Lauren se quedó en la habitación, sumida en sus pensamientos, cuestionándose dónde podría estar su pequeño hermanito Jake. A sus trece años, ella todavía no lo había vuelto a ver, y Lauren deseaba con todas sus fuerzas poder abrazarlo y recuperarlo. Ahora que tenía la oportunidad de ofrecerle una vida cómoda y alejarlo de su madre, Margaret, estaba decidida a hacerlo sin dudar.Al día siguiente, incluso sintiéndose bastante desganada, se preparó para ir hacia la compañía. Antes de salir, se acercó a su pequeño hijo, que aún estaba en la cama, y le pidió que se levantara para desayunar.—Buenos días, cielo. —saludó con una sonrisa, tratando de transmitirle su energía positiva. —¿Cómo te sientes? —¿Dónde está papá? —es lo primero que quiso saber, y ella desvió la mirada. —Se ha ido temprano, debe trabajar. Lucas sonrió, aún un poco adormilado, mientras ella preparaba su comida.El aroma de los panqueques y chocolate caliente, impregnó la cocina. El pequeño se sentó a la mesa con much
Ella abrió los ojos de par en par. —Admiro mucho a Alexander Whitmore. Incluso si se vuelve difícil, estaré agradecida por estar en su compañía. Realmente lo admiro. Él negó con la cabeza. —¿Qué? No estoy bromeando —soltó una carcajada —. Solo te doy una advertencia. —No has logrado que cambie de opinión. Él levantó las manos a modo de rendición. —De acuerdo, tú ganas. Cuando sus platos llegaron, ambos se sumergieron en la comida. Bianca sintió que tras cada segundo transcurrido, ella se sentía mejor, mientras Elijah contaba algunas cosas triviales. Al terminar, Elijah se inclinó hacia ella, con una expresión seria pero amable.—Me alegra haberme encontrado contigo hoy, Bianca. Espero que podamos repetir esto —expresó, sus ojos brillando con sinceridad.Bianca sintió que su corazón latía más rápido.—A mí también me encantaría —se atrevió a decir, sintiendo que este podía ser el comienzo de una amistad, o quizás algo más.Mientras salían del lugar, Bianca no podía evitar sonre
—No sé. Tengo mucho que hacer... —vaciló, sintiéndose un poco culpable.—Vamos, Alex. Solo será una pausa rápida. —insistió Damián, animándolo.Finalmente, Alexander cedió.—Está bien, acepto. Un almuerzo suena bien. Quizás me ayude a aclarar las ideas —dijo, sintiendo que un respiro sería lo que necesitaba.Damián sonrió ampliamente.—¡Perfecto! Conozco un lugar que te encantará. —puntualizó, mientras ambos se levantaban y se dirigían hacia la salida de la oficina.Un descanso no era nunca mala idea, se sintió menos cargado, luego de almorzar y conversar un rato con Damián. Mientras caminaban hacia el restaurante, Alexander decidió abrirse un poco más a su tío.—Sabes, hay algo que me está molestando —comenzó, mirando al suelo mientras caminaban.—¿Qué pasa?—Es sobre Lauren... no puedo dejar de pensar en ella —confesó, su voz un poco más baja.Él lo miró con sorpresa.—¿En serio? Pero ella... ya te ha dejado claro que no quiere nada contigo —recordó, tratando de ser cauteloso.—Lo
Ambas se separaron un momento, sonriendo, y Matilda notó que algo en el rostro de Lauren le transmitía preocupación. —¿Quieres un té o algo más fuerte? —le ofreció con amabilidad.Lauren, que no había pisado ese lugar desde hace tiempo, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Solo tenía malos recuerdos de momentos difíciles y complicados que había vivido allí.—No, gracias —se apresuró en decir, tratando de mantenerse firme—. Solo quiero hablar con Alexander.Matilda asintió y, con una expresión seria, le informó el estado del hombre. —Solo para que sepas, Alexander llegó ebrio. No creo que puedas conversar con él. Lauren asintió un poco. Sabía que eso complicaría aún más la situación.—Oh, no... Necesito hablar con él, pero no sé si es el mejor momento.Matilda la miró sin saber qué decir.—A veces es mejor abordar las cosas en el momento más oportuno. Tú deberías tomar la decisión —señal. .—Ni pienses que se trata de ambos, es solo por trabajo. A la cabeza de Matilda llegó la
