El sol dando de lleno en mi cara me despierta. Me levanto de golpe pensando que estoy en la habitación que me había dado Jenna, pero no. Todavía sigo en el cuarto donde Damon me encerró anoche.Al final no me hizo nada más, pero no fue necesario, con ese beso y esas caricias fue más que suficiente para enterrar el dedo en la herida abierta de mi corazón.Estoy poniéndome de pie cuando de pronto lo veo entrar de nuevo.—Al fin despiertas —dice con evidente fastidio.—¿Qué es lo que quieres de mí? —pregunto otra vez. Ya he perdido la cuenta de cuántas veces lo he hecho, y él sigue sin darme la respuesta que quiero oír.No olvido el trato que hice con Asher, si deseo saber quién es su otra mate loba, entonces debo acercarme a él, aunque eso me mate de dolor en el proceso.—Ya te lo dije Zara. Vamos, hoy tengo algo extra especial para ti —declara con una sonrisa.Salimos de la casa hasta el claro en la parte de atrás. Allí, hay al menos cincuenta lobos, entre hombres y mujeres reunidos en
Hunter se queda conmigo el resto del día para prepararme, así que, por hoy, no tengo que hacer ninguna tarea en específico.Me ha explicado ya varias veces lo que se supone que tengo que hacer, pero mi mente divaga muy lejos de ahí, pensando cómo es que terminé así, casada con un hombre lobo que me trata como si fuera una especie de juguete que usa a su antojo como mejor le convenga.—¿Zara? ¿Entendiste? —me pregunta.—Ah… creo que… ¿me lo repites, por favor?Hunter suspira y niega con la cabeza, se sienta a mi lado y toma aire para volver a hablar.—Mira, sé que todo esto para ti debe ser muy confuso, lo es incluso para nosotros. No confiamos en los otros lobos, y sé que Damon está actuando un poco extraño, quiero decir, no suele ser tan… cruel.—No trates de justificarlo, sé que me engañó —le digo con la vista fija en mis dedos mientras jugueteo con un hilo de mi ropa.—No lo justifico, solo digo que quizá todo esto no es lo que parece, no lo sé —suspira otra vez.Quizá lo dice porq
DamonCuando escuché su grito aterrorizado, fue como si me hubiera devuelto a la vida. Zara estaba en problemas y sabía que tenía que ayudarla sin importar nada más.Ver a ese lobo desconocido atacándola logró hacer que recuperase el control de mi cuerpo por completo. Ningún hechizo es tan poderoso si se trata de ella, tenía que defenderla y lo hice.No fui capaz de reconocer quién la atacaba, pero sí pude ver que era un omega y no era ninguno de mi manada ni de la de Asher, o al menos eso me pareció.El desgraciado me atacó con acónito. Algo me dice que sabía que eso podía pasar, porque estaba preparado para enfrentarse a un Alfa como yo, de otro modo, no cargaría algo tan peligroso incluso para él mismo.Conseguí sacar a Zara de ahí, alejarla lo suficiente de la casa y de la manada como para que esté a salvo. Si pudiera, la sacaría del bosque, pero las heridas que me hizo ese lobo son más profundas de lo que pensé.Termino desplomado en el suelo, mientras el veneno comienza a hacerm
ZaraDamon se comporta de una forma tan errática y contradictoria que no sé qué pensar. Luego de salvarme del ataque de ese lobo llegué a sentir que de nuevo su forma de ser conmigo había cambiado.Aunque eso es solo hasta que aparecen los demás. En el momento en que escucho la voz de Hunter, él se aleja de mí y vuelve a adoptar esa expresión sombría.—¡Zara! Estás bien… —afirma Asher corriendo hacia mí.Me toma en sus brazos sin siquiera consultarme. Damon se voltea y al ver que Asher me levanta gruñe por lo bajo.—¿Qué sucedió, Alfa? ¿Por qué la trajo hasta este lugar? —increpó el viejo que, si mal no recuerdo, se llama Magnus.Damon miró con ojos asesinos a Asher antes de recomponerse.—Tuve que hacerlo, la cacería se salió de control —explica.—¿A qué se refiere Alfa? Sabemos que es una humana, pero ninguno de nosotros… —empezó a decir Magnus, pero él lo interrumpió.—Había otro lobo, uno que no pertenece a nuestra manada.La revelación de esa noticia deja a todos pasmados.—¿Qué?
