Estaban rodeados por una manada de chupa sangres hambrientos… Noah y su compañero habían sido emboscados mientras conducían por la calle en dirección a cumplir con su trabajo. Pero de la nada, una bola de vampiros rateros cayeron sobre su coche logrando que el conductor perdiera el control del vehículo.
El coche dio algunas vueltas en el aire, y con estas muchos vampiros murieron ya que se encontraban pegados como garrapatas al metal de auto. Al final el carro quedo destrozado y boca abajo con los cazadores dentro de este. Noah había sufrido daños serios, pero por su condición de inmortal las heridas se regeneraron en segundos.
En cambio Sebastiano no había corrido con la misma suerte… el si sufrió algunas heridas importantes, pero no tanto como para no defenderse. Noah despertó rápidamente, pero su compañero aún seguía inconsciente. El viejo caz
Sebastiano caminaba por el pasillo hacia la cocina, con algo de dolor y dificultad logro llegar a ella…pero antes de llegar escucho un solo toque en la puerta. Eso le pareció extraño. Llego hasta ella pero al abrirla no había nadie. Solo un simple sobre marrón en el piso. Por el sello que tenía sabía perfectamente quien la había enviado. Con mucho pesar lo cogió, y pudo jurar que otra costilla se le había roto. Una retahíla de juramentos salió de boca, todas dirigidas a los idiotas de la horda.—¡Malditos monjes! Exclama sentándose en la mesa.Con molestia abre el puto sobre. Quizás no decían nada bueno, ya que no esperaba noticias tan rápidas sobre ellos. Por lo general respondían cada seis meses o cuando mucho un año. Saco la vieja hoja del sobre, leyó las pocas palabras escritas en ella. Muy precisas y concisas.&ldq
Sebastiano amusgo los ojos cuando el viejo se negó a su petición, aunque parecía una completa locura se lo había pensado muy bien. Era lo que necesitaba para poder terminar con aquella guerra, incluso si su vida estaba de por medio. A fin de cuentas, moriría en cualquier momento solo era un humano luchando con chupa sangres despiadados.—Noah, comprende que si no haces esto no podre ayudarte.—Ya me estas ayudando. Responde serio el viejo.—¿Cómo lo hago? Dejando que me salves el culo cada vez que estoy en problemas. En dos años no has parado de rescatarme de la maldita muerte. Estoy harto de esa porquería, si me vuelves inmortal yo…—¡No! Lo siento chico pero no lo haré, no soy un maldito mostró.Responde dándose la vuelta poniéndole fin a esa conversación absurda carente de sentido… jamás se la
La sonrisa de Balas se apagó cuando Alessio desapareció sin dejar pistas. Estaba ansioso por saber dónde se ocultaba, pero era un vampiro muy astuto. Bueno, por eso era el rey de reyes. Su ejército no le había provocado ni un rasguño. Y esa maldita advertencia era dedicada hacia él. Sabía que estaba cerca, pero al menos desconocía quien estaba detrás de todo aquello. Un punto a su favor pensó.Toda esa pérdida había sido en vano, no logro herir a Alessio ni mucho menos encontrar el rastro hasta su mansión. ¿Por qué se tomaba tantas molestias en mantenerla oculta? Balas se preguntó que tenía en especial. Asumía que era muy importante como para mantenerla oculta del mundo. Descubrirá el secreto del gran Alessio Biachi, y en cuanto lo supiera pensaba destruirlo todo.Sonrió, le había sido muy fácil enc
El sol brillaba con gran intensidad fuera del castillo, pero las espesas cortinas oscuras impedían que entrara en la mansión… Alessio acariciaba el cabello de su esposa mientras dormía completamente desnuda sobre su pecho. Recordó el incidente del baño, Lía no estaba al tanto de lo que le pasaba cuando perdía la razón. En algunas ocasiones llegaba a pensar que podía ser un problema, porque ella no escuchaba razones.Respiro el aroma impregnado en su cabello, acaricio lo largo de su espalda pálida deleitándose con la suavidad de su piel. Cerró los ojos, rindiéndose al cansancio. Pensó que estar así con ella le daba tranquilidad, pero ¿Por cuánto tiempo duraría aquella paz?[…]Sebastiano tomaba un café bastante cargado esa mañana brillante. Bérgamo no había clareado nublado como últimamente
Corriendo como salvajes hacia ellos, los cazadores aguardaron un poco para correr en su defensa. La velocidad de Noah le brindo ventaja en la batalla, eliminaba varios en minutos. Mientras que Sebastiano, le costaba un poco más acabar con dos al mismo tiempo. Defendiéndose con una mano, mientras que con la otra atravesaba un cuerpo.Realizaba el mismo procedimiento uno tras otro. Un fuerte dolor se instaló a un costado de su costilla, sabía que no debía abusar pero si no se defendía moriría allí mismo. Reunió las fuerzas que requería para continuar la pelea. Quitándose a dos de encima hasta conseguir atravesar sus corazones. Cogió un poco más de aire para eliminar a otro, y luego a otro… no sabía de sonde salían tantos bichos de esos.Desde la oscura calle solo salían uno tras otro… parecían como si estuvieran organizados, como si alguien
—¿Por qué tan sola? La pregunta de Alessio la hizo sonreír.—Por qué no te sientas conmigo, y recibimos la llegada del invierno junto.—Está nevando mucho, nos cubrirá.—Eso no nos afecta, no te portes como un mortal. Le reprocha.Su esposo se sienta a su lado y ella solo se arruma junto a él. Alessio jamás había hecho una cosa así, realmente no se imaginó verse sentado en ese jardín con una mujer admirando como sus tierras se inundaban de nieve.Pero fuera de eso, no encontraba como decirle a ella sobre sus poderes. Acaso debería dejarla que los controlara por sí sola, era imposible. No podría hacerlo sola, y menos estando embarazada. El bebé le obsequiaría más poder del que ya tenía. Mientras lo llevara en su vientre, Lía poseía un gran poder. Tenía que dec&ia
Lía volvió a ponerse en guardia, viendo su oportunidad de vencer a Alessio. Desapareció para atacarlo desprevenido, pero aun esta joven seguía siendo muy imprudente e ingenua. Su esposo ya había anticipado sus movimientos, ya que desapareció también para aparecer de la nada tomando a su mujer por el cuello levantándola algunos centímetros, este le dedico una sonrisa de vencedor.—Te falta mucho que aprender, amore mío. Dice para luego soltarla.—La diferencia de poder es mayor, siempre ganaras.—¡Te equivocas! Has aumentado mucho, solo que no practicas seguido.—Nunca lo haces conmigo.—Tienes a Sabina a tu disposición. Responde Alessio recogiéndose el cabello. —Practica con ella cuando yo no este.—La lastimaría.—Se repondrá, Dante me ha dicho que es bastante resistente.Aless
El viejo monje volvía al interior de lo que quedaba del monasterio. Con pasos lentos se refugiaba en la soledad de la oscuridad de una habitación carente de muebles. Pero al hacerlo una brisa fría y desconocida lo envolvió por unos segundos. El monje levanto la mirada en dirección de un par de orbes amarillas que lo miraban fijamente.—¡Balas! Frunce el ceño. —¿Cómo me encontraste?—Seguí el rastro de Alessio, no fue tan difícil. La voz gruesa del hombre resonó en toda la recamara.—¿A qué has venido? Pregunta el monje impasible.—Por un poco de información… una que le has estado facilitando a Alessio.—Porque no vas y se lo preguntas todo a él mismo.—Prefiero escucharlo de ti, me siento más confiado.—Yo no sé nada, Balas… has venido al lugar incorr