Capítulo 62

Esa noche, cuando la reunión terminó y todos se fueron a sus casas, subí a mi habitación con Noah y, en silencio, hicimos el amor con deseo y pasión, de la forma en la que solo las personas que se aman son capaces de entregarse.

El lunes en la mañana, me desperté bajo el cobijo de sus brazos. Acalorada pero feliz. Mi aire acondicionado se había averiado hacía mucho y no le di importancia. Pensé que era una forma de contribuir con la naturaleza y de bajar el consumo eléctrico, pero comenzaba a considerar que era hora de ir por uno nuevo.

El Sol no se ponía aún, pero la alarma de mi celular anunció que era hora de despertarse. Zarandeé a Noah, que estaba dormido como tronco, hasta que abrió los párpados con pereza. Me había girado hacia él, de modo que tenía su rostro muy cerca del mío. Su boca curvó una sonrisa breve a

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