Capítulo 382
—Tu nivel aún no es suficiente, pero viendo tu talento, si aceptas ser mi discípulo, puedo interceder ante don Yeison para que no te rompa brazos y piernas. Solo tendrías que arrodillarte y disculparte —declaró Fidel con aire condescendiente.

Afortunadamente, Fidel no tenía barba, o en este momento estaría acariciándosela como un sabio místico, completando su teatral actuación de maestro iluminado.

Yeison frunció el ceño, visiblemente insatisfecho con la propuesta. Por fin tenía la oportunidad de vencer a Faustino y ansiaba torturarlo para vengarse de la humillante paliza anterior. La idea de perder esta oportunidad le molestaba profundamente. Sin embargo, era plenamente consciente de que su victoria dependía completamente de Fidel, y no podía permitirse enemistarse con él, especialmente considerando futuros negocios.

Después de sopesarlo cuidadosamente, razonó que su principal objetivo era poseer a Susie como su juguete personal. Ver a Faustino arrodillado, perdiendo toda dignidad fre
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