Pude ver que Emily yacía tras de mí a una distancia prudente, con la mirada pálida, lívida como un papel; percibí como de las sombras de aquella sala vieja reaparecía Allison para atacar a Emily, sin pensarlo corrí hacía ella, golpeándola, y noté como la luz que emanaba de mi rabihat la derribó al suelo, y la obligaba a buscar ocultarse en las penumbras, hasta que desapareció. El ver a Emily en peligro causó que algo nuevo en mí se activara.—Vi… Vicky… tú… ¡Quién eres! —logró articular.—No lo sé. Pero te suplico, no me temas, porque jamás te haría daño —traté de acercarme, pero ella se alejó.—Emily, déjame explicarte.—Eso… Eso que quiso tocarme era Allison, dime ¿desde cuándo sabías que podías hacer todo esto?—Te lo puedo explicar.—Siempre he confiado en ti ¡Eres mi mejor amiga! ¡Dios mío Victoria! ¿Qué mierda es todo eso? Yo debo de estar soñando, de seguro que si—Emily se volvía paranoica.—No lo estás, créeme que no es un sueño.—Entonces, ¿por qué me lo ocultaste? Sabía que
Aquella noche, luego de abrir por completo mi alma frente a mi mejor amiga, tratamos de conciliar el sueño y digerir aquello que nos aterraba lo mejor que pudimos. Lo bueno de esa mala experiencia es que esa madrugada un sueño premonitorio vino a mí acompañada de un sentimiento que me llenó de esperanza. Lo vi a él, Adrián, su voz que me hablaba desde el alma, entonces recordé las palabras de Abby nuevamente donde me decía: “que tenía que aprender a desdoblarme entre dos mundos que se fundían en uno solo, ahí lo podría encontrar” y así lo hice. Me quedé muy quieta tratando de percibir su voz que era un susurro suave y muy dulce, esta voz me decía: “En un palmo de luz alejado del dolor, nos volveríamos a encontrar”. Una vez más comprendí que Adrián no solo era mi amor eterno, sino que también era mi ángel guardián, eso lo sentía en cada fibra de mi ser. En aquel sueño o desdoblamiento no solo había oído su voz, también vi una serie de escenas donde Adrián se veía tranquilo viviendo u
La mirada de Estefanía era triste, pero a pesar de ello, su rostro transmitía una luz especial. Bajé la mirada para seguir observando; una mano del Conde posaba en la muñeca de su esposa como símbolo de dominación. Líneas perfectas conformaban el rostro de su cara sin expresión.—Ángel caído, oscuro y escondido bajo la piel del cordero, y ella inocente, delicada y hermosa. Los dos eran contrastes de colores cálidos y fríos.Estefanía y yo éramos tan diferentes pero tan parecidos a la vez. La mujer que mostraba esa pintura era mucho más delgada que yo, quizás porque las depresiones le quitaban el apetito, eso era lo que me contaban sus ojos. Me perdí en el rojo de su vestido majestuoso, luego en el negro de la vestimenta del Conde, los dos sostenían en sus manos máscaras venecianas idénticas. Seguí analizando aquel cuadro y descubrí que lo firmaba Nicomedes de Amberland; rápidamente investigué el nombre y descubrí algunas obras de este desconocido y talentoso pintor, era extraño que l
Hay muchos más de nosotros caminando entre los humanos. La maldición de Hanna es milenaria, marcó tantos linajes que se fue proliferando por muchos lugares de la tierra… Tiempo de peste y muerte llegaría. La purga tomó muchas vidas inocentes, y afortunadamente ya muchas mujeres con la marca no nacían, pero sí continuaban existiendo los portadores con este linaje. A medida que el tiempo transcurría, la marca de Hanna se iba acabando hasta casi desaparecer, aunque no en su totalidad. Los oscuros puros eran poseídos por la ira al ver que no había humanas con la marca que pudieran dar a luz a sus vástagos, en ese tiempo los centinelas pudieron entrar en un periodo de remisión y calma, las luchas entre los bandos se habían detenido después de tanto tiempo. Desgraciadamente, los avances de la ciencia y la tecnología rompieron esta tregua, volviéndose otro problema letal para nosotros. Los oscuros se interesaron en los experimentos genéticos y reclutaron a los científicos más calificados par
