Capítulo 329
—¡Si les tocas un solo pelo, haré que todos los presentes sufran una muerte peor que la vida misma!—exclamó Faustino, cegado por la ira y con la intención de matar.

—Niñato, eres demasiado inexperto para enfrentarte a mí—dijo Benjamín, creyendo que Faustino solo intentaba intimidarlo, y con arrogancia desmedida, continuó: —¡Suéltame, o haré que les disparen!”.

—¡¿Qué están haciendo?! ¡Alto!—resonó una voz airada desde la puerta, sorprendiendo a Mateo y los demás.

Emanuel, el alcalde, junto con todos los miembros de la comisaría del condado, entraron en la habitación con rostros sombríos.

—¡Benjamín, ¡qué descaro!—exclamó Emanuel. Habían escuchado las palabras de Benjamín y, por la escena, intuían lo que había sucedido. Emanuel, Mauro y Mariana estaban furiosos.

—¡S… señor alcalde! ¡Jefe…—balbucearon Benjamín, Mateo y Sergio, presa del pánico, con el sudor frío corriendo por sus frentes.

Emanuel y Mauro, con sus altos cargos, imponían una autoridad que pocos podían soportar. Además, sus
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