Capítulo104
Faustino sonrió con picardía, rodeó la pequeña cintura de Lara y la abrazó con fuerza:

—Eres la única que me trata bien. En este mundo, después de Rosalba, eres la primera mujer que me trata con sinceridad.

Ya era costumbre que ambos aprovecharan la preparación de la comida para intimar. Faustino se relajó un poco y se entregó por completo a Lara.

Lara, encantada, dijo:

—Mi pequeño tesoro, mi corazón, ¡con gusto te daré todo de mí! ¡Cada día contigo es como vivir realmente en el cielo! ¡No sé qué haría sin ti!

Ninguna mujer podía resistir a los incansables avances de Faustino. Lara, siendo una mujer ingenua, se enfrentaba a un hombre con gran energía sexual. Sufría repetidas derrotas, pero cada una la dejaba complacida de ser maltratada y sometida por Faustino.

Viendo que Lara estaba exhausta, Faustino finalmente se detuvo.

—Ya, Lara, descansa un poco. Yo termino de cocinar.

—Déjame en paz, necesito recuperarme un poco, ¡si no, no podré ni caminar!…

Después de comer, Faustino planeab
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