La aparente tranquilidad ya reinaba, pero en mi interior un mal presentimiento se perpetuaba.—Recuerda siempre lo que hemos compartido hasta ahora. Victoria, esto ha sido un regalo precioso —manifestó Ethan con dulzura; no me había gustado aquella oración, me sonaba a despedida, a vuelo largo lejos de aquí, era como si otra persona se estuviera posesionando de su cuerpo y me anunciaba las palabras finales. No pude evitar revivir el momento cuando fui a su casa por primera vez y cuando discutió con su madrastra; esa tarde Ethan me había manifestado su deseo de ser como un ave.—No me gustaron tus palabras.—¿Por qué? —su rostro mostró extrañeza.—Suena a despedida —le expliqué.—No seas boba, suena a amor profundo y a redención… Cariño del bueno —no dije nada ante su explicación, y aunque él adornara aquellas frases para mí seguían sonando funestas. El GPS nos avisó que habíamos llegado. Nos fuimos adentrando en una calle estrecha, poco atractiva y a decir verdad hasta siniestra.—Hem
—Déjame ver tus rabihats.—¿Cómo sabe que los tengo? —Eleonor sonrió con un dejo de tristeza.—No hace falta que me lo digan, yo sé cómo funciona esto jovencita; la atracción de mi hijo hacia ti es una prueba más —quedé en silencio y ante ella me quité el reloj para que apreciara mejor las marcas que habían salido en mi muñeca, seguidamente le extendí mi brazo. Eleonor se pendió de mis estigmas, sus ojos los analizaba y pude ver cómo iba creciendo la perturbación en ella.—Eres una de ellos, Victoria, después de tantos siglos pudieron encontrarte… Y tú los guiaste hasta mi hijo.—¿Siglos? —repetí confundida.—Me hubiera gustado conocerte de otra manera; ahora eres el recordatorio del pago de mis decisiones.—Disculpe, señora, pero realmente no la entiendo —Eleonor no se tomó la molestia de sacarme de mi confusión, simplemente continuó con su plática tomando otro camino.—¿Has elegido a mi hijo? —la voz se le quebró al preguntármelo.—Sí —mi respuesta profundizó su agonía, sus ojos lo
—¡Suficiente madre! Es hora de acortar los detalles y llegar al punto que quiero oír, así que contéstame estas dos preguntas: qué clase de experimentos hacías y que tenemos que ver Victoria y yo en todo este meollo —la palidez de Eleonor poseyó toda su cara, creí que de un momento a otro se iba a desmayar, aun así, ella se llenó de valor y continuó.—El propósito era modificar el ADN humano, mezclarlo con ADN alienígena, pero desgraciadamente no fue tarea fácil como pensábamos, muchas personas murieron por nuestra culpa… lo siento tanto Ethan.—De nada vale que te arrepientas ya el daño está hecho, así que continúa; ya me respondiste la primera pregunta, ahora espero la otra respuesta.—Nuestros jefes estaban indignados por todos nuestros experimentos fallidos, hasta que me di cuenta de que tenía un mes de retraso de mi menstruación, al principio consideré que era por el exceso de trabajo, pero decidí salir de dudas haciéndome una prueba de embarazo la cual salió positiva… estaba emba
—¡No sabes lo que dices! Y de ser cierto lo que tu boca declara, entonces mi deseo de soñar así haya despertado será más profundo, alteraré la secuencia y dormiré eternamente solamente para poder reunirme con ella en su propio sueño —vi cómo las lágrimas de Ethan comenzaban a emanar de sus pupilas.—Ethan, preferiría sangrar yo por ti, sostenerte en mis brazos como cuando eras niño y quitarte el dolor, ¡acabar con mi propia existencia! Antes que hundir la daga de estas verdades que te hieren… todo para que perdones todos mis errores.—Creo que ya es muy tarde para todo ese arrepentimiento, el daño está hecho Eleonor Becker.—Hijo, por favor, sé que no tengo derecho a pedirte nada, pero lo que te digo sobre esta muchacha es cierto.—¡Ella y yo nos vamos a casar! —la congoja de Eleonor se hizo más honda al escuchar las declaraciones de Ethan.—Es cierto —le afirmé.—Victoria, tú al igual que mi hijo te has querido colocar una venda en los ojos, tu inconsciencia de pronto se torna adorme