DamonEstoy sorprendido por el nivel de control que tengo.Y es que no sé cómo he hecho para contenerme al verla desnuda en esa ducha y no saltar sobre ella para hacerla mía.Ver su piel de porcelana delicada, la curvatura de cada parte de su cuerpo, y esos senos redondos y firmes que me hacen relamer los labios… ¡Dios! Me puse duro solo de contemplarla.Pero sé que no puedo tocarla, no ahora. Ella no puede darse cuenta de que soy yo de nuevo, porque si Zara lo descubre, los demás también lo harán, y entonces volverán a encerrarme en mi mente.—Cámbiate, tenemos que salir —le digo tajante.Carraspeo mi garganta y salgo de la habitación para dejarla vestirse sin que mi mirada esté sobre cada centímetro de su cuerpo. Soy fuerte, pero no tanto.Sé que debo pretender ser un despiadado con ella, pero no puedo hacerlo. Ya la he hecho sufrir demasiado, y si continúo con esta farsa y la lastimo, Zara nunca me lo perdonará.Avanzo por el pasillo para esperarla abajo. No voy ni a la mitad de es
ZaraEstoy tan confundida con todo lo que está pasando que ya no sé ni cómo reaccionar. Damon dice una cosa, pero sus acciones me hacen sentir que no es lo que de verdad piensa.Ambos entramos al consultorio del doctor, un lugar espacioso, blanco y muy armonioso. Me hace sentir bastante en calma.El amable médico nos saluda y nos hace pasar directamente a la zona donde realiza las ecografías.Estoy nerviosa por lo que voy a ver, mis manos empiezan a sudar y me siento ligeramente mareada. De pronto Damon pone una mano sobre la mía y solo me mira.—Tranquila, todo estará bien —susurra.—Recuéstese en la camilla, señorita —me pide el doctor.Damon se queda a mi lado y no deja de tomar mi mano en todo ese proceso. El médico descubre mi vientre y me coloca una servilleta en el borde del pantalón. Enciende su máquina y sin siquiera preguntar mi nombre, ni nada, me echa un gel en el vientre. Acto seguido me coloca el aparato con forma curiosa y de inmediato una imagen aparece en la pantalla.
DamonVer a mi hijo en esa ecografía y no poder abrazar a Zara y decirle cuánto los amo, es lo más duro que he tenido que pasar en mi vida. Sin embargo, mantuve el control y evité cometer una locura para no ponerlos en peligro.No sé qué pasaría si Asher se enterase de que ella es mi mate.Apenas llegamos a la casa, la dejo en su habitación y salgo disparado hacia la casa de los omegas. Necesito que Jenna me diga si su familia está bien, porque si fui capaz de mandar a lastimarlos, ella nunca me lo va a perdonar.Ni bien llego todos los lobos y humanos de la casa se tensan, antes me miraban con respeto, pero ahora siento que me tienen miedo.—Jenna —llamo su atención. Ella se paraliza y voltea con una parsimonia digna de teatro.Traga en seco cuando me ve y agacha la cabeza.—Alfa Damon, ¿qué se le ofrece?—Ven conmigo.Salgo de allí sabiendo que ella me sigue y la conduzco lo más alejados de ambas casas que me es posible. Me detengo cuando creo que nadie podrá escucharnos.—Jenna, ¿d
ZaraFingir durante todo el día que no estoy aterrada de todos los que me rodean; salvo algunos casos; es mucho más difícil de lo que pensaba.Tener que dejar que Asher se acerque a mí y trate de ganarse mi confianza cuando sé que es solo un desgraciado traidor, me hace hervir la sangre por dentro, pero sé que debo mantener las apariencias; al menos hasta que hable con Damon.Es por eso por lo que aprovecho la oportunidad cuando lo veo entrar al estudio a solas. Corro tras de él y detengo la puerta con mi pie antes de que se cierre por completo.Me escabullo dentro y cierro la puerta. De inmediato él voltea y se sorprende al verme ahí.—Zara, ¿qué haces aquí?—Necesito que me digas la verdad —exijo.—¿De qué estás hablando? —pregunta, como si no supiera a lo que me refiero.Sin querer ya estoy llorando, culpo a las hormonas de ello. Empiezo a avanzar hacia él porque, aunque sé que debo tener cuidado, la verdad es que no soporto tenerlo más lejos de mí.—¿Yo soy tu mate? —interrogo sin