—¡¿Faustino?!Al escuchar su voz, Ximena abrió los ojos y, al ver a Faustino corriendo hacia ella, exclamó llena de alegría.—¡No tengas miedo, Ximena! ¡Vine a defender tu honor!Apenas terminó de hablar, Faustino ya había llegado frente a Alejandro y le sujetaba con firmeza la mano que había levantado.Su velocidad fue tal que incluso provocó una ráfaga de viento.—Muchacho, ¿quién te crees que eres para meterte en los asuntos de Alejandro?Humillado frente a tanta gente, Alejandro, con el rostro sombrío, le reclamó a Faustino.Las manos de Faustino eran como tenazas de hierro, firmes y poderosas. Por más que Alejandro forcejeaba, no lograba liberarse del agarre del joven.La humillación de Alejandro crecía por momentos.—Así que tú eres Alejandro —dijo Faustino mientras lo examinaba con una sonrisa fría—. Ximena es mi amiga de la infancia, ¿cómo te atreves a golpearla?—¡Viejo insolente, te estás pasando de la raya!¡Paf! Faustino soltó a Alejandro y le propinó una fuerte bofetada. C
—¡Increíble! ¡Un héroe anónimo le dio una paliza al director de Biovida!Algunos incluso sacaron sus celulares para grabar y subir el video a internet. ¡Sin duda sería una noticia explosiva!—¡Rápido, avisen al director del hospital! ¡Díganle que el señor Araya fue atacado!—¡Biovida tiene convenios con nuestro hospital!—¡Si algo le pasa al señor Araya, todos seremos responsables!Entre los espectadores, un médico de mediana edad gritaba nervioso estas instrucciones al personal médico.—¡Sí, sí, enseguida! —respondió el personal mientras corría a avisar al director.—¡¿Qué hacen ahí parados?! ¡Vengan conmigo a detenerlo! —el médico gritó y guió a un grupo de doctores para contener a Faustino.—¡Joven, deténgase ya! ¡Esto es un hospital, no un lugar para actos violentos!—Ah, me detendré, pero primero respóndame algo —dijo Faustino, levantándose de encima de Alejandro pero manteniendo un pie sobre su rostro mientras miraba al médico tratante llamado Mariano.—¿Qué... qué cosa? —Mariano
—Joven, ya te lo expliqué claramente —dijo el director de cabello canoso con una sonrisa despectiva—. Te metiste con quien no debías, con alguien que está muy por encima de ti. Si no te arrodillas y te disculpas, tenemos formas de obligarte.Conocía a casi todas las personas influyentes de la ciudad, pero Faustino le resultaba desconocido. Pensó que sería algún imprudente cualquiera, así que no temía las consecuencias de darle una lección frente a Alejandro.—¡Se están pasando de la raya! ¡¿Cómo pueden ser tan injustos?! —protestó Ximena.—¡Con ustedes no hay que ser justos! —se burló el director.Con un gesto de su mano, ordenó a los médicos que obligaran a Faustino a arrodillarse.—¡Viejo sinvergüenza, no tienes el nivel para exigir que me arrodille! Ya que tanto insistes, ¡te haré probar lo que se siente! —exclamó Faustino, quien ya estaba furioso por la actitud del director.Avanzó como un meteoro hacia el director.—¡Deténganlo! —gritó el director, con los ojos desorbitados mientr
—Director Uribe, ¿qué está...? —Alejandro, al abrir los ojos, soltó un grito de horror al ver a todo el personal del hospital tirado por el suelo, derribados por Faustino.—Preocúpate menos por ellos y más por ti mismo —dijo Faustino, quien ya se había acercado y le pisaba el rostro mientras lo miraba desde arriba.—¿Quién eres tú realmente? ¿En qué te he ofendido? En realidad no tenemos ninguna enemistad grave. ¿Por qué tensar tanto la situación? ¿Por qué no me liberas y nos hacemos amigos? —con el rostro ya lastimado y las facciones retorcidas de dolor, Alejandro fingía someterse, pues sus refuerzos aún no llegaban y no podía enfrentarse a Faustino.—No me has ofendido a mí, ¡pero le hiciste daño a la madre de Ximena! ¡Eso es una venganza de sangre! ¿Cómo alguien como tú podría ser mi amigo? —exclamó Faustino, pisoteándolo nuevamente con un fuerte golpe.—¡Ah! ¿Fuiste tú, maldita, quien se lo contó? ¿Qué relación tienen ustedes dos? —rugió Alejandro a Ximena con una expresión feroz.
