—¿De qué hablas? Explícate mejor —inquirió Rebeca tratando de bajar el calor de la conversación.
—¿De qué hablo? ¡Sé los voy a decir! Ese demonio que ha estado acosando a Margot se llama Arturo y es el mismo ser que ha estado persiguiéndome desde niña, y que por desgracia lo traje conmigo al internado. ¡Él es mi sombra y mi maldición!
—Hija, perdóname, pero necesito abandonar esta habitación, ya no puedo soportar más —la paciencia de mi padre se rompió delante de mí, y la decepción le cubrió toda la cara, haciendo que mi dolor se prolongara.
—¡Nunca has tenido paciencia conmigo, hazlo!
—¡No quiero fallarte! Sin embargo, si permanezco en lugar de ayudar, voy a empeorar la situación —y con esas palabras salió de la habitaci&oa
El día siguiente había llegado, trayendo consigo una lluvia torrencial.Mis ojos captaban las gotas de agua chocando contra el vidrio de la ventana. Mi padre se encontraba recostado en el cómodo sofá leyendo el periódico, al parecer no había notado el estado en que había salido Rebeca de la habitación la noche anterior, lo más seguro es que ella no le había dicho nada de nuestra conversación.—Hija, ¿cómo amaneces?—Me sentiré mejor después de irme al baño a ducharme.—¿Y qué esperas? ¡Hazlo! —me sonrío. Cuando me disponía a entrar al baño a ducharme mi padre me detuvo.—Victoria te debo una disculpa.—¿Una disculpa? ¿Por qué?—Por mi falta de paciencia ayer. Créame, estoy tratando de ser más compre
El toque de su mano me condujo a las profundidades de la mente de Margot. Como si se tratara de una montaña rusa, todas las imágenes llegaban muy rápido hasta que me ubiqué en la escena que protagonizamos las dos. La estructura vieja del internado se reconstruyó ante mí, podía ver nítidamente los rayos resplandecientes de los truenos y la lluvia arremolinándose con fuerza contra las paredes como si quisieran arrancarlas. A continuación, sentí sus labios sobre los míos, y mis manos se oponían. De pronto, otro relámpago alumbró el cielo colándose. Aquella claridad por las rendijas de la habitación arrojó sombras de las sillas y alfombras viejas. En aquel momento, mis ojos se posaron en el rostro que se aferraba a mi boca; ya no era la cara de Margot, sino el rostro de Arturo. Irradiaba una belleza difícil de describir, al igual que su maldad infinita. Su
Lo vi claramente al igual que el día, caminando a través del inmenso jardín bajo los árboles; lo seguí sin mirar atrás, me empujaba el deseo intenso de alcanzarlo. Repentinamente, él se detuvo, aún continuaba de espalda bajo la sombra de aquellas imponentes ramas, mi corazón latía tan rápido, el aroma que emanaba de su piel me descontrolaba; alcé mi mano para tocarlo, en ese instante él giró quedando frente a mí. Me sentí envuelta en el calor de su cercanía, la mayoría de los rostros desaparecían de mi memoria, incluso de mis sueños, comprendí que el suyo no había desaparecido jamás, siempre había estado ahí como un estigma. Adrián caminó hasta donde yo me encontraba, ya cerca colocó una de sus manos debajo de mi barbilla y levantó mi rostro hasta la altura de su cara, por un momento creí perderme dentro de ese hermoso mundo que eran sus ojos.—Elegida —susurró, me pendí nuevamente de su mirada; el ardor que había en esos ojos me llenaba de una infinita paz y de una increíble lujuria
Minutos más tardes, había llegado mi padre, podía oír sus pasos subiendo los peldaños de la escalera, entró a verme y saludó a mis amigas con cariño.—¿Dónde has estado? —le pregunté con curiosidad.—Estuve dando vueltas, viendo unos almacenes, a ver si conseguía algo que necesitaba; por cierto, vamos a pedir pizza. ¿Se quedan y cenan con nosotros?—¡Yo si acepto! —brincó Emily.—Me encantaría quedarme, pero ya tengo un compromiso con mis padres —se disculpó Lucy.—No te preocupes, en otra ocasión será.—¿Y qué paso con lo de comer sano? —le recordé irónicamente.—Hija, hoy es un día especial —me sonrío. Luego de la invitación mi padre salió del cuarto y con él Lucy, su madre ya había venido por ella, nos despedimos y se marchó quedándose Emily conmigo.—Sé qué hay mucho más, algo fuerte escondes.—Es cierto, tienes razón, pero en estos momentos no quiero hablar de eso.—Te entiendo.—Emily necesito que me asegures algo.—Lo que necesites Vicky.—Quiero que me prometas que pase lo qu
—¡Ya basta de penas y habla!—Dijo que te mataría. Al principio no lo creía, simplemente pasaba de ser un susto nada más y el sueño se borraba de mi mente, pero mi angustia se afianzó cuando él se te apareció —Ethan se levantó de su asiento manifestando escepticismo.—¿Cómo que lo vi?—La noche que te escapaste. El pleito en el bar, me contaste que vistes un hombre extraño cuya presencia te hizo sentir muy incómodo.—Lo recuerdo, pero ¿cómo sabes que es la misma persona?—Por la descripción que me diste, y cuando hablaste de esa aparición yo sentí su presencia.—Eso no prueba nada.—Ethan, esa cosa poseyó a Margot también, él ha hablado conmigo a través de ella.—¡Qué cosas dices!
