—De acuerdo, pero si no hay mejora no tendré otra opción que llamar a un doctor, será por tu bien, así que deja la terquedad —apuntó sin bromear y él resopló. Matilda regresó con el termómetro y se lo extendió a Lauren, quien le explicó que se haría cargo de la situación, Matilde insistió en ayudarla, pero la mujer aseguró que realmente podría ocuparse. —¿Estás segura? —Es lo menos que puedo hacer, Alexander ha logrado que Lucas ahora se encuentre sano, yo lo cuidaré esta vez, recordando que debería devolver un poco de su ayuda. —No quería indagar en el asunto de tu hijo, me alivia saber que se recuperó de su enfermedad. —Ha sido posible gracias a la donación de Alexander.—Así es, saberlo me estremeció, luego del exito de la cirugía, pude respirar tranquila.—Fue un momento duro —aseguró todavía con el recuerdo fresco en la memoria, luego de eso miró el termómetro, Matilda salió después de avisar, entonces a solas Lauren miró el resultado—. Oh, tienes 40º C de fiebre. Esto es ma
Bianca se aseguró de cerrar la puerta de la habitación de Lucas y ella se acomodó en una de las habitaciones de huéspedes, no era la primera vez que dormiría en casa de Lauren, así que estaba cómoda. Cuando estaba acostada en la cama mirando el techo sin saber qué hacer, porque a esa hora todavía no tenía sueño, recibió un mensaje de él. Su corazón saltó con emoción al ver el remitente y no pudo evitar sonreír. —Elijah —pronunció su nombre sintiendo dinamitas en su interior, era repentino pero satisfactorio sentirse atraída hacia ese hombre que apareció en su vida y de pronto lo cambiaba todo. "Buenas noches, lo siento mucho, tal vez estés durmiendo y yo estoy molestando si no es así, espero tu respuesta". Se quedó pensando en lo que podría escribirle pero no tenía idea de que responder. "Hola, estoy despierta, así que no me debes una disculpa. ¿Sucede algo?"."No, solo quiero conversar contigo. ¿Tienes la intención de salir con alguien?".Ante aquella inquisición, Bianca abrió l
Después de pasar la noche juntos, Lauren se despertó por la mañana sintiéndose aturdida y arrepentida por lo que había ocurrido. Sin pensarlo dos veces, decidió irse temprano, dejando atrás el error de haber caído como una tonta. Alexander, al darse cuenta de que ella se iría, se despertó y la llamó con voz somnolienta.—¿Lauren? —dijo él, aún aturdido—. ¿Te vas ya?Pero ella no respondió y salió rápidamente.Al llegar a casa, se encontró con un silencio sepulcral. Lucas no estaba allí. Fue entonces cuando recibió una llamada de Bianca. —Buenos días, Lauren —saludó—. Solo quería avisarte que llevé a Lucas al colegio. ¿Todo bien?—Sí, todo bien... —fingió, aunque había inestabilidad en su voz. —¿Estás segura? Pareces un poco rara. No quiero ser imprudente, lo siento. —Es solo... —Lauren suspiró, incapaz de explicar. —Es un día lleno de tanto por hacer. Solo estoy un poco estresada. Bianca percibió que había algo más y se lo estaba ocultando. —De acuerdo, pasaré buscando a Lucas.
