Capítulo 328
De no ser por los gritos de las mujeres, no se habrían dado cuenta de lo hermosas que eran. Dado el caso, decidieron actuar sin contemplaciones y llevárselas. Una vez que Faustino curara a Benjamín, padre e hijo podrían compartir a esas bellezas.

—¡Arresten a esas mujeres y llévenselas! ¡Son delincuentes!—gritó Benjamín.

Inmediatamente, varios policías se abalanzaron.

—¡Aléjense!—exclamó Faustino, quien, al notar la situación, sintió una ira aún mayor. Faustino repelió a los policías y corrió hacia Rosalba y las demás mujeres.

Sin embargo, incluso con la rapidez de Faustino, fue demasiado lento. Antes de que pudiera llegar, Mateo ya había sometido a Lara, sujetándola por el cuello, con una sonrisa maliciosa en su rostro.

—Faustino, suelta a mi padre, arrodíllate y pide perdón, o no me responsabilizo de lo que le pase a esta mujer. Si se me tiembla la mano y la mato accidentalmente…—dijo Mateo, soltando una carcajada arrogante después de su amenaza.

Según su razonamiento, ya tenía a Fau
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