—Se ha dormido, si vas a hablar con ella, lo mejor es que sea mañana —le suplicó. —No tenía intenciones de hacerlo hoy, todo esto es una... —No digas algo de lo que luego puedas arrepentirte —aconsejó. —No sé qué decir. Nunca imaginé que mi abogado, en quien confío y le he dado mi confianza por años, se estuviera acostando con mi propia hija, en mi m*****a cara. ¿Cómo pude ser tan ciego? —frunció el ceño. —Alicia es mi amiga y tu hija, déjala, está enamorada y ya no es una niña, tú lo has dicho. Déjala ser feliz. Si bien no te lo dijo, comprende que tenía miedo y hoy ha sido una estupidez del alcohol. —¿Tú lo sabías? —Hace poco lo supe también. De hecho, me lo dijo hoy —admitió, omitiendo el hecho de que se había enterado mucho antes por andar husmeando. —¿Me estás diciendo la verdad? No creo que, siendo tan cercana a ti, te lo ocultara como a mí. —Por supuesto que te estoy diciendo la verdad. No sabía nada de la relación que mantienen Alicia y Salvatore, me enteré hoy. Sin emb
El deseo era implacable y las ganas de entregarse por completo en aquella habitación eran desenfrenadas. La emoción florecía de una forma que no podía entender, ya tenía la presión alta, ya no sabía qué hacer entre tanta pasión y admiraba la dedicación con la que actuaba el magnate; se tomaba su tiempo haciendo del preámbulo la antesala que también podía disfrutar. La joven quería más de lo que ya tenía, no era suficiente aunque ya pronunciaba su nombre disfrutando y exigía repetidas veces que su boca no parara de recorrerla como lo estaba haciendo en ese momento. Era increíble cómo otra persona podía encender tanto a otra y ella fue testigo de eso; podía sentir la temperatura subiendo sin parar a un nivel febril que la llevó a perder la noción y sentirse cada vez más cerca del cielo. Él le susurró palabras sucias al oído, lo cual la encendió aún más. Se sentía prendida de los pies a la cabeza. Ya sentía su centro húmedo pidiendo el toqueteo, en medio de la bruma recordó esa noche en
—Sé lo que estás pensando y no debes preocuparte por Alicia, aún sigue durmiendo profundamente. Pero creo que si quieres ayudarla, podrías dejarle una pastilla para el dolor de cabeza en su mesita de noche. No puedo quedarme más tiempo, el tiempo apremia y debo estar temprano en la compañía, me ha surgido una reunión de improviso, pero voy a tratar de llegar temprano hoy para estar presente en la cena. —Está bien, te deseo un feliz día y después de arreglarme un poco, dejaré la pastilla para Alicia. ¿Puedo...? —De acuerdo, pero puedes usar mi baño. No tengo ningún inconveniente. O si prefieres, puedes irte a tu habitación y cubrirte con la sábana. —Dios mío, debo de verme espantosa. No me mires, tengo todo el maquillaje corrido y... —Ni siquiera así dejas de ser la mujer más hermosa que he visto en mi vida. —aseguró, haciendo que ardiera como un volcán. —No creo que sea cierto, pero te agradezco el cumplido y el intento de aminorar la vergüenza. Por último, antes de irse al traba
Después de media hora en el local, se marcharon tras abordar un taxi que las llevó directamente a la mansión. Carolina se encontraba en la cocina junto a su compañera, haciendo algo demasiado delicioso. El olor invadía su sistema, ya que lo que habían comido en la cafetería no fue suficiente. Hope miró a su amiga de forma extraña, ya que parecía tener un hambre inacabable. Ella también tenía un poco de apetito, pero la forma en que Alicia le decía a Carolina que le diera comida sonó exigente, como si no hubiera comido nada. Las alarmas sonaron en su cabeza cuando Alicia mencionó que se le antojaba un enorme pastel de chocolate. —¿Estás bien? —le preguntó mientras le tocaba el hombro. Alicia asintió con la cabeza. —Nunca me he sentido mejor. Hope decidió no darle mucha importancia a la actitud de su amiga, que ya se disponía a reunir los ingredientes en la isla de la cocina para preparar ella misma el pastel, ya que Carolina se encontraba ocupada preparando el almuerzo. Decidió ayud