—Alexander, es uno de los socios de la compañía. Me temo que no podré decirte su nombre, sería un poco arriesgado para mí. Aunque...—¿Quieres más dinero? ¿No es suficiente con lo que te di? Puedo darte más dinero a cambio de que me reveles más información. —Steven Newman, es él —pronunció recordando aquel apuesto hombre de un metro ochenta, ojos azules y actitud coqueta. Alexander se quedó en silencio. Aquel nombre hizo eco en su cabeza. Por eso Lauren lo rechazó, el motivo por el cual no quería darle una oportunidad era aquel tipo. —Steven Newman... —repitió apretando los puños —. Emma, gracias por decírmelo. —¿Qué hará al respecto? Ahora que lo sa...Pero él colgó antes de que pudiera finalizar la oración. Se quedó en su oficina devastado, sintiendo odio descomunal ante la situación. Mientras tanto, Lauren subió a su auto y comenzó a conducir sin rumbo fijo. A medida que las calles pasaban, un aire fresco la envolvió y se sintió un poco más ligera. Sin embargo, su mente seguía
Cuando cayó la noche, Lauren preparó la cena para Lucas. Mientras cocinaba, el aroma envadió sus sistema, pronto el pequeño entró, con una sonrisa en el rostro.—¡Mamá! — Lucas, corriendo hacia ella—. ¿Qué hay para cenar?—Puedo preparar tu plato favorito, pero también puedo elegir hacer algo diferente si deseas —inquirió Lauren, mirándolo con curiosidad.—Quiero algo diferente, mamá —pidió el niño, con los ojos brillantes. —Está bien, ¿qué te gustaría? —cuestionó, sonriendo mientras se agachaba a su altura.—Brochetas de pollo, mamá —sugirió el niño. Mientras Lauren comenzaba a preparar la cena, Lucas se sentó en la mesa y, tras un momento de silencio, miró a su madre con una expresión más seria.—Mamá, te extrañé ayer, siempre te echo de menos —confesó, bajando la mirada.Lauren sintió aguijones en el corazón. —Yo también te extraño, Lucas. Siempre estás en mi mente. Siento mucho no venir ayer, pero se me presentó un problema. Afortunadamente todo está bien. —Hoy en el colegio m
Lauren estaba descompensada, no podía creer que esa mujer tuviera las agallas de aparecer frente a ella como si nada, después de tanto tiempo hacía acto de presencia volviendo su vida un infierno, era una aparición repentina y estaba incómoda con eso. Ni siquiera las palabras salían de su boca era como si su garganta de pronto encarcelaba cada oración lo que la volvía incapaz de poder pronunciar una sola cosa. Su corazón también daba un vuelco y se encogía en su lugar. —¿Por qué vienes aquí después de tanto tiempo? No, ¿quién demonios te dio mi dirección? Margaret puedo llamar a la policía si eso quiero, así que te pediré que te vayas, no permitiré tu entrada a mi hogar. Sin embargo, la mujer parecía que no daría su brazo torcer y se mostró con seguridad, era realmente escalofriante la forma en la que la miraba, como si había perdido el poco juicio que tenía. Lauren no quería iniciar una disputa menos a esa hora tan tarde de la noche, pero esa mujer la estaba lanzando a iniciar un
Alexander se movió rápidamente hacia la cocina, dejando a Lauren sentada en el sofá, temblando. La conmoción por el encuentro con Margaret aún la envolvía. Cuando él regresó, llevaba una taza de té caliente. —Aquí, tómalo. Te ayudará a relajarte —dijo Alexander, colocando la taza en las manos temblorosas de Lauren.Ella lo miró a los ojos, buscando sus grisáceos. —Gracias, Alexander. No sé qué habría hecho sin ti —susurró, sintiéndose un poco más segura con su presencia.Se sentaron en silencio. Lauren dio un sorbo al té, sintiendo el calor del líquido recorrer su cuerpo, pero no podía evitar que las lágrimas comenzaran a salir.—¿Por qué…? —empezó a decir, su voz quebrándose—. ¿Por qué siempre tiene que ser así? Margaret no debería haber tratado a Jake de esa manera. Él es solo un niño.La tristeza la atrapó, y las lágrimas comenzaron a caer libremente. Alexander se acercó, poniendo su mano en su espalda, ofreciéndole apoyo sin palabras.—Ella lo dejó en una casa hogar —continuó La
Por la mañana, Lauren se encontraba otra vez en la oficina. El ambiente cálido la reconfortó. Estaba organizando sus pendientes y firmando algunos papeles. Cuando Camila llegó, recibió un cariñoso abrazo de su parte. Sin embargo, el momento agradable se vio opacado por la inquietud de Camila hacia Lauren. —Lauren, tienes muchas ojeras. ¿Te encuentras bien? —cuestionó mirándola con atención.Lauren sonrió, intentando disimular su malestar. —No pude descansar anoche, estaba ocupada con algunos pendientes. —Era una mentira, pero no se atrevía a confesar la verdad.Camila asintió con la cabeza, sin dejar de mostrar su preocupación.—Deberías descansar por el bien de tu salud. No puedes dejar que el estrés te afecte así.—Tienes razón, lo haré —respondió Lauren, agradecida por el consejo, aunque en su mente seguía atormentada por lo ocurrido la noche anterior.Justo cuando Camila estaba a punto de retirarse, Lauren sintió un impulso repentino de ser honesta. La angustia que llevaba dentr