—Joven, si puedes probar que todo lo que dices es verdad, seremos tus testigos —muchos espectadores, viendo la convicción de Faustino, sacaron sus celulares para grabar.—No escuchen sus mentiras... yo nunca he matado a nadie... ¡Me está calumniando! —gritó Alejandro nerviosamente a la multitud.—Si es calumnia o no, pronto sabremos la verdad —dijo Faustino con expresión sombría, sacando sus agujas de acupuntura para hipnotizar a Alejandro.—¡Ja! Soy un hombre íntegro, no tengo nada que ocultar. ¡Sin pruebas, no deberías difamarme! —exclamó Alejandro fingiendo inocencia, sin imaginar lo que estaba por suceder.—¡Bah, no perderé más tiempo contigo!Aprovechando que casi todos grababan con sus celulares, Faustino, con una velocidad sorprendente, clavó las agujas en varios puntos vitales de la cabeza de Alejandro.—¿Qué... qué intentas ha...? —Alejandro no pudo terminar la frase antes de que Faustino terminara de insertar todas las agujas.—Qué técnica tan veloz. Sin décadas de práctica,
Con un dolor insoportable y lágrimas incontenibles, Ximena se abalanzó sobre Alejandro, golpeándolo con puños y patadas.—¡Maldito hijo de perra, eres peor que una bestia!—¡Yulia era una persona maravillosa y tú la mataste a sangre fría!—¡¿Cómo te atreves a seguir viviendo?!Faustino, con los ojos enrojecidos y sin poder contener su rabia, se lanzó hacia adelante y le rompió casi la mitad de los huesos a Alejandro con una serie de golpes brutales.Alejandro despertó del trance hipnótico escupiendo sangre a borbotones, sin fuerzas ni para hablar.—¡Carajo! ¡Nunca imaginé que Alejandro fuera tan desalmado!—¡Maldito bastardo, mátenlo!—¡Mátenlo!—¡Maten a esta bestia!Los que grababan el video, al conocer la verdad, maldecían a Alejandro llenos de indignación.—Director, ¿todavía deberíamos ayudar al señor Araya? —susurró Mariano nerviosamente.—¡Idiota! ¿Quieres que nos suicidemos ayudándolo ahora? ¡Mejor distanciémonos de todo esto!El director, con expresión sombría, regañó a Marian
—No se preocupe, señor director. Me encargaré de limpiarlo todo. ¡Nadie revelará lo sucedido hoy!Diego, quien también había sido cómplice del asesinato y era el matón personal de Alejandro, comprendió inmediatamente la situación. Con un gesto, ordenó a sus hombres bloquear el área y confiscar los celulares para borrar los videos.—¡Escúchenme todos bien! ¡Si me entero que alguien filtró lo que pasó hoy, terminarán como estos dos! —gritó Diego con una mirada gélida antes de dirigirse hacia Faustino empuñando su machete.—¡No me maten! ¡Borraré el video, no vi nada! —la mayoría de los testigos, aterrorizados y con las piernas temblando, entregaron sus celulares obedientemente.—Diego... descuartízalo... pedazo por pedazo... —sonrió Alejandro con una mueca grotesca, finalmente aliviado.—Confíe en mí, señor director —respondió Diego con una sonrisa malévola mientras se acercaba a Faustino.—¡Faustino... Faustino, huye, no te preocupes por mí!—¡Alejandro! ¡Aunque muera hoy, te llevaré co
Al mismo tiempo, Faustino sintió que una fuerza poderosa explotaba dentro de él - salvaje, dominante, desoladora, ¡casi invencible!Sus pupilas se volvieron de un blanco plateado, ¡emitiendo un aura incomparablemente noble!Sin embargo, ¡nadie pudo ver nada de esto!— ¡Ay... Faustino, me duele mucho...!Mientras estaba distraído, ¡Ximena gritó de dolor desde sus brazos!Cuando Faustino bajó la mirada, ¡vio que el hombro de Ximena había sido cortado y la sangre roja fluía!— ¡Jajaja!— ¡Bien cortado, bien cortado! Mejor córtenla en pedazos a esta perra... ¡cof cof... ja ja... cof cof... ja ja!Alejandro se rio como un loco al oír esto.Y los machetes de las más de veinte personas seguían cayendo. En poco tiempo, ¡Ximena tenía más heridas!— Ustedes... ¡¡buscan la muerte!!Faustino no podía proteger a Ximena completamente y, enfurecido, ¡su voz se volvió profunda como un trueno!Sus pupilas plateadas se contrajeron bruscamente en una línea vertical plateada, ¡y la fuerza en todo su cuerp