"¡Sí, sí!" gemí, disfrutando cada movimiento de Sylvester, sintiéndolo hasta mi suave y jugoso fondo. Me estremecí de nuevo, y él se quedó quieto, metiéndomelo lo más profundo que podía para llenarme completita de su dulce y espesa leche.

Cuando terminó, yo estaba jadeante y sin aliento. Acarició mis nalgas suavemente y me besó cada una de ellas con ternura.

Me giré para mirarlo, y él estaba completamente sonriente.

"¿Todavía estás estresada?" me preguntó, y le sonreí diciéndole que ya no.

Ambos nos reímos con complicidad. Me levanté y comencé a vestirme.

"¿Cómo te fue con Lily y las otras dos?" preguntó Sylvester, y le conté todo lo que había sucedido. Estaba asombrado por lo despiadadas que habíamos sido con ellas.

"Y supuestamente yo soy el Lord oscuro'" dijo, riendo.

"Deberías ser llamada la Luna Oscura, y tus amigas ni se diga. Ustedes no tienen límites." Me dijo, y me reí.

"Jamás se me habría ocurrido bañar a una loba con plata. Su piel quedará marcada con cicatrices para siempre