Sebastiano y Noah pasaron toda la noche buscando al propietario del sello del humano muerto. Pero no habían dado con el aún. Habían demasiados vampiros exclusivos. Inclusos, algunos no habían sido registrados. Ya que siglos atrás, algunos se ocultaron, otros murieron, y el resto habían desaparecido misteriosamente.
Los monjes creían que seguían vivos, pero muy bien escondidos. Y Noah pensaba igual, seguían creando más y más vampiros. Eran una plaga difícil de eliminar.
—Falta mucho por leer. Creo que será mejor que vayamos a dormir un poco. Le dice el joven cerrando un pesado libro.
—Si. Debemos descansar, esta noche si tenemos que salir.
Esa fría noche, Noah y su acompañante se encontraban dispuestos a eliminar algunos vampiros. Pero el viejo mantenía la esperanza de verla de nuevo. Necesitaba saber con quién se había liado. Lía era importante para su misión.—¡Eh, viejo! ¿Estás aquí? Pregunta Sebas dándole vueltas a la katana con la mano.—Si. ¡No molestes! Responde. Últimamente se perdía en sus pensamientos, desde que Lía se había ido.—Entonces vamos a por ellos. Sonríe lleno de energía el joven. Lo que carecía él mismo.—¡Seguro!—Dudo que en
Detiene el Tesla dorado ante un pequeño monasterio un poco envejecido. Se mantenía a oscuras, solo una vieja farola iluminaba la entrada. Alessio bajo del coche, mirando en esa dirección. Con pasos firmes camino hacia la enorme puerta de madera vieja.La abrió de par en par recibiendo más oscuridad de la que había afuera. Éste da dos pasos más en el camino hecho de tierra, cuando una voz lo detiene.—¿A qué has venido?—Como siempre oculto en las sombras, viejo monje.
Noah cerraba de golpe uno de los libros que había traído Sebastiano consigo. En ese tampoco hablaba nada sobre el sello que buscaba. Necesitaba saber quién era el propietario, estaba seguro que en cuanto supiera de quién se trataba daría con él.Ya qué, no había asesinando a ese humano y dejado a la interperie solo por gusto, lo había hecho adrede. Quería que supiera que estaba cerca, básicamente deseaba que lo encontrará. Pero a su manera. Todo era un maldito juego para los vampiros.Tal como le había pasado con esa mujer exclusiva. Ella solo jugaba, pero si no hubiera estado acompañado por ese chico estaría muerto. Froto sus ojos, estaba cansado. En todos los aspectos posibles. Ya no veía el día en que acabará con todo aquello.
Noah junto con su ayudante se vieron envueltos en un brutal ataque de vampiros. Los cazadores estaban rodeados por tantos vampiros que Sebastiano ya no daba bastó para proteger su vida y la del viejo.Mientras él se ocupaba de un montón de chupa sangre, los cuales cortaba uno tras uno. Noah se encargaba de otro grupo, pero el cazador no tenía tanta suerte. Ya que a él le caían muchos más que al novato.—¡Cazador! Grita Sebas, al verlo hundido entre tantos inmortales.—Estoy bien, ocúpate de tí. Le grita justo cortando la cabeza de un vampiro.Sebastiano no lo creía… parecía cansado y agitado. Eran demasiados. Intento desocuparse para ayudarlo, no le servía muerto.
Lía entraba regresa a su habitación, yéndose directo hasta el cuarto de baño. Lo primero que hizo fue ver su pálido reflejo en el espejo, y aquellos ojos azules tan rojos como la sangre… en todo el camino de regreso solo pudo llorar, esa era la única parte desagradable de ser lo que era…Ese maldito y débil lado humano que no la dejaba en paz. Siempre que veía a Noah terminaba por llorar, saber que nunca podría volver a verlo como su única familia le partía el corazón. El era un cazador de vampiros y ella era uno de ellos. Estarían separados de por vida.Golpeó el lavado con ambos puños… ¿Porque demonios la había salvado? Debió asesinarla cuando tuvo la oportunidad ¿Porque no lo hizo? Se preguntaba una y otra vez… ¿Que quería de ella? Era frustrant
El italiano no le quitaba los ojos de encima, llegando a preguntarse si al fin le contaría la verdad… falta que le hacía para aliviar la pesadez de su cuerpo y la angustia que tenía en su cabeza.Ella se pone en pié rodeando el escritorio, llevaba un bonito vestido verde oliva. La tela era suave y volátil tallado a su estrecha cintura, le daba un aspecto seductor. Al verla acercarse a él, éste encaminó sus pasos hacia su sillón. Al sentarse en el se recuesta, esperando a por ella.Lía vuelve a sentir el mismo rechazo, le dolía que el la tratase de esa manera. Lo que no comprendía era porque actuaba de esa manera.—¿Porque estás enojado conmigo?—Dím
Alessio permanece tranquilo sin que la presencia de esa mujer le afecte. Sintió la mano de Lía posarse sobre su hombro mientras volvía a quedar detrás de él.—¡Zherrina!—¿Así sueles recibirme querido Alessio?—La verdad es que, no te esperaba.—Si… responde deslizando las afiladas uñas por el borde del sofá mientras que la cola de su vestido se arrastraba. —Nunca nadie me espera, ¿Porque será? Lo mira sonriendo.—¿A qué debo tu visita? Una noche gris, llena de nubes en el cielo… las calles de Bérgamo se encontraban sumergidas en un manto de neblina espesa, carentes de transeúntes.Esa noche, en una pequeña colina alejados de todos… Alessio y Lía pensaban unir sus vidas de por vida. La iluminación constaba de unas cuantas velas rojas en fila, que hacían el camino hasta la colina despejada. La grama era baja y muy verde, dándole un aspecto más romántico al escenario.Al pie de ésta, Alessio tomaba la mano de Lía quien sonreía abiertamente, pero bien que la conocía sabía que estaba realmente nerviosa y esa parte de humanidad que habitaba dentro de ella le gustaba. Ambos se encontraban en medio de un círculo rojo hecho con pétalos de rosas rojas.Capitulo 40 Boda íntima