaba. Una vez a bordo, la brisa marina acarició sus rostros, era en realidad un lugar muy hermoso y el día estaba soleado. Alexander estaba atento a cada uno de ellos, asegurándose de que todos estuvieran cómodos y felices. —¿Estás bien, cariño? —le preguntó a Lauren, notando que se recostaba un poco, buscando el mejor ángulo para disfrutar del paisaje. —Estoy perfecta. —Ella sonrió—. Solo me siento un poco cansada, pero no tienes de que preocuparte. Además me siento tan afortunada de estar aquí contigo. —Y yo también —Él le tomó la mano, sintiendo cada vez estaba mas enamorado de ella, que sin importar los años que tenían juntos, su amor crecía aún. Los niños se estaban divirtiendo allí y a cada rato señalaban al horizonte o a las aguas por todo lo que veían. —¡Mira, mamá! —gritó Dina, se
La boda de Bianca y Elijah se llevó a cabo algunas semanas después, en el mismo lugar donde habían soñado celebrar su amor: Capri. La isla, conocida por su belleza deslumbrante y su ambiente romántico, se convirtió en el escenario perfecto para una celebración tan emotiva. Los días previos a la boda, la emoción se palpaba en el aire. Amigos y familiares llegaron de diferentes partes del mundo, todos ansiosos por ser parte de este momento tan especial. Era un sueño hecho realidad para ellos. Un verdadero cuento de hadas. Danilo y Janet estaban tan conmovidos al ver a su hija casarse. No podían retener las lágrimas de la felicidad que sentían. Danilo y Janet se acercaron a su hija Bianca, que estaba a punto de dar uno de los pasos más importantes de su vida: casarse con Elijah. La emoción en el aire era palpable, pero los padres de Bianca también experimentaban sentimientos encontrados. Recordaban a su pequeña, llena de sueños e inocencia, y ahora, la veían lista para comenzar
Extra Al día siguiente de su mágica noche de bodas, Elijah y Bianca estaban emocionados por visitar más de Italia. Decidieron viajar a Florencia, una ciudad famosa por su arte, historia y, por supuesto, su gastronomía. La pareja se sentía llena de amor y entusiasmo, listos para disfrutar de todo lo que la ciudad tenía para ofrecer. Tras un día de visitas a museos y paseos por las pintorescas calles empedradas, llegó la hora de la cena. Se dirigieron a un lujoso restaurante con vistas al icónico Duomo. El ambiente era elegante, con luces tenues y música suave de fondo, creando la atmósfera perfecta para una cena romántica. Mientras disfrutaban de una gran variedad de platillos que incluían risottos, pastas frescas y delicados mariscos, Bianca y Elijah se sumergieron en conversaciones sobre sus sueños y planes para el futuro. La comida estaba deliciosa, y ambos se sentían afortunados de compartir ese momento juntos. Sin embargo, el momento se tornó inesperadamente incómodo cuando