El sol brillaba con gran intensidad fuera del castillo, pero las espesas cortinas oscuras impedían que entrara en la mansión… Alessio acariciaba el cabello de su esposa mientras dormía completamente desnuda sobre su pecho. Recordó el incidente del baño, Lía no estaba al tanto de lo que le pasaba cuando perdía la razón. En algunas ocasiones llegaba a pensar que podía ser un problema, porque ella no escuchaba razones.
Respiro el aroma impregnado en su cabello, acaricio lo largo de su espalda pálida deleitándose con la suavidad de su piel. Cerró los ojos, rindiéndose al cansancio. Pensó que estar así con ella le daba tranquilidad, pero ¿Por cuánto tiempo duraría aquella paz?
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Sebastiano tomaba un café bastante cargado esa mañana brillante. Bérgamo no había clareado nublado como últimamente
Corriendo como salvajes hacia ellos, los cazadores aguardaron un poco para correr en su defensa. La velocidad de Noah le brindo ventaja en la batalla, eliminaba varios en minutos. Mientras que Sebastiano, le costaba un poco más acabar con dos al mismo tiempo. Defendiéndose con una mano, mientras que con la otra atravesaba un cuerpo.Realizaba el mismo procedimiento uno tras otro. Un fuerte dolor se instaló a un costado de su costilla, sabía que no debía abusar pero si no se defendía moriría allí mismo. Reunió las fuerzas que requería para continuar la pelea. Quitándose a dos de encima hasta conseguir atravesar sus corazones. Cogió un poco más de aire para eliminar a otro, y luego a otro… no sabía de sonde salían tantos bichos de esos.Desde la oscura calle solo salían uno tras otro… parecían como si estuvieran organizados, como si alguien
—¿Por qué tan sola? La pregunta de Alessio la hizo sonreír.—Por qué no te sientas conmigo, y recibimos la llegada del invierno junto.—Está nevando mucho, nos cubrirá.—Eso no nos afecta, no te portes como un mortal. Le reprocha.Su esposo se sienta a su lado y ella solo se arruma junto a él. Alessio jamás había hecho una cosa así, realmente no se imaginó verse sentado en ese jardín con una mujer admirando como sus tierras se inundaban de nieve.Pero fuera de eso, no encontraba como decirle a ella sobre sus poderes. Acaso debería dejarla que los controlara por sí sola, era imposible. No podría hacerlo sola, y menos estando embarazada. El bebé le obsequiaría más poder del que ya tenía. Mientras lo llevara en su vientre, Lía poseía un gran poder. Tenía que dec&ia
Lía volvió a ponerse en guardia, viendo su oportunidad de vencer a Alessio. Desapareció para atacarlo desprevenido, pero aun esta joven seguía siendo muy imprudente e ingenua. Su esposo ya había anticipado sus movimientos, ya que desapareció también para aparecer de la nada tomando a su mujer por el cuello levantándola algunos centímetros, este le dedico una sonrisa de vencedor.—Te falta mucho que aprender, amore mío. Dice para luego soltarla.—La diferencia de poder es mayor, siempre ganaras.—¡Te equivocas! Has aumentado mucho, solo que no practicas seguido.—Nunca lo haces conmigo.—Tienes a Sabina a tu disposición. Responde Alessio recogiéndose el cabello. —Practica con ella cuando yo no este.—La lastimaría.—Se repondrá, Dante me ha dicho que es bastante resistente.Aless
El viejo monje volvía al interior de lo que quedaba del monasterio. Con pasos lentos se refugiaba en la soledad de la oscuridad de una habitación carente de muebles. Pero al hacerlo una brisa fría y desconocida lo envolvió por unos segundos. El monje levanto la mirada en dirección de un par de orbes amarillas que lo miraban fijamente.—¡Balas! Frunce el ceño. —¿Cómo me encontraste?—Seguí el rastro de Alessio, no fue tan difícil. La voz gruesa del hombre resonó en toda la recamara.—¿A qué has venido? Pregunta el monje impasible.—Por un poco de información… una que le has estado facilitando a Alessio.—Porque no vas y se lo preguntas todo a él mismo.—Prefiero escucharlo de ti, me siento más confiado.—Yo no sé nada, Balas… has venido al lugar incorr
Alessio llegaba a Biachi´s después de haber visitado al monje. En su mente no paraba de rondar ese infeliz de Balas, sospechaba que era el quien estaba detrás de todo aquello. Lo que lo tenía más curioso era como le había hecho para desarrollar esa habilidad de ocultar su presencia. En definitiva no era un vampiro exclusivo común; si, podría decir que era poderoso pero nada que de lo que él no pudiera encargarse.Lo único que debía hacer era mantener oculto la ubicación del castillo y proteger a su familia. No iba a permitir que nada le sucediera a sus gemelos ni mucho menos a su preciada y única esposa. Alessio encamino sus pasos hasta la oficina donde sintió la presencia de Dante. En cuanto llego lo encontró revisando algunos documentos.—¡Eh! Has regresado al fin, ¿Cómo te fue?—No muy bien. Responde sentándose en el s
—¿Qué fue lo que paso allá? ¿Por qué rayos no lo eliminaste de una vez por todas? Reclama Dante a su lado, una vez que llegaron a la antigua casa del vampiro.—No puedo. Se lo he prometido a ella, además quien debe eliminar a ese cazador será ella no yo.—Lía no lo hará Alessio… Entiéndelo.—¡Lo hará! Sé que podrá.—El sol ya está por salir, debemos ir a dormir. Responde su amigo.—¡Ve! Mañana te espera un largo día.Este se queda un momento detallando lo que fue su antes su casa, por muchos años vivió allí. Y ahora solo era una solitaria mansión en la que los muebles se encontraban cubiertos por sábanas blancas. Aun creía que podía regresar, vivir con Lía y los chicos. Pero eso sucedería cuando ya no existier
Mientras que un Hennessey Venom F5 aparcaba cerca de una vieja casa en las afueras de Bérgamo. Casi que situada en el campo. Alejada de la civilización, pero a la vez no tanto. Alessio Biachi descendía del coche ajustando su traje ya que la brisa era tan fuerte que había soltado los botes de su saco. Llevando el cabello suelto el cual ondeaba al compás del viento, encamino sus pasos hacia esa casa que parecía a simple vista abandonada. Como todas las que solía visitar.En esta edificación, habitaba un vampiro llamado Drake. Su padre lo había desterrado y confinado a ese mugroso lugar por toda la eternidad. Alessio no comprendió porque no lo asesino, simplemente le quito sus propiedades dejándolo sin un centavo. La razón de su destierro había sido que el vampiro puso sus ojos una de las tantas amantes de su padre, llegando al punto de asesinarla.Determinado a eliminarlo, Al
Dante maniobra las catanas en sus manos sin apartar la vista de la mujer, a pesar de que la sala estaba llena de vampiros que solo lo observaban. El chico detallo una sonrisa burlona en los labios de la mujer, y supo que aquello no era bueno, ya que como lo sospechaba ella era la ama de todos los chupa sangre presentes—¡Acábenlo! Esta ordena levantando una mano en su dirección.El joven observa como una avalancha de colmillos filosos se aproximaba a él. Muchos trajes de marca para nada, sacaban lo peor de ellos cuando les daban una orden. Apretó las empuñaduras de sus armas al momento en que desaparece, velozmente corta a la mayoría de los presentes. Y continúa haciéndolo con el resto de los invitados.Las paredes habían adquirido un nuevo color con toda la sangre que el joven vampiro derramaba de los cuerpos de los esclavos de Zamira. Quien al echarle una mirada de reojo noto que estaba