Ya que su amiga no había querido ir a ningún lado, pasó todo el día en su habitación. Cuando iba a leer un artículo de cocina, su móvil sonó a su lado, era Ashton.—Hola.—¿Qué sabes de Alicia?—Se ha negado rotundamente a ir al médico.—Pues debe hacerlo, pero no es una niña, ella lo sabe. ¿Dónde está ahora? Ni siquiera toma mis llamadas, pensé que tú sabrías dónde está.—Que yo sepa, está en su habitación. ¿Quieres que le haga saber algo?—No. —se escuchó un suspiro al otro lado de la línea.—De acuerdo, entonces iré a su habitación y veré si se encuentra bien, hasta hace un momento lo estaba.—Te lo agradezco, sé que no eres la niñera de nadie, pero Alicia suele comportarse como una niña y...—No te preocupes, lo hago con mucho gusto. Ella también me preocupa.—¿Sabes qué tendrá?—No, no tengo idea. Debe ser una tontería, ¿no crees? No le estoy dando la razón por no ir al médico, solo podría ser algo no grave.—Bueno, pero si vuelve a sentirse así, la llevaré al médico sin importar
Alicia decidió invitar a Salvatore a la mansión cuando cayó la tarde y él estaba desocupado. Zomig insistió en dejarlos a solas, pero Alicia le pidió encarecidamente que se quedara en el living con ellos. De ese modo, la muchacha presenció cuando Alicia le decía la verdad a su pareja sobre su embarazo.- Así que tendremos un hijo, Salvatore, abrázame por favor, dime que todo va a estar bien - le pidió mientras ella misma tomó la iniciativa de ir a sus brazos, el hombre la abrazó.- Amor, claro que va a estar bien. Yo quiero estar contigo en este proceso y me haces el hombre más feliz con la noticia.Ya se lo había dicho a Salvatore, ahora solo faltaba su padre, quien aún no regresaba del trabajo.- Sé que estás nerviosa pero confía en que todo saldrá bien.- Vale, no es tan fácil.- Lo sé - suspiró.Ambas se encontraban en la mesa que se ubicaba en el comedor cuando de pronto llegó Ashton. Alicia empezó a sentirse más nerviosa de lo que estaba ante la llegada de su padre y miró a su a
—No es cierto, de hecho creo que te ves más sexy y apuesto que nunca. —Es decir que seré un abuelo viejo sexy.—Pues yo no he dicho eso. —Vale, ¿qué quieres que hagamos esta tarde?—No lo sé, oye Asthon, ¿Cuando le vamos a decir todo Alicia? Ya tenemos más de dos meses saliendo y seguimos con esta relación en secreto. Quiero que lo sepa. —Se lo podemos decir hoy. —Me gustaría decírselo a ella directamente, a solas. —No tengo ningún inconveniente con ello y ya deja de preocuparte por eso. Alicia también me ocultó lo que tenía con Salvatore, así que bien podríamos estar a mano. —expresó aunque con la sonrisa en el rostro, divertido. La joven negó con la cabeza y luego se alzó en punta en pies para presionar los labios contra los suyos y darle un beso suave y sincero. —Bien. Sonrió. Se quedaba más tranquila ahora que se lo iba a decir. Ya estaba decidida a hacerlo y nada o nadie iba a impedir que así fuera. ...Más tarde Alicia llegó con Salvatore en el auto para pasar buscand
El tiempo fue pasando cada vez más veloz y la barriguita de Alicia crecía. Se veía más hermosa con cada día que pasaba y radiante. Ahora se había mudado con Salvatore a un lujoso piso en la ciudad de Nueva York. Aún así, el interior del piso le brindaba un confort inigualable y se sentía como si no estuviera en los suburbios. Todo era calma, la que ella necesitaba.***La noche de ese jueves, Hope volvió a entregarse en cuerpo y alma a su hombre, al que amaba.Asthon siempre sabía cómo tocar cada parte de su piel y dibujar la pasión repasando los centímetros de su fisonomía perfecta. Cuando el acto de amor acabó, se quedaron el uno al otro unidos a la par. Entonces, la joven se quedó suspendida en aquel pensamiento que no dejaba de recorrer su mente. Se había estado sintiendo un poco extraña esos días y le daba miedo que lo inevitable estuviera pasando. Siempre recordó que él se protegía, incluso ella comenzó a tomar las píldoras. Pero siempre existía esa pequeña posibilidad, como le