—No acepto el noviazgo —manifestó mi padre de forma tajantemente, esta vez dirigiéndose a Ethan — y le informó que apenas Victoria se gradúe, me la llevo conmigo fuera del país y no la verás más.—Para mí no es ningún problema, yo puedo viajar a Venezuela cuando lo desee, por ella todo.Los ojos de Ethan se encontraron con los de mi padre sin mostrar un atisbo de miedo, a continuación, tomó mi mano, dejándole muy claro a mi progenitor que él no se apartaría de mí.—Por favor Ethan es mejor que te vayas —le pedí —deja que sea yo quien hable con él.—No Vicky, esto lo enfrentamos juntos.—¡Mira niñito! —mi padre subió la voz —Victoria no es cualquier muchacha, y no voy a permitir que tu encanto la seduzca, para que luego después
Jenny había aparecido en mis sueños como un hermoso ángel. Iba vestida de blanco y sus labios sonreía afablemente; la brisa acariciaba sus cabellos, dándole una apariencia de paz. La observé por largo rato en silencio, disfrutando de su tranquilidad; quería preguntarle muchas cosas, pero lo reprimí, no quería dañar el cuadro de aquella visión. Súbitamente, Jenny se inclinó hasta mí y tomó mi mano. —Mira Victoria —susurró levantando su dedo, observé hacia donde ella me indicaba. Frente a mí se mostraba un increíble y esplendoroso bosque, a través de él pude distinguir un camino, los árboles alrededor se acoplaban formando entre ellos una especie de túnel florido. —Fíjate bien —volvió a susurrar Jenny junto a mi oído, me esmeré en no quitar mi mirada de aquella visión, hasta que un magnífico halcón blanco fue apareciendo en el camino abovedado del bosque, hermoso e imponente; la magistral ave fue abriendo sus alas para elevar el vuelo. —Qué hermoso —gemí poseída por la increíble vista
A lo lejos se oía el alboroto de las voces de los alumnos marchando hacía la capilla, podía sentí aquella multitud de pasos caminando cerca de mí; incómoda traté de cubrir mis oídos con la almohada, pero los ecos y los murmullos se duplicaban rápidamente.—Victoria… abre los ojos —oí una voz masculina cerca de mí, su suave y cálido aliento provocó que mis pupilas se entreabriera para toparme con una imagen borrosa, me levanté en el acto y me froté los ojos para adaptarme a la visión.—Ethan —aún me sentía aturdida por el profundo sueño al que me indujo la pastilla.—Sí, Vicky soy yo —sonrió, dejándome ver aquella dulce sonrisa que era exclusivamente para mí.—¿No se supone que deberías estar en la capilla al igual que todos?—Ya me conoces, sabes que odio las misas. Por eso, quise venir a verte. Te busqué y Emily me contó lo sucedido en el patio. Te dieron una pastilla para descansar. Entonces me dije: ¿Por qué no subir y despertar a mi amada con un beso de amor? —manifestó consiguie