Habíamos recorrido parte del camino que nos llevaría hasta el lugar donde se encontraba la madre de Ethan al ritmo de sus canciones favoritas de heavy metal, hasta los momentos todo había salido bien. Ethan tomó mi mano sin quitar su vista de la carretera y la elevó hasta sus labios y la besó.—Voy a estacionar para tomarnos ese café, me hace falta; anoche no pude dormir bien por la ansiedad —me informó y luego de una vuelta se estacionó en una famosa cafetería de la ciudad. Ya dentro Ethan pidió Mokaccino acompañado con rebanada de pastel de chocolate y era lo que necesitaba para endulzar un poco mi existencia.—Salud —me dijo luego de que nos entregaran nuestros cafés.—Salud —repetí. Ethan le dio un trago largo a su Mokaccino — ¡Está divino! ¿Te gustó?—Sí, está muy bueno —Ethan tomó mi mano y me contempló con seriedad.—¿Cómo te has sentido? Y por favor no te atrevas a mentirme —me advirtió.—Entonces aquí está mi dosis de verdad —susurré y me llevé mi Mokaccino a la boca —cada dí
La aparente tranquilidad ya reinaba, pero en mi interior un mal presentimiento se perpetuaba.—Recuerda siempre lo que hemos compartido hasta ahora. Victoria, esto ha sido un regalo precioso —manifestó Ethan con dulzura; no me había gustado aquella oración, me sonaba a despedida, a vuelo largo lejos de aquí, era como si otra persona se estuviera posesionando de su cuerpo y me anunciaba las palabras finales. No pude evitar revivir el momento cuando fui a su casa por primera vez y cuando discutió con su madrastra; esa tarde Ethan me había manifestado su deseo de ser como un ave.—No me gustaron tus palabras.—¿Por qué? —su rostro mostró extrañeza.—Suena a despedida —le expliqué.—No seas boba, suena a amor profundo y a redención… Cariño del bueno —no dije nada ante su explicación, y aunque él adornara aquellas frases para mí seguían sonando funestas. El GPS nos avisó que habíamos llegado. Nos fuimos adentrando en una calle estrecha, poco atractiva y a decir verdad hasta siniestra.—Hem
—Déjame ver tus rabihats.—¿Cómo sabe que los tengo? —Eleonor sonrió con un dejo de tristeza.—No hace falta que me lo digan, yo sé cómo funciona esto jovencita; la atracción de mi hijo hacia ti es una prueba más —quedé en silencio y ante ella me quité el reloj para que apreciara mejor las marcas que habían salido en mi muñeca, seguidamente le extendí mi brazo. Eleonor se pendió de mis estigmas, sus ojos los analizaba y pude ver cómo iba creciendo la perturbación en ella.—Eres una de ellos, Victoria, después de tantos siglos pudieron encontrarte… Y tú los guiaste hasta mi hijo.—¿Siglos? —repetí confundida.—Me hubiera gustado conocerte de otra manera; ahora eres el recordatorio del pago de mis decisiones.—Disculpe, señora, pero realmente no la entiendo —Eleonor no se tomó la molestia de sacarme de mi confusión, simplemente continuó con su plática tomando otro camino.—¿Has elegido a mi hijo? —la voz se le quebró al preguntármelo.—Sí —mi respuesta profundizó su agonía, sus ojos lo
—¡Suficiente madre! Es hora de acortar los detalles y llegar al punto que quiero oír, así que contéstame estas dos preguntas: qué clase de experimentos hacías y que tenemos que ver Victoria y yo en todo este meollo —la palidez de Eleonor poseyó toda su cara, creí que de un momento a otro se iba a desmayar, aun así, ella se llenó de valor y continuó.—El propósito era modificar el ADN humano, mezclarlo con ADN alienígena, pero desgraciadamente no fue tarea fácil como pensábamos, muchas personas murieron por nuestra culpa… lo siento tanto Ethan.—De nada vale que te arrepientas ya el daño está hecho, así que continúa; ya me respondiste la primera pregunta, ahora espero la otra respuesta.—Nuestros jefes estaban indignados por todos nuestros experimentos fallidos, hasta que me di cuenta de que tenía un mes de retraso de mi menstruación, al principio consideré que era por el exceso de trabajo, pero decidí salir de dudas haciéndome una prueba de embarazo la cual salió positiva… estaba emba