—¡No salgas! —le gritó mientras le golpeaba la manga de su chaqueta, por un momento lo pude detener hasta que notamos que uno de los seres era Margot, la otra era Allison y el tercero no lo reconocía. Ethan al ver a Margot se encendió de ira. —¡Qué quieres, m*****a! —gritó Ethan, saliendo del carro sin importarle mis súplicas, no me quedó de otra que bajarme también, cuando lo que deseaba era encender el carro y pasárselo por encima a esos desgraciados demonios. Margot lo miró sin mostrar emoción alguna, su mirada y las facciones de su cara estaban vacías de luz, su alma ya no estaba dentro de ese cuerpo, luego de un momento habló: —Quiero que mueras cazador defectuoso —su voz sonó masculina, el detalle hizo alterar un poco a Ethan. Arturo era el que yacía en su interior, podía sentir su olor. Margot elevó el rostro y me busco con su mirada siniestra, esbozo una media sonrisa cuando dio con mi cara. Se veía tan diabólica, llevaba unos vaqueros desgastados, botas negras y chaqueta del
Atrás habíamos dejado los gritos de los oscuros. Un sendero inocuo y rápido nos llevaba a un nuevo lugar, jalados por una fuerza brillante. Habíamos llegado a la mansión Hudson, Yahadet alteró su apariencia, optando por otra, ya no era el anciano decrépito que nos había recibido, ahora usurpaba la identidad de un hombre más joven que llevaba a Ethan en sus brazos. La puerta se abrió, apenas nos sintieron, la sirvienta que abrió se impactó a ver la escena y entre gritos llamó al señor Oliver. El señor Hudson salió corriendo al escuchar los lamentos, al ver a Ethan y a Eleonor perdió el habla y la preocupación junto a la alteración tomó posesión de sus actos.—¡Qué le sucedió a mi hijo! —riñó pasándose la mano por los cabellos a punto de un colapso, la madrastra de Ethan se unió a la escena, del impacto había quedado tiesa o no sé si los centinelas tenían que ver en eso porque al entrar a la casa todos los que ahí habitaban quedaron como estatuas. Vi hacer el ritual de protección una ve
Me sentía como si hubiera dejado de respirar para siempre y así quería quedarme, con mi alma suspendida en una sombra inmortal. Volví a abrir los ojos en un mundo extraño donde me miraban con dolor. El cemento y los callejones neoclásicos habían desaparecido tras mis sombras, igual que el rostro de Eleonor. Yo iba borrando sus formas en luces parpadeantes y nebulosas que se perpetuaban en mis recuerdos. Mi cuerpo parecía flotar en medio del efecto de los calmantes, sentía cómo caía al interior de un agujero negro, precipitándome hacía el vacío del dolor más potente; yo era una pequeña mendiga que rogaba por misericordia, para que el dolor no terminara de despellejar mi alma rota, yo me volvía una mendiga que tenía que recorrer un mundo de dolor marcado con lo sobrenatural para poderse reencontrar y así arrebatárselo a aquel demonio, mi corazón yacía maldito en sus manos.—Vicky estamos contigo —sentí a Emily, Lucy y Abby cerca de mí. No sé cómo había llegado ahí mientras estaban mis t
En medio de aquella luz vi volar a una libélula, trayendo consigo en su leve aleteo el recuerdo de Ethan. No pude reprimir que el invierno volvía a mi alma al contemplarlo, se me encogieron los sentidos y las lágrimas empezaron a luchar una contra otra para salir de mis pupilas, no pude reprimir un quejido y sin darme cuenta mis brazos me habían rodeado con fuerza, sentía frío. Sé que había prometido ser fuerte, pero esa misión se me había vuelto difícil.—No puedo olvidarte ¡Era yo la que debía morir! Sé que esto es la antesala a lo peor, a mi propia destrucción —gemí, tratando de reprimir sin éxito el exilio de mi corazón. Dejé que mis lágrimas corrieran, y aunque no ganaba nada con llorar, por lo menos aquel río lograba aplacar de momento la pena que me embargaba. Arturo había marcado mi vida, a través de Margot yo había perdido parte de mi alma, y yo lo pude haber evitado, pero me faltó valor y convicción ¡Mi maldita terquedad!—Ya no te culpes —escuché la voz de alguien a mis esp