—De acuerdo, pero si no hay mejora no tendré otra opción que llamar a un doctor, será por tu bien, así que deja la terquedad —apuntó sin bromear y él resopló. Matilda regresó con el termómetro y se lo extendió a Lauren, quien le explicó que se haría cargo de la situación, Matilde insistió en ayudarla, pero la mujer aseguró que realmente podría ocuparse. —¿Estás segura? —Es lo menos que puedo hacer, Alexander ha logrado que Lucas ahora se encuentre sano, yo lo cuidaré esta vez, recordando que debería devolver un poco de su ayuda. —No quería indagar en el asunto de tu hijo, me alivia saber que se recuperó de su enfermedad. —Ha sido posible gracias a la donación de Alexander.—Así es, saberlo me estremeció, luego del exito de la cirugía, pude respirar tranquila.—Fue un momento duro —aseguró todavía con el recuerdo fresco en la memoria, luego de eso miró el termómetro, Matilda salió después de avisar, entonces a solas Lauren miró el resultado—. Oh, tienes 40º C de fiebre. Esto es ma
Bianca se aseguró de cerrar la puerta de la habitación de Lucas y ella se acomodó en una de las habitaciones de huéspedes, no era la primera vez que dormiría en casa de Lauren, así que estaba cómoda. Cuando estaba acostada en la cama mirando el techo sin saber qué hacer, porque a esa hora todavía no tenía sueño, recibió un mensaje de él. Su corazón saltó con emoción al ver el remitente y no pudo evitar sonreír. —Elijah —pronunció su nombre sintiendo dinamitas en su interior, era repentino pero satisfactorio sentirse atraída hacia ese hombre que apareció en su vida y de pronto lo cambiaba todo. "Buenas noches, lo siento mucho, tal vez estés durmiendo y yo estoy molestando si no es así, espero tu respuesta". Se quedó pensando en lo que podría escribirle pero no tenía idea de que responder. "Hola, estoy despierta, así que no me debes una disculpa. ¿Sucede algo?"."No, solo quiero conversar contigo. ¿Tienes la intención de salir con alguien?".Ante aquella inquisición, Bianca abrió l
Después de pasar la noche juntos, Lauren se despertó por la mañana sintiéndose aturdida y arrepentida por lo que había ocurrido. Sin pensarlo dos veces, decidió irse temprano, dejando atrás el error de haber caído como una tonta. Alexander, al darse cuenta de que ella se iría, se despertó y la llamó con voz somnolienta.—¿Lauren? —dijo él, aún aturdido—. ¿Te vas ya?Pero ella no respondió y salió rápidamente.Al llegar a casa, se encontró con un silencio sepulcral. Lucas no estaba allí. Fue entonces cuando recibió una llamada de Bianca. —Buenos días, Lauren —saludó—. Solo quería avisarte que llevé a Lucas al colegio. ¿Todo bien?—Sí, todo bien... —fingió, aunque había inestabilidad en su voz. —¿Estás segura? Pareces un poco rara. No quiero ser imprudente, lo siento. —Es solo... —Lauren suspiró, incapaz de explicar. —Es un día lleno de tanto por hacer. Solo estoy un poco estresada. Bianca percibió que había algo más y se lo estaba ocultando. —De acuerdo, pasaré buscando a Lucas.
—Alexander, es uno de los socios de la compañía. Me temo que no podré decirte su nombre, sería un poco arriesgado para mí. Aunque...—¿Quieres más dinero? ¿No es suficiente con lo que te di? Puedo darte más dinero a cambio de que me reveles más información. —Steven Newman, es él —pronunció recordando aquel apuesto hombre de un metro ochenta, ojos azules y actitud coqueta. Alexander se quedó en silencio. Aquel nombre hizo eco en su cabeza. Por eso Lauren lo rechazó, el motivo por el cual no quería darle una oportunidad era aquel tipo. —Steven Newman... —repitió apretando los puños —. Emma, gracias por decírmelo. —¿Qué hará al respecto? Ahora que lo sa...Pero él colgó antes de que pudiera finalizar la oración. Se quedó en su oficina devastado, sintiendo odio descomunal ante la situación. Mientras tanto, Lauren subió a su auto y comenzó a conducir sin rumbo fijo. A medida que las calles pasaban, un aire fresco la envolvió y se sintió un poco más ligera. Sin embargo, su mente seguía